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El convento de Santa Ana y la Magdalena de las monjas Clarisas en calle Corredera.

El convento de clarisas surgió en el año 1602 por la unión de dos beaterios (casa en la que viven las beatas en comunidad siguiendo ciertas reglas), el de Santa Ana y el de la Magdalena, cuya presencia en Lorca data de finales del siglo XV, formalizándose su existencia por bulas papales de comienzos del XVI.

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El convento de Santa Ana y la Magdalena de las monjas Clarisas en calle Corredera.

El convento de Santa Ana y la Magdalena estuvo más de 300 años en la ciudad.

Del primitivo monasterio de las franciscanas de Santa Ana y la Magdalena, que en el año 1956 fue trasladado a su actual emplazamiento en la avenida de Santa Clara, apenas quedan vestigios, salvo lo que fue el refectorio, dormitorio general y la escalera de la Totta Pulchra, reutilizados en los últimos tiempos para instalaciones hosteleras, en la calle Lope Gisbert. Actual Pub el Convento.

De las puertas de entrada del antiguo Monasterio de Santa Ana y la. Magdalena . las clarisas ,se conservan en la actualidad los escudos de Armas de sus patronos los Garcia Seron de Aragon que lucían en sus fachadas a la entrada al Monasterio y a la Iglesia

CALLE ALAMO Y CORREDERA

El resto del gran edificio, con fachadas a las calles Corredera, Álamo y Lope Gisbert, ha desaparecido. La iglesia y demás dependencias conventuales fueron demolidas entre 1963 y finales de los años 70 y sustituidas por modernas edificaciones.

El convento de clarisas surgió en el año 1602 por la unión de dos beaterios (casa en la que viven las beatas en comunidad siguiendo ciertas reglas), el de Santa Ana y el de la Magdalena, cuya presencia en Lorca data de finales del siglo XV, formalizándose su existencia por bulas papales de comienzos del XVI.

Ambas comunidades estaban contiguas, separadas sólo por una pequeña calle, y se eligió el de Santa Ana para la unificación por ser el más antiguo y tener una casa más espaciosa.

CALLE CORREDERA CRUCE CON ALAMO
En el lado izquierdo se aprecia la esquina de la torre del convento de Santa Ana, que fue un banco de alimentos después de la Guerra Civil.

El solar que ocupaba el nuevo cenobio quedó definido entre el callejón de la Magdalena -hoy pasaje del Pilar- por el que discurría un pequeño tramo de una acequia abierta que desembocaba en la de Sutullena, y las calles Corredera, Álamo y Lope Gisbert, entonces sin urbanizar y casi en la periferia de la ciudad, por ser el lugar en que empezaba a extenderse la huerta.

Vista desde calle Alamo.

El 10 de agosto de 1674 Lorca fue sacudida por un fuerte terremoto, conocido como el de San Agustín, cuyas réplicas duraron hasta el 28 de ese mes. Los daños fueron cuantiosos y a esa casi devastación generalizada, sobre todo en las parroquias altas, no escapó el edificio de las clarisas.

De las puertas de entrada del antiguo Monasterio de Santa Ana y la. Magdalena . las clarisas ,se conservan en la actualidad los escudos de Armas de sus patronos los Garcia Seron de Aragon que lucían en sus fachadas a la entrada al Monasterio y a la Iglesia

Fue entonces cuando las monjas decidieron hacer una nueva iglesia, tras adquirir un solar contiguo al convento. La portada del templo fue contratada a los canteros Lorenzo de Mora y Manuel Rodríguez Serrano y, a finales del siglo XVII, la iglesia quedó terminada.

Vista del campanario del antiguo convento de las Clarisas. Esquina calle Corredera con Alamo
Vista del campanario desde calle Corredera y de la casa Musso en la esquina

El monasterio disfrutaba desde tiempos remotos del aprovechamiento de la acequia de Sutullena, que corría paralela a su huerto, en lo que hoy es el edificio de Correos, y desde el siglo XVIII de una concesión municipal para aprovechar el agua sobrante de la Plaza Mayor al objeto de surtir de agua potable a la comunidad, para lo cual se construyó una conducción que estuvo activa más de cien años.

Se aprecia el campanario del convento Santa Ana, en la actualidad es un edificio donde hay un comercio de muebles.

Con la nueva configuración del edificio monacal, a mediados del XVIII, se mantuvo en los límites de las calles mencionadas salvo el huerto, que ocupaba lo que hoy es el edificio de Correos, que quedó separado de la clausura por la calle Lope Gisbert. Para acceder a él se hizo un pasadizo abovedado bajo la calle.

El edificio conventual ocupaba 2.250 metros cuadrados edificados. En la planta baja estaba la iglesia y el coro bajo con sus sacristías, las principales zonas de servicio del monasterio como cocinas, refectorio y sala de capítulo y el cementerio de la comunidad. El acceso a la planta primera se hacía por la escalera de la Totta Pulchra, aunque existían otras escaleras.

Vista de la parte trasera del antiguo convento de las Clarisas en calle Lope Gisbert. Únicos restos del antiguo convento, en la parte posterior, aún se conserva la escalera Totta Puhcra que comunicaba la planta baja con los dormitorios, actualmente es un negocio hostelero
Monjas clarisas durante la postguerra

En esta planta estaban situadas las celdas individuales y el dormitorio principal, el despacho de la abadesa, la biblioteca, el noviciado y la enfermería. En la segunda planta había más celdas individuales y otras dependencias.
En la iglesia destacaba el retablo barroco de Jerónimo Caballero, lamentablemente destruido en la guerra civil.
Se trataba de un retablo de banco en el que se abrían celosías y un solo cuerpo de tres calles delimitadas por cuatro estípites (columnas de tronco piramidal invertido).

Antigua capilla del convento Santa Ana y la Magdalena (las clarisas ), templo que se encontraba en la esquina de Corredera con Alamo donde hoy estan Muebles San Jose, fue destruido totalmente en el 1936 por milicianos comunistas.

La principal llevaba un lienzo con la representación de Santa Ana, San Joaquín y la Virgen y las laterales daban cabida a dos filas de simuladas hornacinas en las que se situaban diversas esculturas. La parte superior cerraba en arco y estaba presidida por la Inmaculada entre ángeles adoradores.

Ermita de la Magdalena ,Ubicada en el huerto del Marques de Dos Fuentes al lado del Convento de Santa Ana y la Magdalena (las clarisas ) ,Lo que hoy es calle Lopez Gisbert.

El edificio conventual fue abandonado por las monjas en julio de 1936 ante la situación política. Los republican lo destinaron para prisión y más tarde se utilizó como centro de refugiados. Al finalizar la guerra civil sirvió nuevamente de cárcel por unos meses.

Las distintas ocupaciones entre 1936 y 1939 dejaron el recinto conventual inhabitable por completo. La iglesia fue utilizada para almacén de víveres, después de haber quemado las imágenes y retablos. La vuelta de las monjas se produjo a partir de abril de 1939, pero tuvieron que acomodarse casi un año en la casa del capellán.

El huerto se vendió en 1942 por estar decidida la comunidad a construir otro convento, al que se trasladaron, como se ha indicado al principio, en el año 1956.