Inicio Cosas de Lorca Monumentos y Casas La casa de los Guevara, una casona del barroco en pleno corazón...

La casa de los Guevara, una casona del barroco en pleno corazón de Lorca.

Casa solariega erigida en la segunda mitad del siglo XVII, reformada en varias ocasiones y construida por la familia Guevara, una de las más destacadas de la localidad. Albergó una sede deportiva y Telégrafos. Tras la supresión de ambas, el edificio ha sido abandonado, acelerando su deterioro los terremotos de 2011 acaecidos en la localidad junto con el abandono desde incluso antes del traslado de la asociación.

0
La casa de los Guevara, una casona del barroco en pleno corazón de Lorca.

Datos del edificio:

Edifcio y pinturas: Barroco (1685-1695)
Portada: de tradición manierista (1640-50)
Periodo: siglo XVII
 AUTORES
Portada: atribución a José o Lorenzo de Mora (padre e hijo).
Pinturas del salón principal: atribución a José Matheos Ferrer.
Tallas del salón principal: atribución al Taller de los Caro.
Titularidad: privada.
Denominación: Casa de Los Guevara.
Promotor de la obra barroca: don Alonso García de Guevara y Leones, primo de don Juan de Guevara García y Alcaraz y sobrino de Gómez de Guevara.
La construcción de la casa de Los Guevara se enmarca dentro de la transformación y el cambio que sufrió la ciudad de Lorca a finales del s. XVII y comienzos del s. XVIII, donde se originaría en pocos años una enorme riqueza, que se tradujo en la renovación total de la ciudad. Esta renovación se ajusta a los modelos barrocos y en Lorca se agrupan escultores, pintores, canteros, arquitectos,… que van a crear una nueva fisonomía urbana al gusto de la época.
Lorca, tras la peste bubónica que padece en 1648 sufre un estancamiento económico que perdura hasta la década de 1670-80. A partir de este momento es cuando se propicia una recuperación en el panorama artístico con figuras señeras del mundo del arte, y es en este marco cultural, donde debemos encuadrar la construcción de la casa de Los Guevara y su esplendida techumbre pintada.
La casa de Los Guevara ocupa un solar próximo a la Iglesia de Santiago. En origen se exten-dería a lo largo y ancho de una manzana completa, de planta casi cuadrada delimitada por cuatro calles: Juan II al este, donde se emplaza una de sus dos fachadas principales y la portada con acceso a la casa; Corredera hacia el sur, donde se emplaza la otra fachada principal, que tiene característica típicamente barroca al igual que la situada en la calle Juan II; al norte, en la calle Núñez de Arce, nos muestra una fachada muy transformada en la actualidad con nuevas abertu-ras por la transformación de viviendas posteriores; y al oeste, la calle Espín por donde tendría, en época barroca, el acceso a la zona de cocheras y cuadras.
La Casa se desarrolla con el sentido urbanístico característico del Barroco, de tal manera que las viviendas se conciben en función de las calles o de la plaza en la que se ubican para acentuar su belleza mostrando el poderío social de los dueños. Se trata de una construcción barroca que manifiesta las características de la Casa-Palacio o “casonas” de este momento, mezclando características típicas del Barroco, con las tendencias locales de sobriedad observables en los muros enfoscados de forma bícroma en las fachadas principales remarcando los amplios balcones de planta baja y primera planta al igual que en las pequeñas ventanas de las cámaras. Además se remarcan dichos vanos con unas embocaduras molduradas en yeso en la primera planta y en las cámaras. Un aspecto a destacar es la sillería presente en el zócalo, esquinas y portada de acceso, que permite confirmar que la construcción del edificio responde a un programa arquitectónico, por la envergadura de la edificación, para una de las familias más poderosas de la ciudad, mostrándose al exterior el escudo nobiliario del linaje.
El palacio es un ejemplo del Barroco Civil de la Región de Murcia, donde la arquitectura pasa a un primer plano por su fachada y el cuadro de escalera. La sala más importante de la Casa, situada en la primera planta, destaca por su decoración pictórica, que favorece el efecto plástico y escenográfico, dotando de grandiosidad al conjunto, con el techo pintado, acompañado de ménsulas y jácenas talladas y doradas.
A principios del siglo XX la casa pertenecía a cuatro propietarios o fincas, que han desvirtuado parcialmente la construcción a través de varias modificaciones. El estudio realizado, así como este artículo trata solamente dos de las cuatro fincas, si bien, estas dos son las más grandes y ocupan la mayor parte del edifcio del siglo XVII. Las fincas se localizan en la calle Juan II, la mayor parte de la calle de Núñez de Arce y parte de la calle Corredera.
En origen el solar del edificio se aproximaba a una planta cuadrada y las habitaciones se disponían en forma de “U” en torno al patio donde se desarrollaban principalmente tareas de servicio y de acceso secundario. La casa de Los Guevara se encuadra con las características formales de las construcciones señoriales típicas del Barroco, apreciándose con claridad los rasgos de lujo y ostentación, así como elementos de dignificación o ascenso social presentes en sus dimensiones, y por la profusión de la decoración del salón principal, la torre, la portada, etc.

