Conflicto entre el Ayuntamiento de Lorca y ADIF por el corte de tráfico en la Alameda de Cervantes.
El Ayuntamiento de Lorca ha anunciado su intención de solicitar que el corte de tráfico en la Alameda de Cervantes, debido a las obras de soterramiento del AVE, se lleve a cabo durante los meses de verano. El concejal de Grandes Infraestructuras, Ángel Meca, ha expresado que realizar el corte en periodo escolar o en Navidad podría generar un «caos» en la circulación y afectar negativamente al comercio local. Por ello, se busca coordinar las obras para minimizar el impacto en la movilidad y la actividad comercial de la ciudad.
Tensiones entre ADIF y el Consistorio lorquino
El cierre al tráfico rodado de la Alameda de Cervantes, debido a las obras de soterramiento del AVE, ha generado un nuevo desencuentro entre el Ayuntamiento de Lorca y ADIF. Aunque ambas partes han acordado iniciar el corte la próxima semana, coincidiendo con el fin del curso escolar, el conflicto se centra en la duración del cierre.
El plan de obra propuesto por la empresa constructora y respaldado por ADIF contempla mantener la Alameda cerrada hasta diciembre, una opción que el Consistorio rechaza de forma tajante. El Ayuntamiento insiste en que el corte solo puede mantenerse durante el periodo no lectivo y exige la reapertura completa de la vía en septiembre.
El concejal de Grandes Infraestructuras, Ángel Meca, confirmó que la reunión mantenida el pasado viernes con el director de obra designado por ADIF y responsables de la constructora finalizó sin acuerdo. «Nos negamos rotundamente a esa propuesta. Están estudiando un corte bastante más corto y esperamos respuesta», señaló el edil, que advirtió del impacto que tendría un cierre prolongado en la vida urbana. «La clausura de Alameda de Cervantes afectaría gravemente al comercio y al discurrir de la ciudad», añadió, recordando que se trata de una de las arterias principales de entrada y salida del casco urbano.
Una nueva reunión entre las partes está prevista para mañana martes, con el objetivo de acercar posturas y minimizar las molestias para vecinos, comerciantes y conductores. Desde el Ayuntamiento insisten en que la falta de flexibilidad por parte de ADIF y la escasa comunicación previa han dificultado la planificación y gestión de la movilidad urbana.
