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La rápida actuación del capitán de la Guardia Civil de Lorca, salvó la vida a un hombre en la asociación de la Hoya.

El médico del 061 que atendió al paciente en el lugar del suceso manifestó que los primeros auxilios practicados por el capitán fueron determinantes para que hoy siga vivo, y recordó que cada minuto que transcurre en casos como éste la supervivencia disminuye un 10%.

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La rápida actuación del capitán de la Guardia Civil de Lorca, salvó la vida a un hombre en la asociación de la Hoya. 

La rápida y eficaz intervención llevada a cabo por el capitán jefe de la compañía de la Guardia Civil de Lorca, Andrés Monje, evitó la muerte segura de José Gómez, un vecino de la pedanía de La Hoya que sufrió una parada cardiorrespiratoria, cuando ambos se encontraban en la sede de la asociación ‘Amigos del Bonsái’, junto a su presidente, Tomás López.

El capitán Monje afirmó que, aunque cuenta con la formación teórica necesaria adquirida durante los cursos a los que ha asistido a lo largo de su vida profesional, era la primera vez que hacía algo similar, procediendo a practicar al paciente las presiones torácicas que permitieron mantener el latido del corazón, procurando que no le faltara el oxígeno en el cerebro, pues de haber sido así el desenlace hubiera sido otro muy distinto.

Monje reconoció que, aunque de forma invisible, será la mejor medalla que lucirá en su pecho a partir de ahora al haber contribuido a salvar una vida. En este sentido manifestó que »no cabe duda alguna de ello porque no hay nada más reconfortante que haber salvado la vida a una persona. Es algo que no tiene parangón». Recordó también que »es uno de nuestros cometidos, ayudar a los ciudadanos, algo que figura además en nuestro código deontológico, como es prestar servicios humanitarios».

Hasta el lugar del suceso acudió en un tiempo récord de 8 minutos una ambulancia del 061 del Servicio Murciano de Salud, con la particularidad de que en esos momentos se desplazaba a atender otro caso en la misma pedanía, al frente de cuyo equipo iba el doctor Manuel Gracia, quien confirmó que, dentro de la cadena por la supervivencia, el primer eslabón de la misma se hizo de forma correcta por parte del capitán, añadiendo que el corazón del enfermo estaba aún receptivo, soportando hasta dos descargas antes de empezar a funcionar de nuevo.

En este sentido, señaló que »cada minuto que transcurre, en casos como éste, la supervivencia disminuye un 10%, como también la posibilidad de que salga neurológicamente bien, porque existe un déficit de oxígeno al cerebro que es muy sensible, y si no se hacen bien las cosas, las consecuencias serían muy graves».

El doctor recalcó que »los diez minutos primeros pueden servir de mucho hasta la llegada del soporte vital avanzado», añadiendo que con el masaje cardíaco se puede restablecer la circulación y hay posibilidades de sobrevivir a la parada cardíaca, pues mantener la cadena de supervivencia es fundamental».

Gracia recordó que »entre el 70 y el 80% de las paradas cardiorrespiratorias se producen por un ritmo anómalo del corazón», aunque reconoce que »hay medios para salir de esa situación», e indicó que lo más importante en estos casos »son las compresiones a un ritmo de cien por minuto y esperar hasta que lleguen los servicios de emergencias a prestar la asistencia necesaria».

Y a todo ello, el paciente, José Gómez, que se encuentra totalmente recuperado tras pasar por los hospitales Rafael Méndez, Morales Meseguer y La Arrixaca, afirmó que no se acuerda de nada, aunque reconoció que «estoy vivo de milagro», y que »habría que levantar un monumento a las tres personas que me salvaron la vida, empezando por las tareas practicadas por el capitán, pues de no ser por ellos no lo estaría contando ahora». Permaneció a lo largo de tres días inconsciente en el hospital.

Durante el desenlace de los hechos, que tuvieron lugar la noche del 5 de febrero en el antiguo colegio Juan Navarro de La Hoya, donde tiene su sede la asociación ‘Amigos del Bonsái de Lorca’, estuvo presente también el presidente de la entidad, Tomás López, que fue el encargado de llamar al 112 »de forma desesperada, pidiendo ayuda porque se nos moría».

López, que aún no se ha recuperado del susto, afirmó que »lo vi muerto, no se movía ni respiraba y le dije al capitán que, aunque estaba acabado, que continuara intentándolo». Se da la circunstancia de que el capitán Monje acudió ese día hasta la sede de la asociación de manera casual, después de varios meses sin participar en el taller que allí tiene la asociación.

Tampoco conocía de nada a la persona a la que salvó la vida con la que estuvo hablando por espacio de una hora antes de que se produjeran los hechos. Los tres, tanto el capitán, como el doctor que atendió al paciente en el lugar del suceso como el presidente de la asociación, han permanecido al tanto de la evolución del enfermo desde el primer momento hasta su recuperación hasta el punto de haber creado entre ellos unos fuertes lazos de amistad.