La vivienda sufre diversas transformaciones a lo largo de sus más de tres siglos de historia, siendo la última la que la convierte en viviendas particulares, modificaciones que han afectado al exterior de las fachadas principalmente en las calles de Núñez de Arce y Espín, pero aún así nos ha permitido la lectura de su planta original. Por ejemplo, tenemos datos de que hasta hace pocos años la planta baja del inmueble estaba ocupada por una oficina de Telégrafos y por la sede de la peña deportiva del Real Madrid; así mismo la totalidad de la planta semisótano estaba dedicada a locales de ocio como el COPPI que cerró en 1995 tras un cruento suceso en su interior.

Origen del edificio

La edificación fue mandada construir por don Alonso García de Guevara y Leones, regidor y familiar de Santo Oficio y primo de don Juan de Guevara García y Alcaraz; en referencia a lo anterior tenemos conocimiento que el día 3 de abril de 1691 don Alonso García de Guevara, enfermo, daba poder para testar a su primo, otorgando testamento el 9 de diciembre del mismo año. Un extracto del mismo dice: unas casas principales que estoy acabando de fabricar sitas en la parroquial de Santiago de esta ciudad linde tres calles publicas que son la Corredera y las que van por las casa de Mateo Cano… y la otra calle que viene desde dicha parroquial a San Vicente Ferrer(actual Calle Juan II), (Archivo Histórico de Lorca. Sig. 554, fol.183.)
La fachada principal en la Calle Juan II, de cuatro ejes o calles asimétricas, destaca por la portada blasonada, en piedra con pilastras cajeadas, capiteles a modo de testa de elefante y frontón partido. Esta portada se podría fechar por el análisis estilístico, en torno a 1640-50 y la construc-ción de la Casa debió de realizarse en torno a 1685-95. En general, la casona barroca responde a una estructura organizada, en “U” con un patio. El edificio disponía de un número amplio de habitaciones, donde la parte más destacada se dedicaba a los señores de la casa y el resto correspondería con las zonas funcionales de servicio y de almacenamiento.
La fachada principal en la Calle Juan II, de cuatro ejes o calles asimétricas, destaca por la portada blasonada, en piedra con pilastras cajeadas, capiteles a modo de testa de elefante y frontón partido. Esta portada se podría fechar por el análisis estilístico, en torno a 1640-50 y la construcción de la Casa debió de realizarse en torno a 1685-95, atendiendo a los análisis estilísticos de las ménsulas, pinturas, azulejos recuperados y sondeos estratigráficos realizados en los alzados.
La fachada correspondiente a la calle Corredera es de tres ejes, localizándose en esta uno de los accesos al semisótano. Ambas fachadas, rematadas por un alero de escaso vuelo, muestran forja o herrería simple y miradores del siglo XIX, que alteran la visión de las mismas. En general, la casona barroca responde a una estructura organizada, en “U” con un patio. El edificio disponía de un número amplio de habitaciones, donde la parte más destacada se dedicaba a los señores de la casa y el resto correspondería con las zonas funcionales de servicio y de almacenamiento; respecto a esto no podemos olvidar que en el s. XVII y hasta hace escasas décadas la zona era eminentemente agrícola y ganadera.
La Casa principal se presenta en cuatro alturas: semisótano, planta baja, primera planta o planta principal y cámaras. El semisótano es fácilmente identificable en el exterior por la sillería de piedra de la cantera de Murviedro, que está presente en el zócalo de las fachadas de la calle de Corredera, Juan II y Núñez de Arce. El acceso al semisótano es a través de una pequeña puerta situada en el eje de la fachada recayente a la Glorieta de San Vicente, y su distribución corresponde a la tres calles existentes hacia la calle Corredera, y el fondo de las calles llega hasta los muros medianeros del zaguán-vestíbulo, dando lugar a grandes salas en planta baja y primer piso en las tres calles, apreciables en la pendiente de la calle Juan II hacia la Plaza de San Vicente, y disponiendo este semisótano de pequeñas aberturas a modo de ventanas abocinadas hacia el interior.
Los zócalos son de piedra franca de canteras locales, así como las esquinas del edificio, a modo de cadena, que marcan claramente las dimensiones de la construcción del inmueble del s. XVII; el resto del alzado del edificio tanto en las fachadas como en la mayoría de los espacios del interior es de mampostería.
