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AUTOBUSES / AUTOCARES por Antonio de Cayetano

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AUTOBUSES / AUTOCARES por Antonio de Cayetano.

Estamos en las últimas semanas del curso escolar y con ello en el periodo en el que los centros educativos organizan los llamados viajes de estudios, utilizando el autocar como medio de transporte. También estamos en un ciclo, en el que con frecuencia salen en las noticias los conductores profesionales de estos vehículos, al ser detenidos por triplicar, cuadruplicar o sextuplicar la tasa de alcohol permitida, que para ellos es de 0,15 mg/l en aire espirado. Al mismo tiempo, la semana pasada se celebró en IFEMA la Feria Internacional del Autobús y del Autocar, donde se dieron a conocer las últimas novedades y los nuevos avances tecnológicos, desarrollos encaminados a aumentar la seguridad vial y la protección de los viajeros.

Bus es el apelativo que usamos a veces para nombrar a estos vehículos, pero lo habitual cuando nos referimos a ellos, es llamarles autobuses o autocares, aunque hay una diferencia entre ambos, pues mientras en los primeros, además de los asientos llevan espacios habilitados para ir de pie, siendo urbano su recorrido, los autocares son aquellos de mayor capacidad, donde solo se puede viajar sentado y destinados a viajes interurbanos y a largos desplazamientos. Pero sin embargo, las zonas habilitadas en las ciudades para las paradas de estos autocares, se les llama estación de autobuses, una denominación que no es del todo cierta, pero que recoge el nombre por el que coloquialmente conocemos a estos dos tipos de vehículos, así que los dos vocablos pueden ser validos para referirnos a ellos. Aunque todavía hay gente mayor que les llama correos o coches de línea, o la camioneta como sucede en Águilas, en Canarias se les conoce por guagua, nombre por el que también son conocidos en diferentes países hispanos, igual que colectivo, que es el nombre que reciben en otros lugares de aquel continente.

El autobús es el medio en que se mueven el 50% de los viajeros que hacen uso del transporte público, siendo un medio de locomoción seguro, pero un transporte que ha empeorado en los últimos años a consecuencia de la crisis. La media de edad de la flota de estos vehículos en España, se sitúa ahora en algo más de 10 años, cuando hace solo cinco, se situaba por debajo de nueve. También ha crecido el número de autobuses que no pasan la ITV, llegando a crecer más de un 25% en los últimos años, los vehículos que son rechazados por defectos graves. Las empresas intentan reducir gastos y uno de los gastos son las facturas del taller, aguantando más los neumáticos y apurando los cambios de aceite, aparte de intentar hacerse ellas mismas las reparaciones por su cuenta, cuando los principales elementos de seguridad son ahora mucho más complejos que antes y se necesita de personal más cualificado.

Pero no solo se ahorra en taller, lo que conlleva a que se detecten en las ITV defectos de seguridad en elementos tan importantes como los frenos, el alumbrado, la suspensión o los neumáticos, sino que también se ahorra en personal, habiendo choferes que trabajan de sol a sol, catorce horas seguidas y con un solo día de descanso a la semana, jornadas interminables que conllevan a la fatiga del conductor e incluso al adormilamiento por falta de sueño. La normativa es muy estricta sobre los descansos de los conductores, pero lo difícil es controlar su cumplimiento, pues como en todo, la picaresca también está en este sector, donde se manipulan los tacógrafos y las tarjetas digitales que llevan los conductores, según aseguran estos.

Además, tampoco sirven para mucho cuando el mismo conductor está unas veces en servicio discrecional (excusiones) y otras en rutas pequeñas o transporte urbano, ya que para estos últimos servicios no se activa la tarjeta digital, y muchas son las empresas que echan mano de estos conductores para las excusiones de fin de semana. Así la tarjeta solo registra la actividad que el chofer desarrolla en estos viajes largos, pero no tiene en cuenta que durante toda la semana ha estado trabajando en rutas de menos de 50 km., y aunque la tarjeta no lo advierta, el conductor sí que lo percibe al llevar la fatiga en su cuerpo con el consiguiente riesgo que esto conlleva. Es lo que tiene recortar plantillas, alargar jornadas y rebajar salarios, que el chofer que tiene una casa y una familia que mantener, no dice que no al jefe por si las moscas, además de que siempre viene bien unos ingresos extras en estos tiempos de escasez y paro.

Luego cuando pasa un accidente, casi siempre la culpa es del conductor y así lo resaltan los medios, pero pocas veces nos preguntamos si se encontraba en las mejores condiciones para realizar su trabajo. Lo mismo podíamos decir de las rutas urbanas, cuyos choferes comienzan el primer turno a las siete de la mañana y no terminan hasta las dos o las tres de la tarde, no disponiendo de pausa alguna, cuando la legislación exige un descanso ininterrumpido de 45 minutos por cada 270 de conducción (4,30 horas). Cuando contratamos un servicio discrecional solo miramos el precio y si acaso el autobús, que sea confortable, pero poco nos preocupamos por la seguridad, de preguntar por las condiciones del chofer que es quien lleva en sus manos la vida de los pasajeros. A veces pasa, que cuando el precio va muy ajustado por la competencia entre empresas, el conductor tiene que dormir en el mismo autocar, ya que su compañía no le paga el alojamiento, estando por ello más expuesto a sufrir un accidente por la falta de descanso en las debidas condiciones.

