Inicio Mi Rinconcico Antonio de Cayetano DOMINGO SASTRE, UN ESPLÉNDIDO LORQUINO por Antonio de Cayetano

DOMINGO SASTRE, UN ESPLÉNDIDO LORQUINO por Antonio de Cayetano

Domingo Sastre fue nombrado hijo predilecto de la ciudad por resolución del 10 de abril del año 1974, siendo alcalde José María Campoy Camacho.

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DOMINGO SASTRE, UN ESPLÉNDIDO LORQUINO por Antonio de Cayetano.

Si la pasada semana recordando la fábrica de la luz, terminaba haciendo alusión a un generoso lorquino, para el que reivindicaba por su gesto una calle con su nombre. Hoy vamos a recordar la figura de otro paisano, que también fue bondadoso con Lorca y sus mayores, Domingo Sastre Salas. Un lorquino excepcional, que si que tiene oficialmente ya una calle que le recuerde, pues así se aprobó en el Pleno que se celebró el pasado 30 de octubre, tras la propuesta que en el mes de mayo hiciese en ese sentido el Grupo Municipal de Ciudadanos. De este modo la calle que hasta ahora no tenia denominación alguna y que va paralela al ferrocarril, entre la alameda de la Constitución y la de Rafael Méndez, la vía por donde tiene su entrada la Casa del Deporte, la finca del Huerto Sastre donde vivió este ilustre lorquino, llevará desde ahora su nombre.

Un homenaje más para este lorquino admirable que nació en 1.888, entrando a trabajar con catorce años en la sucursal del Banco de Cartagena de nuestra ciudad, la primera entidad bancaria que se estableció en Lorca. Un banco que en 1.902 se instaló en la calle Corredera, esquina con San Vicente, en el inmueble donde está situada la réplica de la columna miliaria que sirve de pedestal al santo. Siendo la de Lorca la primera sucursal que abrió este banco, tras ser creado en 1.900 en Cartagena. Sucursal que fue trasladada años más tarde al palacete del Huerto Ruano, pero no de forma definitiva, ya que al cambiar de dueño la villa, tuvo que mudarse de nuevo, haciéndolo esta vez a la calle Fernando el Santo, lugar donde estuvo hasta su desaparición. Una entidad que no tuvo competencia en Lorca durante casi 20 años, dependiendo de ella la mayor parte de las operaciones financieras y de ahorro que en aquel tiempo efectuaron los lorquinos. Siendo también el punto de mira para aquellos ciudadanos que querían trabajar en la banca.

HUERTO RUANO – LORCA

Colocación que se conseguía por meritos propios, por afinidad política, o bien entrando desde abajo como botones o como meritorio (persona que trabaja si recibir sueldo alguno, solo con el fin de hacer méritos para conseguir una plaza remunerada), siendo este el caso de nuestro protagonista, que entró en la entidad en mayo de 1.903 y hasta quince meses después no consiguió su primer sueldo. Una mensualidad de 30 pesetas fue su primera nómina, siendo esta el inicio de una apoteósica carrera profesional, un recorrido que comenzando desde cero le llevó muy pronto a la cima de la banca española. Una vez que Domingo entró en plantilla, fue desempeñando varios puestos dentro de la sucursal lorquina, ascendiendo a interventor cinco años más tarde, lo que le supuso una remuneración de 125 pesetas mensuales. Ya en 1.914, el Banco de Cartagena decidió abrir una sucursal en Totana, no encontrando mejor director para la misma que nuestro paisano, desempeñando el cargo hasta noviembre de 1.918, fecha en que fue designado para ocupar la plaza de subdirector de la sucursal de Murcia, pero por poco tiempo, ya que en 1.920 regresó de nuevo a Lorca.

Fue tras recibir una oferta del Banco de Albacete, que pretendía abrir una sucursal en nuestra ciudad, ofreciéndole el cargo de director. Cosa que Domingo aceptó sin ninguna duda, al hacerle ilusión volver de nuevo a su tierra. Así en enero de 1921, en la calle Corredera, en el lugar donde años más tarde se estableciera Montoya, abría sus puertas el segundo banco que se implantó en Lorca, siendo dirigido por una persona que conocía igual de bien su profesión que a sus paisanos. Pero solo estuvo destinado algo más de un año, pues pronto fue ascendido para dirigir la entidad en Albacete, ciudad donde permaneció hasta septiembre de 1.924. Ya que estando en tierras manchegas le llegó una nueva oferta, un cargo que no tenía nada que ver con la banca, pero que igualmente lo aceptó, siendo su nueva ocupación administrar Aguas Radium, S.A., una empresa cuya propiedad pertenecía al español Enrique Gonsalvez Fuentes, y que era arrendataria de un lujoso balneario de aguas “milagrosas” en Portugal, país a donde tuvo que marchar Domingo Sastre. Pero un destino que tampoco le duró mucho, pues allí se dio cuenta que aquello no era lo suyo, que su verdadera vocación eran las finanzas.