La Casa de los Guevara debió estar totalmente concluida en torno a 1690. La portada de acceso en la calle Juan II, es anterior a la construcción de la misma, siendo un ejemplo de reutilización de una obra de cantería y que con casi toda seguridad sería la portada que ocuparía anteriormente la actual portada del Palacio de Guevara o casa de las columnas de la ciudad de Lorca.
En el ático o cámaras, situadas en el último piso, se almacenaban los cereales de la cosecha, los embutidos de la matanza y dormían los criados. Esta parte estaba iluminada con pequeñas ventanas rectangulares. Parte de la planta baja de la vivienda estaba destinada igualmente al servicio, donde se disponían estancias como la cocina, el horno, los corrales y los accesos a los sótanos dónde estarían también las bodegas, lugar en el que se guardaba el vino y el aceite. En la parte posterior de la casa se situarían las cocheras y posiblemente un pequeño jardín/patio que estaría tapiado por la calle Espín, lo que le otorgaría un aspecto íntimo y cerrado.
El huerto de la Casa parece ser que podría haberse situado en la parte que actualmente ocupa la Plaza de San Vicente Ferrer. Con respecto a la planta baja, parte de ella (esquina de la calle Corredera y calle Juan II) y la planta principal o primera planta, quedaban reservadas para los propietarios, que se asomaban al exterior por amplios balcones, que conservan excelentes carpinterías de la época. El acceso a la planta noble se realizaba por una escalera de tipo imperial, que formaba un rellano en primera planta y que daba acceso a través de la puerta central al comedor y al gran salón o posible equiparación del salón de baile. Para los dormitorios quedarían las dependencias restantes, mirando en primera planta a la calle Corredera y en parte de la planta baja (esquina calle de Juan II y calle Corredera) se desarrollaba la vida privada y familiar.
 A la escalera del edificio se accedería desde el zaguán-vestíbulo previo al ingreso del mismo desde la calle Juan II, separándose el zaguán de las escaleras por dos arcos de medio punto de ladrillo que anunciaban los dos tramos de subida de las escaleras que llevaban a un rellano intermedio, al cual posiblemente se accedería también desde el patio. Desde este rellano, la escalera que se iniciaba en dos tramos desde el zaguán se convierte en un solo tramo que termina en el relleno de la primera planta, en el cual se encontraba una gran puerta central de acceso al comedor, al gran salón con la techumbre pintada y a las demás dependencias de la familia de la Casa. A ambos extremos de esta puerta se encontraban dos puertas de menor tamaño que daban acceso a una serie de habitaciones y que servirían como corredores de servicio, es decir, dependencias de pequeño tamaño que eran utilizadas por la servidumbre, desde las que se abren pequeñas puertas de una sola hoja con acceso a las dependencias principales como los salones principales, antecámara y cámara.
“Los corredores de servicio”, son un tipo de dependencias, propias de las casas palacio, casonas o casas señoriales, de familias nobles, donde las diferencias entre las clases sociales más pudientes y el personal de servicio estaban claramente diferenciadas; este tipo de dependencias, pues, se conservan en la mayoría de estos grandes palacios.
Volviendo a la escalera, uno de los aspectos más interesantes es que ésta respondería al efecto escenográfico, efectista y teatral del Barroco, que habla más de la sensibilidad y se manifiesta cuando el visitante de la casa, bien habiendo accedido a través del zaguán o por el acceso del patio a la escalera principal, tendría una “sorpresa”, encontrando un acceso de grandes proporciones, donde la arquitectura se fundiría con la luz que penetraría del oculo de la escalera y con el espacio arquitectónico creado en el cuadro de la escalera.
En la actualidad, la entrada se caracteriza por un vestíbulo compartimentado, que en origen sería un zaguán de grandes proporciones, donde se puede ver el núcleo de dos escaleras de doble tramo de acceso a la planta primera.
El edificio está dotado de una torre, que ocupaba todo el cuadro de la escalera imperial y que en origen daría luz al mismo. De planta cuadrada, estaría coronada en el interior por una cúpula de planta circular al interior y al exterior de forma octogonal, que produce una cúpula semiesférica moldurada en el interior, conservada en la actualidad. Al exterior tiene un tejado de vertientes curvas y ochavadas, coronándose el conjunto por una veleta de forja.

