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UN POETA LLAMADO ANTONIO PARA VICO

Este artículo nos muestra la trayectoria vital y literaria de un poeta lorquino, a quien le tocó vivir en la edad de plata de nuestras letras, con sus luces y sus sombras: por un lado, el esplendor de una juventud creativa que tomaba los nuevos rumbos europeos del primer tercio del s. XX, pero, por otro lado, las dificultades de una guerra “incivil” y una posguerra marcada por la cárcel y el exilio. Fuente: JUAN ANTONIO FERNÁNDEZ RUBIO

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UN POETA LLAMADO ANTONIO PARA VICO.

Antonio Para Vico vio la luz del mundo en el lorquino barrio de San Patricio, el 2 de junio de 1897, en el Colegio de La Purísima Concepción, anexo a la excolegiata de San Patricio, en la calle Abad de los Arcos, nº 4 duplicado.

Segundo hijo del matrimonio entre Eugenio Para Guirao, natural de Librilla, y Rosa Vico Miras, natural de Vélez Rubio. Bautizado en la iglesia parroquial de Santiago. Esta familia residía en tal escuela, pues el cabeza de familia ejercía en ella el cargo de Secretario, obteniendo el derecho a vivir en sus dependencias. Por otro lado, era, además, el Depositario de los Fondos Municipales del Ayuntamiento.

La situación económica de la familia era sostenible pero sin grandes lujos, sin embargo, comenzó a decaer tras unas elecciones locales. Con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento, Eugenio fue cesado de su cargo municipal. Ante la dificultad de encontrar un nuevo empleo, la familia se vio obligada a marcharse a Almadén, en la provincia de Ciudad Real, pues Eugenio consiguió en este municipio un empleo en las Oficinas de una Fábrica de Mercurio.

Tres años más tarde, cuando las cosas parecían ir mejor, Eugenio falleció, dejando a Rosa –su esposa– embarazada de seis meses; naciendo, un trimestre después, una niña.
D. Joaquín Para Guirao, hermano del difunto Eugenio, ostentando el ministerio sacerdotal en la iglesia de Santiago (Lorca), trae a su cuñada y sus sobrinos de regreso a su ciudad natal, ocupándose de ellos. Antonio, siguiendo el dictado de su tío, ingresa en el Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, regentado por la orden de los Hermanos de la Salle, donde aprende a leer y a escribir. En estos primeros años, su atención se centró en los cuentos y la poesía, surgiendo el germen de su inclinación lírica. En 1909, con tan sólo 12 años, aparece su primer poema publicado, una serie de versos dedicados a su madre con motivo de la muerte de su hermana.

Pasados dos años, en 1911, obtuvo la Flor Natural en los Juegos Florales de Lorca, ganando una Venus de Belvedere (una escultura de escayola de más de un metro de altura). Alcanzada la mayoría de edad, en 1917 logra formar parte de la directiva de la cofradía del Paso Blanco, una de las más populares en los desfiles bíblico-pasionales de la Semana Santa de Lorca. Este cargo le permitió conocer y entablar amistad con importantes personalidades –de edades más avanzadas– de la vida lorquina del momento, además, de otorgarle un mayor prestigio social.

En 1919 marchó a Cartagena para cumplir el Servicio Militar, experiencia que le marco negativamente. Su estancia en el cuartel se prolongó breve tiempo limitándose a una instrucción de tres meses, siendo licenciado por haber salido excedente de cupo en el sorteo de su reemplazo. Antes de acabar el año, tras su corta experiencia en el ejército, Antonio Para Vico, ante la difícil realidad laboral que atravesaba Lorca, decide –más bien aconsejado– trasladarse a la capital del Reino con la finalidad de preparar unas oposiciones para el ingreso en el Cuerpo General de Estadística.

Madrid supone a Para Vico un espacio nuevo, lejos de la limitada vida provinciana del sur-este: la capital, el ruido, las luces, la velocidad; todo ello entra en la órbita vital del poeta. Allí, en aquella ciudad que recibe los primeros movimientos vanguardistas europeos –Futurismo, Cubismo, Dadaísmo,…–, cuyos manifiestos se debaten en tertulias de cafés y tabernas hasta altas horas de la noche; allí, donde, en ocasiones es acompañado por Eliodoro Puche –vecino de la lorquina calle de Las Barandillas–, quien ya había publicado sus tres libros madrileños1; es donde Para Vico se inicia en la Bohemia. Por lo que cada vez se preocupaba menos de aquellas oposiciones, que fueron el motivo inicial de su venida a Madrid, no asistiendo a las clases preparatorias de la academia, para estar presente en las reuniones de literatos que se organizaban en: el Café Lyón, La Granja del Hernar, y, en especial, el Café Pombo.

En estos locales nocturnos Para Vico coincidió –además de con Puche– con las más representativas plumas de los distintos grupos de la edad de plata de nuestras letras, desde los noventayochositas: Baroja, Maeztu,…; hasta los modernistas: los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez,…; pasando, como no, por los novecentistas: Eugenio D’ors, Gregorio Marañón, Manuel Azaña,…

Finalmente, en 1924, no se presentó a las oposiciones, aprovechando el dinero que recibía desde Lorca, para mantener su vida bohemia. Un accidente en bicicleta por las calles de la capital, lesionó a Para Vico, por lo que se vio en la obligación de regresar a su casa natal, a fin de recibir los cuidados oportunos para su mejoría, pues las penalidades de su día a día en Madrid hubieran impedido su pronta recuperación.

