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El jinete lorquino Narciso Arcas trabaja para crear la primera escuela de equitación en Lorca.

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El jinete lorquino Narciso Arcas trabaja para crear la primera escuela de equitación en Lorca.

Natural, espontáneo, sencillo y sincero en sus pronunciamientos de los que nunca se echa atrás. Así es Narciso Arcas García, ganadero, jinete, domador y adiestrador de caballos, pero sobre todo, lorquino de pura cepa que ha paseado el nombre de la ciudad por medio mundo, orgulloso siempre de ser de esta tierra en la que el caballo ocupa un lugar predominante.

Es además, profesor de equitación en la pedanía de Tercia donde radica su cuadra y donde practica una de sus máximas, que no es otra que los alumnos se compenetren con uno de los animales más majestuosos que ha dado la naturaleza.

Entre sus proyectos más inmediatos figura el de aportar su granito de arena para que en Lorca se ponga en marcha una escuela de equitación donde, según él, «hay muy buenos caballos y mejores caballistas». Se muestra convencido de que «sería bueno para las personas que sufren depresión», añadiendo que «el caballo contribuye a mejorar la salud de las personas», a la vez que se muestra dispuesto a «echar una mano para que la idea sea pronto una realidad», aunque dice que «la equitación no es solamente subirse al caballo».

Es amigo de los grandes nombres relacionados con el mundo del caballo: Domecq, Peralta,Lucio o Víctor Álvarez, y de figuras de la televisión como Juan y Medio, «gran aficionado a los caballos que en más de una ocasión ha estado en Lorca con su moto, ocultando el rostro bajo un casco por miedo a la popularidad».

Arcas es un personaje al que la sociedad lorquina no ha colocado todavía en el puesto que se merece, ni tampoco le ha reconocido su categoría profesional. Quizás su sencillez tenga la culpa de ello. No obstante, FERICAB, la Feria del Caballo de Pura Raza Española, reconoció esa trayectoria en el año 2012.

Enganchado al caballo

Narciso Arcas dice que nació enganchado al caballo y ya desde muy pequeño dirigía su inclinación hacia la especie equina, que según él «me ha dado más amigos que dinero, algo de lo que no me arrepiento».

Empezó participando en pequeñas pruebas y después lo hizo en el primer concurso de doma clásica de la Región, hasta la Alta Escuela, haciéndose presente en toda España y parte del extranjero, llevando siempre como bandera a su querida Lorca. «Hasta en Inglaterra ha sonado el nombre de Lorca», dice con orgullo.

Su humildad es extrema: en muchas ocasiones prefería que apareciera en los carteles el nombre de Lorca antes que recibir remuneración económica. En sus años de juventud empezó a colaborar con unos amigos en la Semana Santa, por supuesto a caballo. Reconoce que «aun siendo azul empecé desfilando con los blancos. «Antiguamente los mejores caballos los tenían los azules, pero ahora la cosa está muy igualada» .

Un caballo bien cuidado puede vivir hasta los 30 años, dice, y afirma que «el mundo del caballo es tan amplio que permite relacionarte desde con un pobre hombre hasta con la reina de Inglaterra». Y sentencia: «hay caballos que se escriben con mayúscula y otros que se escriben con minúsculas. Estos últimos son los que se exhiben sin montar, mientras que los primeros son los que se sacan de la cuadra y se exhiben para ser domados y montados».