Cientos de personas acudieron a la misa de su Patrona a pesar de la lluvia y la reivindicación por la permanencia de los franciscanos.
El convento donde se venera a la Patrona de Lorca, la Virgen de las Huertas, acogió ayer la última misa en el día de su festividad con la presencia de la orden franciscana, que la ha custodiado a lo largo de los últimos 550 años. La lluvia que cayó por la mañana sobre la ciudad de Lorca y su huerta impidió que la comitiva encabezada por el alcalde de Lorca, Fulgencio Gil, hiciera el recorrido habitual previo a la misa mayor desde la Plaza del Rey Sabio hasta el interior del santuario.
La comitiva tuvo que partir desde la puerta principal del templo hasta sus puestos de protocolo, al son de clarineros, ministriles y maceros, como es tradicional. La ceremonia religiosa estuvo presidida por el Vicario Episcopal de la Zona Pastoral de Lorca, Francisco Fructuoso, sacerdotes de varias parroquias lorquinas y los frailes franciscanos que quedan en el convento, los cuales se marcharán de forma definitiva a finales de este mes, una vez que la Patrona de Lorca, la Virgen de las Huertas, regrese a su santuario el próximo 30 de septiembre después de haber permanecido en una de las parroquias de la ciudad con motivo de la feria y fiestas.
Pese a la intensa lluvia, decenas de personas se concentraron en la plaza del Rey Sabio, junto al santuario donde se venera a la patrona de Lorca, para pedir la continuidad de la orden franciscana en el municipio. Al acto asistieron, entre otros, el exalcalde de Lorca, José Antonio Gallego; y el que fuera embajador en la República del Zaire, Jordania, Egipto y Noruega, el diplomático lorquino Antonio López Martínez. Expresiones como «Viva la Virgen de las Huertas, vivan los franciscanos» y «¡Que se queden!», fueron algunos de los sentimientos puestos de manifiesto por la representación de lorquinos que han constituido la Asociación ‘Por la Paz y por el Bien’ para pedir la permanencia de los franciscanos en la ciudad, como rezaba la pancarta que desplegaron en ese sentido, una permanencia que dura más de cinco siglos.
Según el manifiesto al que dieron lectura bajo la lluvia y los paraguas, «la orden franciscana desarrolla una función religiosa, social, cultural y humana que los hace necesarios en la ciudad», a la vez que solicitaron que se revisase la decisión irrevocable de su marcha, dado el arraigo demostrado a lo largo de los últimos 550 años.
«Pedimos asimismo que se mantenga la fraternidad franciscana en el convento como garantía de su conservación durante más de medio milenio y que se cuente en las decisiones futuras que se hagan sobre el convento con el Ayuntamiento e instituciones a fin de apostar todos juntos por las soluciones sobre la permanencia», añadieron.
El alcalde, Fulgencio Gil, dio lectura igualmente a un comunicado en el que mostró el apoyo de la corporación municipal a la permanencia de los franciscanos «durante otros 500 años más», según Gil, y solicitando igualmente que ante futuras decisiones que se adopten se cuente siempre con el Ayuntamiento y con las instituciones lorquinas, a fin de buscar entre todos las mejores soluciones.
Por la tarde se celebró de nuevo la misa y a continuación se llevó a cabo la tradicional procesión con la imagen de la Patrona por los alrededores del templo, participando en ella la Banda municipal de Música y los Coros y Danzas Virgen de las Huertas.
