Inicio Mi Rinconcico Andrés Martínez Rodríguez HACIA LA ENCABRITADA SENDA DEL ETIOPE 

HACIA LA ENCABRITADA SENDA DEL ETIOPE 

De nuevo el maldito coronavirus hace que volvamos a caminar por las sierras lorquinas de la Peñarrubia y del Cejo de los Enamorados. 

0

HACIA LA ENCABRITADA SENDA DEL ETIOPE – Andrés Martínez Rodríguez

Hoy la salida la hacemos desde la bonita calle Nogalte, subiendo por la Ramblilla de San Lázaro para salir del núcleo urbano entre la autovía y los restos de la ermita de San Lázaro, de donde toma el nombre la inmediata rambla.

La luz remarca el rojo y el anaranjado de los cerros contiguos y cuando se mira hacia arriba se contempla el aislado Paredón, testigo de este sector de la muralla de la ciudad y detrás las torres del castillo.

Tras pasar Los Pilones y dejar la ruta del Cejo en una de las curvas pasado el primer puente del acueducto, subimos una escarpada ladera hasta una pequeña meseta artificial. Allí nos recreamos con las vistas del esplendido sol que se eleva brillante sobre el valle tras el crepúsculo y entramos en el bosque de pinos para dirigirnos hacia una nueva cuesta que lleva hasta una nueva explanada que da a una carretera. Salimos hacia la senda del Cazador por la primera cuesta empinada y aterrazada para la repoblación de pinos. Por esta senda mira que hemos pasado y hasta ahora no había sido consciente de los numerosos espartos que pueblan esta parte del monte, lo que me ha hecho recordar que esta planta le dio nombre a un extenso territorio vinculado a Carthago Spartaria, denominación de Cartagena durante la dominación bizantina de la ciudad en los siglos VI y VII d.C.

La senda está muy transitada y tras finalizar las empinadas cuestas llegamos al hito en forma de Monolito, donde siempre hacemos fotos. La atmósfera estaba muy limpia lo que permitía ver las estribaciones de las sierras de Almenara, la Tercia y los cumbres aún nevadas de sierra Espuña. Seguimos nuestra ruta bajando por la senda Colorá de la Ramblilla de la Quinquilla hasta la fuente del Cejo y desde aquí subimos hacia la rambla del Cambrón, dejando al oeste el tajo calizo del Cejo y al sureste las estribaciones de la Penarrubia. Aunque del suelo sube la humedad que lo empapó durante las recientes lluvias nos acompaña una estupenda temperatura al comenzar a subir la empinada y rojiza senda el Etíope. Una vez ascendido el más encabritado de los tramos, la cuesta sigue y así continua hasta llegar arriba por una de las zonas más elevada de la solana de la Peñarrubia.

Después del agasajo visual que supuso poder mirar en todas las direcciones, viendo de nuevo la nieve en la lejanía de las estribaciones del Maimón y como se perfilaba la Muela de Vélez Blanco, comenzamos una agradable bajada con el sol que calentaba y marcaba nuestras sombras hasta llegar de nuevo al camino del Cejo. Desde aquí nos dirigimos otra vez a Los Pilones para bajar a la ciudad de nuevo pegados a la ermita de origen medieval de Nuestra Señora de los Remedios y Señor San Lázaro, que es el nombre completo de esta ermita situada en los aledaños del Castillo.

Y la ruta terminó allí donde empezó, en una de las antiguas calles de Lorca, muy bulliciosa y antes adoquinada, que recibió su nombre porque aquí se iniciaba el camino que llegaba a la rambla de Nogalte y a la vecina población de Puerto Lumbreras.