Nuevamente en Lorca, Rosa Vico –su madre– con una prima hermana conciertan un matrimonio con Concepción Blázquez Mancebo –hija de aquélla–, maestra nacional destinada en la Escuela de Torrealvilla, en la pedanía lorquinahomónima. El enlace se contrajo el día 15 de marzo de 1924 en la iglesia de Santiago.
Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, Antonio Para Vico, con el pretexto de volver a presentarse a la nueva convocatoria de las oposiciones anteriores, regresa a Madrid –sin su esposa– en 1925.

Claramente, fue todo una excusa para retornar a esa vida marginal de los poetas malditos, volviendo a frecuentar los mismos sitios, y a las mismas personas que tanto añoraba.

ENTRE EL MAGISTERIO Y LA POESÍA, SU CARRERA POLÍTICA (1925 – 1936)

Al repetirse la misma situación que el año anterior, regresó en pocos meses sin haberse presentado a la prueba de acceso de la oposición, y, en ese mismo año, decide preparar la carrera de Magisterio. En mitad de sus estudios, Para Vico participó en un concurso  literario organizado por el diario madrileño ABC en 1926. Tal concurso consistía en la composición de un poema que ensalzara la hazaña del Plus Ultra –el hidroavión del ejército español que sobrevoló el Atlántico por primera vez (de Huelva a Buenos Aires)–, su dimensión era hispanoamericana, por lo que el número total de participantes fue de 681 resultando elegido por parte del jurado, el poema de Para Vico titulado Por la última vía como el ganador, alcanzando, de este modo, su mayor éxito poético.

Banquete en honor del poeta local Antonio Para Vico en1926

Con motivo de este triunfo, el semanario lorquino Tontolín atribuyó a Para Vico un sentido homenaje en forma de banquete el 2 de agosto, el cual tuvo lugar en el Circulo Ideal de la Plaza de Calderón a cargo del Bar 32. A tal acto acudieron numerosas personalidades. Su desarrollo fue todo un evento, por lo que la prensalocal y regional hizo eco rápido de la  noticia. Tras obtener su título de maestro en 1927, inaugura –junto con otros socios– la Academia Para Vico2, en la cual, durante varios años, se prepararon: bachilleratos, magisterio (carrera y oposición), perito mercantil, carreras especiales, matemáticas superiores y elementales, contabilidad, cálculos mercantiles y taquigrafía; contando, por otro lado, con clases especiales para señoritas: bachillerato, magisterio, y todas las carreras –consideradas por aquel entonces– al alcance de la mujer; además de idiomas, labores, y corte. Todo bajo la supervisión de profesoras competentes.

Un año más tarde, en 1928, se presentó al concurso-oposición para su ingreso en el Escalafón. Con el aprobado fue destinado provisionalmente a la Escuela Nacional de Tercia, adquiriendo, poco después, su plaza en propiedad en La Tova.

Durante estos años, en los que Para Vico se asienta como una persona respetable, se da la mayor parte de su producción poética, aparecida, principalmente, en la prensa local, regional, y, en menor medida, madrileña.

Por otro lado, fundó y dirigió las revistas El Faro y Colores, en esta última se publicaron poemas de importantes poetas locales –Eliodoro Puche, Alcázar Fernández,…–, y regionales –Alberto Dagover de Moreno, Pascual Lucas,…–; además incluía diversos tipos de noticias –deportivas, de la vida social local, e información de interés sobre la provincia.
En 1929 edita su primer libro Canto Rodado. Se trata de un poemario compuesto conforme a la poética de su tiempo.

ANTONIO PARA VICO COMO ALCALDE DE LORCA

El primer tercio del s. XX fue una época de mucha convulsión social y política, lo que llevó a Para Vico a desarrollar una ideología radical de izquierdas, cuyo origen bien podía remontarse a su etapa madrileña, y militó en distintas formaciones como Alianza Republicana, Unión Republicana y el Partido Radical Socialista del que fue Vocal; del mismo modo formó parte del Circulo Republicano Instructivo. Fue elegido Concejal en las elecciones municipales de 1931 y luego Teniente de Alcalde. El alcalde, D. Alfredo San-Martín López, el 5 de diciembre de ese mismo año se vio obligado a dimitir de su cargo, pues varios concejales –entre ellos Para Vico y Puche–, apoyados por otras minorías políticas, se opusieron a su mandato. Con tal renuncia, Para Vico, se convirtió en el nuevo alcalde de Lorca de manera interina y provisional. Su alcaldía tuvo momentos de importante actividad política.

