El entorno de la muralla medieval es la puerta de entrada de los turistas a la ciudad. Es lo primero que ven de la Lorca monumental, por lo que en estos momentos se acomete una profunda transformación de toda la zona, tras la rehabilitación en el último año de la muralla medieval y parte del barrio de San Juan. Se trata de una explanada de más de 5.000 metros cuadrados que tras la remodelación contará con espacio para casi un centenar de vehículos, varias plazas y jardines.
Las obras están bien avanzadas, por lo que se aventura que podrían estar concluidas en los últimos días del año o en los primeros del próximo ejercicio. La intención, según explicó la concejal de Obras, Lali Ibarra, es que esté en consonancia con las actuaciones que se han llevado a cabo en los últimos tiempos en toda la zona. El lugar está llamado a convertirse en una zona de continuo tránsito de visitantes y en una nueva ruta para llegar al Castillo a través de la escalinata y pasarela en la que se trabaja del barrio de San Juan.
El peatón cobra protagonismo en esta zona que hasta ahora estaba única y exclusivamente dedicada a aparcamiento. Se situará una gran plaza a las puertas del Centro de Visitantes y aceras perimetrales de losa de granito. Las actuaciones también llevan consigo la renovación de todas las luminarias que serán de tipo led y las calles de rodadura de asfalto.
Los trabajos se aprovecharán para renovar todas las redes existentes en la zona y la inclusión de otras nuevas con la última tecnología. Además, se soterrarán servicios que hasta ahora iban de forma aérea. Las zonas ajardinadas también serán repobladas con nuevas especies que incluirán no solo flores y arbustos, sino también árboles. El coste total de las obras es de 475.342 euros que financiará la Consejería de Obras Públicas.
Este aparcamiento se espera que se convierta en uno de los principales de la ciudad, ya que permitirá a los turistas dejar en él su vehículo e iniciar las distintas rutas que comienzan en este lugar. Además, de la Merced parte el tren turístico que recorre la ciudad hasta el Castillo. Y en momentos como la Semana Santa cobra protagonismo por tratarse de un aparcamiento disuasorio, quedando en la periferia y permitiendo la salida rápida de la ciudad.
