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La Amargura emocionó a su paso

Una lluvia de pétalos y claveles recibió a la imagen titular del Paso Blanco en la procesión El último cortejo bíblico pasional ofrece un compendio de la visión lorquina de la la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo

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Lluvia de pétalos desde lo alto. Claveles blancos lanzados desde la tribunas. Así se rubricaba el paso emocionante, fervoroso, ilusionado de la Virgen de la Amargura, titular del Paso Blanco, que cerraba el cortejo bíblico pasional del Viernes Santo. Por ella, se quebraron las gargantas, se encendieron los corazones y más de una lágrima asomó a los ojos de tantos blancos que conseguía culminar el anhelo de ver a su ‘Virgen Guapa’ en la procesión a hombros de un centenar de rendidos cofrades.

Era el final de un largo cortejo en el que azules y blancos rivalizaron un año más en un alarde de belleza, colorido, espectáculo, emoción…, para cumplir ese apelativo de ‘Una pasión diferente’ que se ha adjudicado a la Semana Santa lorquina. Y en verdad que es muy diferente esta manera propia de entender y mostrar al mundo el simbolismo en estado puro de este fenómeno religioso y cultural que celebra, más que la muerte de Cristo, la gran noticia de su Resurrección.

La presencia en procesión de tanto personaje es una prueba palpable de cómo el Cristianismo superó todas las persecuciones históricas. Y ese simbolismo los resumen dos grandes carrozas que vienen a cerrar los respectivos cortejos bíblicos. El Paso Azul con la alegórica del Triunfo del Cristianismo, y el Paso Blanco con La destrucción del espíritu malo, conocida como ‘La Bola’.

La parte religiosa estuvo integrada por las imágenes de la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Buena Muerte, Paso Azul; y las de San Juan y la Santa Mujer Verónica, Paso Blanco, todas a hombros de cofrades. También hubo representaciones de los Pasos Encarnado y Morado.