El alcalde Para Vico, firmó un escrito en el que hacía constar que el Conde de San Julián no estaba complicado en el Movimiento del 10 de agosto –La San – jurjada–, evitando así el exilio del noble a Villa Cisneros (Sahara Español). Tras el verano de 1932, recibe la noticia de que se le ha concedido una plaza en una escuela en Fuente Álamo, por lo que el 22 de octubre presenta su dimisión por incompatibilidad con el cargo, abandonando el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, y ocupando la presidencia el Concejal Diego Requena, siendo elegido el nuevo alcalde, D. Félix Santamaría Andrés, el 29 de tal mes. Por este tiempo fue redactor jefe de El Pueblo, periódico dirigido por Eliodoro Puche, y además dirige, junto a Miguel Gimeno Castellar, la revista Sudeste, siendo una de las publicaciones más importantes en el conjunto de revistas de la Provincia de Murcia.

De 1931 a 1936 en Lorca –como en toda España– se vive en una profunda crisis económica y política que derivó en la sublevación de los generales españoles del protectorado marroquí. En la ciudad lorquina la aristocracia, encabezada por el Conde de San Julián, y la Iglesia, liderada por el Arcipreste de San Mateo, D. Emilio García Navarro, tratan de sabotear, uno desde el Casino, y, el otro, desde los púlpitos de las parroquias, las reformas del naciente gobierno republicano, lo cual derivó en continuos altercados sociales por las calles de Lorca y sus pedanías. En 1935 ingresó Para Vico en la FETE, de la que fue elegido presidente en 1937, cuando se fusionó con la Asociación Nacional del Magisterio.

LA GUERRA CIVIL Y LA POSGUERRA; LA CÁRCEL Y SUS ÚLTIMOS AÑOS.

Tras la elecciones de 1936, con la vuelta del gobierno socialista municipal al Ayuntamiento, Antonio Para Vico volvió a ostentar el cargo de concejal hasta 1937. El 18 de julio de 1936 estalla oficialmente la guerra.

Durante los años del conflicto armado militó en el Partido Comunista, llegando a ser miembro de su directiva. Desde su posición en el partido y su cargo público participó en la propaganda y fue colaborador del Frente Popular. El día 14 de agosto de 1936 un grupo de milicianos de la FAI, procedentes de Molins de Rei (Cataluña), encabezados por lorquinos emigrados a aquella zona, entraron en Lorca generando: quema de iglesias y conventos, hurtos y destrucción de obras de arte, incautación de bienes inmuebles, detenciones, e incluso el asesinato de un sacerdote.

Tras la quema y saqueo de las iglesias, un grupo de exaltados portaban un crucifijo, una reliquia y un escapulario; Para Vico les arrebató estos objetos, condenando el acto, y entregándoselos a Dorotea Paredes y a Dolores Serrano. En otoño de este mismo año cesan las muertes en Lorca con ejecuciones y paseos a una serie de importantes y distinguidas personalidades –terratenientes, abogados, clérigos… –.

Para Vico, participó, junto a otros maestros nacionales, en la incautación del Huerto de Benítez, propiedad de Dña. Pilar Arancibiay, en calidad de directivo del Sin – dicato de Maestros, recogiendo las llaves del inmueble de manos de los caseros. Su mobiliario fue siendo desocupado, bajo su supervisión, por el Frente Popular, sin haber hecho inventario de su destino.

La guerra continua hasta 1939. A principios de este año, Para Vico avisó a Dolores Serrano de que iban a detener a su padre y que era conveniente que se ocultase, guardó el secreto de donde estuvo escondido y tres o cuatro días antes del final de la guerra avisó a la familia de que ya podía salir de su escondite sin temor a represalias, como así ocurrió. Durante el conflicto armado Antonio Para Vico, como ya hemos visto, favoreció a gentes de derechas como el falangista D. Francisco Griñán Gómez. Al mismo tiempo, se hallaba ejerciendo como profesor en la Preparatoria de ingreso en el Instituto de Lorca, además de ser maestro en la escuela Lina Odena (pedadoga marxista) habilitada en el Palacio del Obispo al final de la actual prolongación de la calle Corredera.

Antonio Para Vico fue encarcelado en Lorca el 13 de mayo de 1939. Sentenciado en Murcia el 14 de diciembre de 1942 por auxilio a la rebelión militar  a una condena de doce años y un día de reclusión menor, abonándosele el tiempo de prisión preventiva sufrido. Sin embargo, el 10 de marzo de 1943 fue puesto en libertad condicional, tras pasar todo tipo de penalidades indescriptibles, reencontrándose con su esposa, con quien, ante las represalias que hubo en Lorca por parte de los vencedores sobre los vencidos, se exilió a Barcelona (Ramba C. – 1ª), tras la autorización de la Junta Local de Libertad Vigilada. Con los años marchó a Cartagena, estableciendo su residencia. El 1 de julio de 1949 quedó extinguida su pena.

Este poeta lorquino –epígono del modernismo– falleció repentinamente en la  tarde del 16 de septiembre de 1950 dejando a su mujer viuda, quien un año después de la muerte de su marido se encargó de la publicación de una obra póstuma Corimbo, poemario que muestra una clara influencia de García Lorca, Alberti y Juan Ramón. No obstante, existen otras dos obras, El espectador y La Caja de sorpresas, las cuales solo se conocen por referencias.