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José Mouliaá ladrón de Guevara alcalde de Lorca, hijo y padre de alcaldes

José Mouliaá nació en el año 1868 del matrimonio compuesto por Juan Mouliaá Barranco y Encarnación Ladrón de Guevara Sánchez Sicilia. José Mouliaá Ladron de Guevara fue además de alcalde de Lorca, diputado y presidente del Partido Conservador.

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José Mouliaá ladrón de Guevara alcalde de Lorca, hijo y padre de alcaldes.

José Mouliaá nació en el año 1868 del matrimonio entre Juan Mouliaá Barranco y Encarnación Ladrón de Guevara Sánchez Sicilia. Al igual que su padre, y como posteriormente lo fue también su hijo Juan Mouliaá Parra sobre 1913, el protagonista de esta sección ocupó la alcaldía en dos períodos diferentes: de 1895 a 1897; y de 1903 a 1904.

1893 Eulogio Periago Pérez Partido Liberal
1894 Juan Mouliaá Barranco Partido Conservador
3 de junio de 1895 – 29 de octubre de 1897 José Mouliaá Ladrón de Guevara Partido Conservador
1 de junio de 1903 – n/d de 1904 José Mouliaá Ladrón de Guevara Partido Conservador
1913 Juan Mouliaá Parra

Su primer mandato comienza el 3 de junio de 1895 y finaliza el 29 de octubre de 1897. Una de sus primeras acciones fue la propuesta de clausura del cementerio de San José y la creación de uno nuevo bajo la advocación del patrón de la ciudad, San Clemente. En este primer ciclo también recuperó el Cuerpo de Alabarderos Municipales y ordenó que antes de cada sesión municipal se celebrara una misa en la capilla del Salón Capitular. Durante su mandato, tres personalidades de la época como eran Bartolomé Ortiz, Eulogio Saavedra y el Conde de San Julián, «aportaron, por partes iguales, la cantidad necesaria para la adquisición, por compra, del Monasterio Virgen de las Huertas y para las reparaciones más apremiantes», como se explica en la publicación Alcaldes de Lorca.

También bajo su presidencia tuvieron lugar en el Teatro Guerra unos juegos florales organizados por El Ateneo y en materia educativa «se acordó conceder una subvención anual de 7.500 pesetas a los Padres escolapios para el colegio que se pretendía construir con escuelas de párvulos, elemental y superior, y colegio de segunda enseñanza». Fue el encargado de inaugurar la entonces nueva iglesia de San Mateo que ha llegado hasta nuestros días y cuyas obras de construcción finalizaron en verano. La apertura oficial fue el 20 de septiembre de 1897.

Un mes antes, Antonio Cánovas del Castillo había sido asesinado en Guipúzcoa. Un mes después, concluían los dos primeros años como responsable municipal de José Mouliaá. Seis años más tarde regresaría para ocupar de nuevo el sillón de alcalde.

Su Segundo mandato

Fue Eulogio Periago Pérez quien sucedió en el cargo a Mouliaá, que volvió a tomar posesión el 1 de junio de 1903. Entre las actuaciones que se le atribuyen en ese mandato figura el acuerdo de «variar el trazado de la nueva calle, que se pretendía desde la de Nogalte a la carretera de Granada, a través del convento del Carmen; alinéandose por ser más conveniente al vecindario, desde la de carril de Zenete (actualmente calle José Mouliaá, precisamente) a la misma carretera, con prolongación de la calle de la Higuerica».

De nuevo destacó su labor en materia educativa, ya que en este segundo mandato se aprobó el expediente de construcción de escuelas de niños y niñas en San Cristóbal, San José, parroquias altas y pedanías de Purias y Morata. También en este período se solicitó la concesión de una Estación Hortícola y una nueva administración de loterías y apuestas.

Como anécdota, cabe citar el incidente ocurrido antes de la Navidad del año 1903. «Con motivo del fuerte vendaval, fueron derribados cuatro grandes árboles de las Alamedas que se sacaron a pública subasta por precio de 60 pesetas».

Además de alcalde de Lorca fue diputado provincial, jefe del Partido Conservador pocos meses, pues lo fue desde la muerte de Simón Mellado en 1917, síndico del Partido de Riegos, presidente honorario de la Cámara Agrícola, y primer presidente de la Agrupación de Exploradores de Lorca creada en 1914. Falleció el 27 de abril de 1918.

EMPRESARIO DE LA MINERIA EN LA COMARCA Y AGUILAS

Por aquella época Lorca y Aguilas era una comarca con mucha actividad minera y nuestro protagonista disfrutó de distintas concesiones municipales para explotar distintas minas en el municipio, siendo además el responsable de la creación de una linea de ferrocarril de linea estrecha para transportar minerales desde la pedanía lorquina del Mesillo hasta el puerto de Aguilas donde se embarcaban, entre las minas que explotó se encuentran:

1899 Expediente de mina nº de registro 14640, nombrada Juanito, del término de Lorca, otorgada a José Mouliaá Ladrón de Guevara.

1900 Expediente de mina nº de registro 14469, nombrada Tugela, del término de Águilas, otorgada a José Mouliaá Ladrón de Guevara.

1904 Expediente de mina nº de registro 16450, nombrada La Reina Mora, del término de Lorca, otorgada a José Mouliaá Ladrón de Guevara .

1911 Expediente de mina nº de registro 18347, nombrada La Paca, del término de Lorca, otorgada a José Mouliaá Ladrón de Guevara.

1913 Expediente de mina nº de registro 18847, nombrada Los Tres Amigos, del término de Mazarrón, otorgada a José Mouliáa Ladrón de Guevara.

EL RECUERDO DE MIGUEL RODRIGUEZ VALDES

Fue un hombre excepcional, mucho más excepcional de lo que parecía a los ojos vulgares. Ya su traza exterior nos denotaba la estirpe de su espíritu. La alta estatura, la seca fibra, el alargado perfil de su rostro, la mirada serena, el gesto grave, la prestancia sencilla, eran sus rasgos físicos, idénticos a los que vemos en los castizos caballeros del Greco y de Velázquez». Miguel Rodríguez Valdés firma esta estricta descripción física del que fuera lorquino ilustre, José Mouliaá Ladrón de Guevara.

Pero el recuerdo de Valdés hacia el personaje no se queda sólo en la fachada: «Y por dentro, en el ánimo, llevaba las características de la vieja castellanía como nunca hallé en hombre alguno de cuantos conocí, porque nadie como él, sobrio en palabras; nadie como él, pródigo en obras; nadie más atento con el humilde, nadie más altivo con el soberbio, ni más prudente en las determinaciones, ni más sufrido en las adversidades, ni más conciliador en las discordias, ni más fuerte en las luchas».