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Los terremotos de Lorca dan lugar a un nuevo método de estudio mediante un radar espacial

El instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña utiliza imágenes radar de la Agencia Espacial Europea para medir los efectos del choque de placas

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Los terremotos de Lorca dan lugar a un nuevo método de estudio mediante un radar espacial.

Hace más de cinco años, la ciudad de Lorca fue sacudida por las fuerzas de la naturaleza. Los seísmos de aquel mayo de 2011 dañaron a la Ciudad del Sol hasta el punto que, todavía hoy, las secuelas de los terremotos siguen presentes en sus calles. La magnitud de la sacudida puso en alerta no solo a la Región de Murcia, sino que alcanzó relevancia nacional, acaparando la atención del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), entre otros organismos. Ahora, la investigación que este centro comenzó hace ya un lustro comienza a dar sus primeros frutos, esta vez en relación con otra catástrofe natural vinculada al choque de placas tectónicas: el seísmo de magnitud 6 que se registró alrededor de Amatrice (Italia) el pasado 24 de agosto.

Según ha explicado el ICGC, en una información de la que se ha hecho eco la agencia Efe, la novedad consiste en un nueva metodología de estudio que se basa en utilizar las imágenes radar que generan los nuevos satélites Sentinel de la Agencia Espacial Europea para estudiar los efectos de los terremotos.

Los nuevos satélites proporcionan imágenes radar cada seis días que, tratados con la metodología del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña, permiten obtener rápidamente mapas sobre el movimiento en superficie causado por un terremoto con una precisión de centímetros.

La comparación entre las imágenes radar de antes y de después del seísmo del centro de Italia, suceso que ha aportado solidez al nuevo método, permiten apreciar un movimiento del terreno que llega a los 20 centímetros.

Según el ICGC, estos datos proporcionan información muy relevante para estudiar la geometría de la falla y también la manifestación en superficie de la dislocación provocada por la ruptura.

El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña ya había utilizado imágenes radar procedentes de satélites en otros estudios previos, como el que llevó a cabo junto con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) para medir la tasa media de hundimiento del delta del Ebro, un proceso llamado subsidencia, así como el perfil temporal de deformación. Este trabajo permitió demostrar que entre 1992 y 2010 la tasa de subsidencia ha sido de aproximadamente 0,3 centímetros anuales, similar a la de otras zonas deltaicas en diferentes puntos del globo.

Sin embargo, el origen de este nuevo sistema de estudio de los movimientos sísmicos que afectan a nuestro planeta reside en el perfeccionamiento de una metodología puesta en marcha por el ICGC a raíz del suceso en Lorca. Así, este tipo de mapas representa la continuación de los trabajos que el Instituto inició con el seísmo en la ciudad, cuando empezó a utilizar imágenes proporcionadas por el satélite TerraSAR-X.