En 2011 se registraron en nuestro país 1771 accidentes de estos vehículos, mientras que en 2015 ya la cifra se eleva a 2085, lo que nos lleva a pensar que las cosas no se están haciendo del todo bien, que hacen falta más controles y endurecer más la Ley, Ley que permite trabajar hasta 15 horas entre conducción y espera, cuando todos sabemos, que en cualquier tipo de trabajo, no se está al 100% después de diez o doce horas consecutivas. También el alcohol que está detrás del 43% de las muertes en accidentes de tráfico, debería ser 0,0 para los conductores profesionales, que es como lo tienen en otros países europeos, incluso para el resto de conductores. Igualmente se debería de obligar a todas estas empresas de transporte público a que instalen un alcoholor en cada uno de sus vehículos, un dispositivo al que tiene que soplar el conductor antes de poner en marcha el autobús, impidiendo que se arranque en caso de dar positivo.

Por suerte, aunque las noticias nos crean alarma, los conductores bebidos son solo una minoría, la inmensa mayoría de los choferes profesionales son personas responsables, preparadas para desarrollar su trabajo, sabedores de que en sus manos está la vida de muchas personas. Pero como en todo hay excepciones, nos encontramos con imprudentes que ponen en juego su vida y la de los demás usuarios del vehículo y de la carretera, como paso hace dos semanas en la autovía A-7 entre Librilla y Alcantarilla, cuando fue interceptado un autobús con 40 turistas chinos y cuyo conductor sextuplicaba la tasa de alcohol permitida. Según relataba la noticia de agencia que recogían diversos medios, el conductor fue detenido y los viajeros tuvieron que ser recogidos por un autobús de una empresa de Molina de Segura para continuar su viaje.

Lo que llama la atención, es que en el diario regional donde leía la noticia, se informaba también en el mismo artículo de otra detención en la autovía de Cartagena, ésta la de un vecino de Alcalá de Henares, de 45 años de edad y que conducía un turismo quintuplicando la tasa de alcohol permitida. Nos daban señas del conductor particular del turismo, pero sin embargo nada nos decían del conductor profesional del autobús ni a qué empresa pertenecía, cuando su delito era más grave. Por el contrario, la Guardia Civil sí que dio a conocer de donde partió el aviso para la detención del conductor del autobús, afirmando que la voz de alarma la dio la empleada de una estación de servicio del municipio de Librilla, que vio como el conductor embriagado se ponía manos al volante en dirección a Alicante.

Creo que el responsable de la nota de prensa de la Guardia Civil, a cuya central operativa llamó esta ciudadana, advirtiendo de lo que había presenciado e impidiendo quizá un supuesto accidente, no estuvo acertado dando a conocer las fuentes del aviso, pues su actitud puede llevar a represalias por parte del conductor a la empleada que dio parte del hecho, además de poder romper futuras transacciones entre la estación de servicio y la empresa del autobús. Pero es lo que tenemos, los grandes siempre están tras el escudo que les protege, lo mismo para una inspección laboral que para la inspección técnica de vehículos, porque de otra forma no se entendería el pésimo estado con el que circulaban los anteriores autobuses urbanos de Lorca. Por suerte ahora el servicio no es lo que era, esperando que mejore sensiblemente cuando se haga cargo el nuevo concesionario.

Lo que no mejora es el pésimo servicio que ofrece la Estación de Autobuses de Lorca, donde la información y el servicio al usuario brillan por su ausencia. También debe de tener un buen escudo el concesionario y gestor de este servicio público, porque no se entiende que habiendo quejas de usuarios y conductores de las líneas que allí tienen parada, ningún grupo político o medio de comunicación se haga eco de lo que allí sucede, del cortijo en que se ha convertido nuestra estación de autobuses. Un espacio donde no existe una ventanilla de información permanente sobre horarios y servicios, de donde han desaparecido las pantallas de plasma que informaban sobre ello (pantallas que posiblemente estuviesen subvencionadas), y donde fruto del descontrol, desinterés e indiferencia de sus responsables, ha habido casos en que a los viajeros se les ha enviado a un arcén y autocar distinto al que tenían previsto coger, y todo porque el usuario no tiene la información que necesita y tiene que ir preguntando a cualquiera que se encuentre por el vestíbulo o los arcenes de la estación.

Tampoco las obras de remodelación que se están llevando a cabo en la calle José Espinosa Pomares, llevan muy en cuenta los giros que necesitan estos vehículos de 15 o más metros de longitud, lo bueno es que como el trafico de los autobuses se mantiene al tiempo que se ejecutan las obras, esto ha servido para obligarles a rectificar en algunos puntos, teniendo que retranquear o redondear las aceras para facilitar la salida de la estación, lo que ya no tiene remedio, es el ensanchamiento que se le ha dado a la acera de enfrente, cuando antes ya quedaba escasa la calzada para maniobrar y más teniendo en cuenta la torre del tendido eléctrico allí situada, torre que se mantiene estrechando el paso peatonal, cuando lo correcto hubiese sido la sustitución de la misma por un nuevo poste mucho más estrecho y dejar la acera con las dimensiones anteriores. La verdad es que en Lorca no se piensa en los vehículos de grandes dimensiones a la hora de ejecutar las rotondas o en trazar los carriles de circulación, encontrándonos con marcas viales que a veces es imposible respetar por parte de los vehículos pesados.

Por cierto, se advierte que en la nueva acera frente a la estación de autobuses se están dejando huecos para el arbolado, cosa que es de agradecer. Pero lo que sorprende, es que por otra parte se han arrancado otros a solo unos metros de esta acera, observando que en el lugar donde estaban plantados, van unos contenedores soterrados, contenedores que también podrían haber ido en la otra esquina y con ello haber evitado la tala, pero claro, esto es Lorca y se necesita leña para el invierno, esperemos que llegue a viejo alguno de los nuevos árboles que se han plantado.