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Descubren nuevas pinturas en la ex colegiata de San Patricio

Los trabajos de limpieza sacan a la luz símbolos adoptados por algunas universidades españolas como emblemas de los egresados

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Descubren nuevas pinturas en la ex colegiata de San Patricio.

Las obras de rehabilitación de la ex colegiata de San Patricio de Lorca tras los terremotos de 2011 siguen produciendo sorpresas. A los alrededor de 1.300 metros cuadrados de pinturas murales localizadas bajo el solado de la sacristía, pilastras, capillas de la girola y naves laterales realizadas en el siglo XVI que quedaron ocultas bajo capas de cal usada como desinfectante en los periodos de epidemias cuando el templo acogía cadáveres, hay que añadir ahora un nuevo descubrimiento, en este caso, en el exterior del templo.

Los trabajos de limpieza que se están llevando a cabo en las fachadas exteriores de la excolegiata han sacado a la luz una serie de vítores o símbolos adoptados por algunas universidades españolas a partir del siglo XIV, como emblema conmemorativo de quienes obtenían un título académico. Los restos hallados se realizaron con almagra –una especie de pigmento impermeable que resiste la intemperie, similar a la tierra roja– y podrían estar relacionados, no solo con la vida académica, sino también con los canónigos o mecenas que aportaban dinero para la construcción del principal templo que tiene la ciudad y uno de los más importantes de la Región, señala a este periódico el arquitecto director de las obras de restauración, Juan de Dios de la Hoz.

Anagramas rojos
Este tipo de vítores o vivas se encuentran habitualmente en paredes de edificios universitarios al estilo de los actuales grafiti. Se trata de anagramas de color rojo que combinan las letras VITOR o VICTOR y R, dispuestas a criterio del pintor. Los restos que han aparecido en la fachada que da a la plaza de España datan del siglo XVII, según Juan de Dios de la Hoz, quien indica que «no aparecen todas las inscripciones que se hicieron en su momento, aunque todas las que han aparecido se han reparado y dejado para que puedan ser vistas como una parte más de la historia de la excolegiata y como muestra de que en algún momento de la historia se resaltaba la figura de alguna persona importante».

No se sabe con certeza si los restos fueron motivo de una justificación académica, de los canónigos o de algún mecenas. Era costumbre por aquel entonces, según el arquitecto, dejar constancia en lugares como éste de determinados nombres, bien por haber acabado una licenciatura, bien por la labor desempeñada por un canónigo o por el mecenas que aportaba una determinada cantidad de dinero.

Salamanca, según De la Hoz, «está llena de vítores porque están ligados a la actividad académica. Cada vez que un estudiante obtenía una licenciatura se reflejaba su nombre en la pared de la facultad donde había estudiado». Es probable, agrega el arquitecto, que estas pinturas guarden relación con la actividad académica «porque el actual conservatorio Narciso Yepes fue una escuela con actividad académica y es posible que alguno de los vítores guarde relación con personas que estuvieron en el edificio que hoy es un conservatorio de música». También puede que hubiera muchos más y que se fueran pintando según la graduación.

Tres bloques
De la Hoz explica que han localizado tres bloques de pinturas: «Uno más grande, cerca de la portada; y dos más pequeños a diferentes alturas, siendo los tres únicos que han aparecido en la fachada». Todos ellos se han sacado a la luz. Estaban cubiertos con capas de pátina. «Se completarán las faltas que tenían y se protegerán de forma que ni el sol, ni la lluvia ni los elementos atmosféricos los puedan deteriorar con el paso del tiempo».

El arquitecto asegura que «los vítores constituyen un valor añadido a la excolegiata lo mismo que las pinturas que habían aparecido en el interior».

Los trabajos «se han hecho con tecnología arqueológica» y se han realizado por filas e hiladas y con la supervisión de los restauradores. Todos los espacios fueron limpiados por los restauradores para conservar cualquier resto de pintura. Aunque en varios lugares «se utilizaba algo parecido a la sangre de toro, las pinturas que han aparecido no son de esas características, aunque cuentan con una determinada cantidad de almagra, un pigmento impermeable y resistente a la intemperie».

Las pinturas, que pueden ser vistas por vecinos y visitantes, no retrasarán los trabajos de restauración del templo.

Fuente Francisco Gómez – laopiniondemurcia.com