Así que en marzo de 1.926, de nuevo estaba tras la mesa de dirección de una oficina bancaria, esta vez del Banco Español de Crédito y en la ciudad de Melilla, pero solo hasta junio de 1.928. Pues estando en aquella ciudad norteafricana fue cuando le propusieron el mejor de los cargos, el de Director General del Banco Popular de los Previsores del Porvenir, un banco fundado dos años antes por Emilio González-Llana, un ingeniero de minas y político del Partido Conservador. Una entidad bancaria que luego se llamó Banco Popular Español y que en la actualidad ha sido absorbida por el Santander, siendo ahora una filial de este grupo bancario. Un cargo que Domingo Sastre supo desempeñar a la perfección hasta 1.954, año en que se jubiló. Gracias al puesto que ocupó en Madrid durante más de 25 años, muchos fueron los lorquinos que se colocaron en la banca, pues cuentan que su despacho y su corazón siempre estaba abierto a sus paisanos. Tanto, que incluso los que llegaban de otros lugares pidiendo un puesto de trabajo, se hacían pasar por lorquinos con la seguridad de que así lo conseguirían, pero Domingo se dio cuenta pronto del engaño, preguntándoles si eran blancos o azules y haciéndoles cantar el Tres o las Caretas, por lo que si pasaban esta criba y tenían las mínimas aptitudes, tenían el puesto asegurado.

No hay texto alternativo automático disponible.Sin lugar a dudas fue un hombre generoso con su tierra y con los suyos, siendo prueba de ello la residencia de pensionistas que lleva su nombre y que se construyó gracias a su empeño y a su importante donación. Una donación fruto de la venta de una de las colecciones numismáticas particulares más importantes de España en aquel tiempo. Una colección que Domingo Sastre había ido enriqueciendo a lo largo de su vida y que en 1.972 la puso en venta, ofreciendo por ella un grupo numismático catalán la cantidad de 200 millones de pesetas, una cantidad importantísima en aquella época. La colección Sastre la componían 28.094 monedas de diferentes épocas, siendo la más antigua del siglo III antes de Cristo y entre las que se encontraban monedas acuñadas en Lorca. Un acopio en el que también estaba interesado el Estado, ya que en 1.936 durante la contienda civil se habían perdido muchas de las piezas del tesoro numismático del Museo Arqueológico Nacional, por lo que con la adquisición de la Colección Sastre, se compensaba de alguna manera la referida pérdida. Es por ello, por lo que en 1.973, ejerciendo el derecho de retracto, el Estado compro la colección de monedas y medallas de Domingo Sastre por un importe de 200 millones de pesetas, la misma cantidad que habían ofrecido los coleccionistas particulares.

Dinero que en buena parte regaló a su pueblo, pues donó 70 millones para la construcción de la residencia de pensionistas, más el solar de casi 15.000 metros donde se construyó. También con motivo de las inundaciones de 1.973, hizo una donación de un millón de pesetas, dinero que se empleó en la compra de un terreno en la Cañada de Morales, lugar donde se levantaron viviendas prefabricadas para los afectados. Por toda su generosidad, le fue concedida en 1.975 la Medalla de Oro de la ciudad. No siendo este el primer reconocimiento del pueblo lorquino, pues ya en 1.934, se le organizó un homenaje por el Círculo Mercantil e Industrial, nombrándolo Socio de Honor. También el Ayuntamiento le había nombrado hijo predilecto de la ciudad y el Ministerio de Trabajo le había concedido la Medalla del Trabajo en su categoría de plata en 1.953, cuando cumplió los 50 años de actividad laboral y un año antes de su jubilación.

RESIDENCIA ANCIANOS DOMINGO SASTRE

Domingo Sastre falleció en Madrid, la ciudad donde residía, en 1.982 según algunas fuentes o en mayo de 1.984 según otras, en este caso una esquela del periódico ABC, por lo que es de suponer que sea esta la fecha de su defunción, en cualquier caso en torno a los 95 años, una edad bastante avanzada que para sí quisieran muchos. Habiéndole dedicado el tiempo de su retiro a su familia, a ayudar a los demás y a su gran afición, la numismática. Una inclinación que le inculcó su padre, cuando a la edad de ocho años le regaló 100 monedas de los reinados de Fernando VII e Isabel II, monedas que había conservado tras ser retiradas de la circulación.

Unas monedas que Domingo supo guardar, iniciándose en el coleccionismo una vez terminada la guerra civil, cuando paseando por el Rastro madrileño se acercó a uno de esos puestos numismáticos y adquirió algunas monedas más, monedas que le movieron el gusanillo, pero con tal fuerza, que en algo más de 30 años llegó a juntar una colección de casi 30.000 piezas. Unas monedas que se fueron revalorizando rápidamente, consiguiendo casi sin darse cuenta una enorme fortuna, fortuna que quiso repartir en vida entre su pueblo y los suyos. Una generosidad que no debemos de olvidar nunca los lorquinos, pues gente como él hay muy poca, y banqueros mucho menos.