HISTORIA DE LA AVENIDA JUAN CARLOS I. De la Alameda de 1872 a la Avenida de 2019

Sobre la primera década ya entrado el siglo XX, se abrieron nuevas calles que unieron este paseo alameda a la entonces céntrica calle de Lope Gisbert, creada tras la construcción del puente de piedra sobre el río por el célebre alcalde Francisco de Paula Pelegrín Rodriguez.

Destacando entre ellas la de Floridablanca en 1.876 «que terminará en l expresado paseo en el que se multiplican hoy las edificaciones de casas, fábricas, baños públicos, posadas, etc., donde se inclina a bajar la población».

A principios de 1872 un acuerdo municipal decide que esta vía pública, que «arranca desde las alfarerías situadas junto al río Guadalentín y termina en el Óvalo de Santa Paula se la denomine del Duque Príncipe de Espartero, aunque coloquialmente se la estuvo conociendo como Alameda de Espartero.

Este ensanche de la ciudad, con firme de tierra y bordeado de corpulentos árboles como era lógico en una alameda, acogió los más relevantes edificios privados del siglo XIX, aunque a estas alturas del XXI sólo queda en pie el Huerto Ruano, construido en 1877 por el financiero Raimundo Ruano, en la actualidad propiedad municipal.

Otro de lo edificios significativos en esta calle fue la casa de los Martínez de Miguel, residencia familiar erigida hacia 1910, que estaba situada en la esquina con la entonces alameda de Zumalacarregui, hoy Periodista López Barnés. Que nadie la busque porque en su solar se construyó el moderno y enorme edificio conocido por La tortada.

Aquella casa, de planta cuadrada rodeada de jardines, tenía una fachada noble con pilastras y en su interior destacaba el amplio salón central, de elevados techos con una claraboya de hierro y cristal que iluminaba el interior, al que se abrían las habitaciones.

Otras casas que dieron tono a esta alameda fueron la de la familia Soubrier, con fachada de piedra o la del Vizconde de Huertas, por citar algunas.

Fue por 1.931 cuando cambió su nombre por Avenida de la Libertad y por esa época se encontraba en esta alameda el circo Gallístico, en el que se celebraban peleas de gallos a las que era muy aficionada la sociedad de aquel tiempo.

Ya iniciado el siglo XX fue inaugurado el Salón de Actualidades, en la calle Rebolloso, esquina con la alameda de Espartero, cuyo empresario fue Ramón Martínez Ortigoza. En el año 1936 se cerró y fue derribado en 1940, ya terminada la guerra civil en la que la avenida de la Libertad volvió a cambiar su nombre por la de Avenida de los Mártires como fue conocida hasta finales de los setenta.

EL CRISTAL CINEMA LLEGA A LA AVENIDA,…

Siete años más tarde, en ese solar y por iniciativa de los empresarios Trinidad Puche, Bernardino López de Teruel y Diego Miñarro Segura, se inauguró el Cristal Cinema. Concebido como un local de lujo, al estilo de los grandes palacios del cine, tenía 530 localidades en el patio de butacas, 244 en anfiteatro, 172 en general y dos plateas de anfiteatro. En el sótano se abrió una sala de fiestas en 1953 se convirtió en la sede del Círculo Cultural Narciso Yepes y que en los años 80 sería conocida como la JM.

Antes de abrir el moderno Cristal Cinema dando su fachada a esta calle, ya contaba con dos cines de verano que por aquellos años era muy demandado por los lorquinos y hacía las delicias de los jóvenes que paseaban por las alamedas y finalizaban la tarde viendo alguno de los grandes estrenos de la época.

En 1943 se instaló el que luego se denominó Jardín Cinema, que estuvo en marcha hasta 1975, en la esquina de la Alameda de la Constitución.

Con muchas más pretensiones de modernidad se abrió en 1946 el Parque Avenida, casi enfrente del anterior, un proyecto de los empresarios Trinidad Fernández y José Guirao. Se trataba de un local polivalente que incluía piscina de verano, gran novedad en la Lorca de aquellos tiempos, sala de baile y cine. Funcionó hasta 1967.

Una estampa típica de la Alameda de Espartero fue la presencia de los hiladores, dedicados a la cordelería, que se mantuvo desde 1910 hasta la mitad de los años cincuenta, entre las calles Presbítero Emilio García y Musso Valiente.

En el año 1942 se instaló en esta avenida la fábrica de confección de Bertrand, afectada por la riada de 1973 y posteriormente trasladada a otro emplazamiento. También estaba en esta calle la Cerámica Miñarro en el espacio del actual complejo residencial Miguel Ángel, y el edificio de la Sociedad Anónima Cros, que se construyó en 1928.

Poco a poco la construcción de grandes edificios fue acabando con el encanto de esta vía hasta convertirla, a pesar de su anchura, en casi un pasadizo al que se asoman cientos de viviendas y un potente comercio que la ha transformado en el eje principal de la ciudad moderna, con una circulación intensa.