La portada

En el exterior del edificio la fachada se concibe con la finalidad de incrementar la belleza de la calle o de la plaza. La decoración de esta fachada se distribuye siguiendo un ritmo que se con-centra en la portada como la fachada de la (Calle Juan II), contribuyendo, además, los elementos salientes como balcones, molduras, cornisa y esquinas del propio edificio.
La fachada enmarcada por pilastras cajeadas, responde a una construcción de estilo de tradición manierista, componiéndose de una sola calle central que soporta el arquitrabe con un frontón formado por dos volutas o aletas con pináculos, que sirven para unir armoniosamente la fachada y situándose sobre éste el escudo de los Guevara, rematado por un frontón triangular quebrado.
El escudo, de forma oval y campo acuartelado, presenta cartela de cueros retorcidos y apergaminada, con los extremos laterales enrollados formando volutas, con yelmo y penacho plumas. El escudo representa las armas de la Casa Guevara: escudo cuartelado: 1º. y 4º. campo en oro, tres bandas de plata, cargadas con armiños de sable, y en 2º. y 3º. En gules, cinco panelas de plata, puestas en sotuer.
La portada es posiblemente obra de los canteros Lorenzo o Miguel de Mora. Todo parece indicar que Juan de Guevara se valió de la edificación existente en el actual Palacio de Guevara (casa de las columnas) realizado por su padre Gómez de Guevara para levantar su nueva casa, que ya contaba con una portada de piedra valorada en las particiones por 1800 reales, y que parece corresponder a la que actualmente se encuentra en la Calle Juan II, obra realizada por  Alonso de Guevara y Leones, primo de Juan de Guevara y sobrino de don Gómez García de Guevara, que es el padre de don Juan de Guevara (MUÑOZ:1994).

La techumbre pintada (salón principal).

La estancia más sobresaliente de la Casa de Los Guevara es el gran salón situado en el primer piso y que ocupa la crujía este, tratándose de la sala de mayor tamaño de la vivienda. Las proporciones son realmente ingentes, encontrándonos posiblemente ante el mayor salón principal de una casa solariega, palacio, de los que se conservan en la actualidad en la Región de Murcia, incluyendo los actuales conservados en el Palacio Guevara de Lorca y comparables en dimensiones a los del Palacio Episcopal de Murcia.
El espacio interior adquiere un carácter unitario en el que se combinan armoniosamente la arquitectura (espacio de la sala), la escultura (talla dorada de las jácenas y las ménsulas) y la pintura en el techo y el friso corrido alredor de toda la sala.
Características:
– Los soportes, como el techo de revoltones y las jácenas, ya no son sólo un elemento sustentante sino que además son un elemento decorativo. Se observan varios tipos: ménsulas (de tipo de “hoja canesca” o con ángeles atlantes) y las tallas con querubines. La techumbre va produciendo pequeñas curvas, por los revoltones y en contraposición las líneas rectas están producidas por el friso corrido alrededor con las figuras del apostolado, dotando al techo de aspecto vibrante.
– El techo, a modo de cielo se decora con motivos vegetales o de aves y querubines.La obra está realizada con forjados de jácenas con un total de seis ménsulas (tres por lado), viguetas de madera que forman revoltones, cuya parte baja se dora y talla con motivos de hojas.
La techumbre pintada se divide en cuatro calles divididas por las tres jácenas talladas con sus correspondientes ménsulas y delimitadas por los propios muros de carga del edificio.
Alrededor de todo el techo y enmarcando la decoración de la propia techumbre, se sitúa un faldón con pinturas al temple con las figuras de Cristo Salvador, La Virgen María y el apostolado completo. Las calles, además de estar compartimentadas por las jácenas, una de ellas sirve de apoyo y queda separada por un muro fino de ladrillo macizo a panderete, posterior a la decoración pictórica original, que según las catas de arqueología muraría y el análisis estilístico de las pinturas, se podría fechar en torno a finales del s. XVIII o principios del s. XIX. Esta pintura claveteada a la pared, es un óleo sobre lienzo, cuya figura central presenta a un personaje de la familia Guevara con mala calidad artística.
Los elementos figurativos pintados en el techo son de índole iconográfica y decorativa, repartiéndose y acomodándose en los revoltones de manera que consiguen un mayor lucimiento, dando idea del “horror vacui”. Entre los elementos destacan los motivos de hojarascas vegetales con querubines, que se van alternando en los revoltones con motivos de aves picoteando ramajes; todos estos motivos, que se enroscan en el pequeño espacio de los revoltones, son menudos, compactos, naturalistas y con un enorme colorido, y la decoración exuberante.
El friso que corre alrededor de la estancia está pintado al temple, con los clásicos dentículos y ovas, remarcado en la parte superior con una moldura a modo de cornisa, también pintada y dorada con los mismos motivos de hojas y puntos que aparecen en las viguetas del techo. Las figuras están colocadas en este friso en el centro de cada calle y las cuatro esquinas de la habitación hasta obtener el total de las catorce figuras (Cristo, Virgen María y el apostolado completo).