El Ayuntamiento de Lorca solicita una subvención con cargo al 1,5% cultural para poder convertir la antigua cárcel en un nuevo centro sociocultural
El alcalde de Lorca, Diego José Mateos, ha presentado, esta mañana, junto a la concejala de Cultura y Casco Histórico, María Ángeles Mazuecos y Ana Jiménez, la arquitecta responsable del proyecto del edifico del Pósito Alto, La Cárcel, con el objetivo de convertirlo en el nuevo Centro Sociocultural ‘Eliodoro Puche’.
El alcalde de Lorca ha recordado que «se trata de un proyecto en el tenemos depositadas muchas ilusiones ya que servirá como elemento dinamizador de esta zona que cuenta con el antiguo Pósito de Panaderos, reconvertido a la Casa del Artesano, el Juzgado, las sedes de la Cámara de Comercio y del Colegio de Abogados, así como el Ayuntamiento y la Iglesia de San Patricio, a escaso metros».
Diego José Mateos ha detallado que «se trata de una actuación que está solicitada dentro de los proyectos remitidos por parte de cada municipio para las convocatorias de subvenciones con cargo al 1,5% cultural, por valor de 3.290.000 euros, de los que el Ayuntamiento asumirá el 25 por ciento».
El Primer edil ha señalado que «ahora estamos pendientes que se resuelva este procedimiento, que se ha tenido que retrasar con motivo de la pandemia» y se ha mostrado esperanzado en que «pueda ser tenido en cuenta y ser objeto de esa subvención para convertirlo en un referente de nuestro casco histórico».
Mateos Molina ha añadido que «está claro que este proyecto no es la solución del casco histórico, pero si un elemento más dinamizador al que se le puede dar un eso educativo, cultural, y hacerlo poniendo en valor un edificio histórico de nuestra ciudad y que cuenta con unas condiciones y posibilidades muy grandes».
Por su parte, la arquitecta encargada de este proyecto, Ana Jiménez ha detallado que «una vez realizadas las obras de conservación y recuperación por los daños causado en el terremoto, se pretende dotar al Pósito de un programa público, sede de instituciones educativas y culturales, eje y centro dinamizador cultural».
La arquitecta ha detallado que «partimos de una estructura de edificación, pensada como un programa cerrado para asentar el nuevo programa, la operación es clara, abrirlo a la ciudad. Luz, Memoria y Mobiliario, serán los ejes para esta transición de un programa cerrado a un programa abierto».
Ana Jiménez ha destacado que «el edificio, por su valor, más allá del uso, debe contar su propia historia. En un ejercicio para permitir leer sus diferentes etapas, enfatizamos los lienzos de la Muralla Medieval Andalusí (SXI-XIII) recientemente sacados a la luz, así como las galerías de arcadas, estructura original del Pósito y elementos de la cárcel, como patios y pavimentos de interés. Entendemos la nueva actuación, como una capa más, añadida a la historia del conjunto, iluminación de arcadas y pavimentos hidraúlicos, vidrios y elementos metálicos en los umbrales de las arcadas, conforman el lenguaje de la nueva propuesta usando materiales contemporáneos».
La responsable del proyecto ha insistido en que «hemos trabajado para buscar luz, más y mejor controlada, para ello realizamos nuevas aperturas volcadas a patios, de nuevo, diferencia de esta nueva etapa, aparece el material contemporáneo metálico perforado. Patios y comedores, comprenden lugares reconocibles en cualquier uso carcelario, grandes mesas y sillas conforman lugares de relación. Mantenemos esta idea en el diseño del nuevo mobiliario, usando el mueble como espacio de encuentro y lugar de relación completando la intervención».
Cabe recordar que «este inmueble se encuentra en un enclave privilegiado en el centro histórico de Lorca, El Pósito Alto (S. XVII – S.XVIII) con una especial relación con las edificaciones colindantes, compartiendo la base de la Torre del Reloj (SXI-SXIII) con el Pósito de Panaderos y lindando con la antigua Casa del Corregidor, actual sede de los Juzgados».
Construido en un primer momento como almacén de grano, sobre los restos de la segunda cerca de la muralla medieval, perdió paulatinamente su uso y fue reformado en 1862 como Cárcel del Partido Judicial por el arquitecto Juan José Belmonte. Mantuvo este uso carcelario hasta que finalmente, se produjo el traslado y abandono del edificio.