LA VELICA O EL OJO DEL GIGANTE
Hace novecientos años el viajero, el soldado, el mercader o la campesina que llegaba a Lorca desde Los Vélez, Baza o Granada, siguiendo el camino cercano al cauce del Guadalentín, se encontraba con la blanca muralla de la ciudad. Si quería acceder a la medina tenía que buscar la puerta más próxima, situada en el lateral de un gran torreón. La cercanía de la puerta al azud construido transversalmente al cauce del Guadalentín, para captar las aguas subálveas, llamado sabiamente como de la Fuente del Oro, hizo que la puerta también tomara ese hermoso y cierto nombre, ya que en este árido territorio el agua es oro.
La puerta estaba y está, al pie de un alto roquedo, donde levantaron un torreón exento cuya función debía estar relacionada con el control del recinto amurallado, del mencionado azud y de la principal acequia denominada de Albacete, que traía agua a la ciudad y a los huertos de la vega.
Este torreón fue posiblemente destruido con la explotación de una cantera instalada al pie del macizo rocoso, quedando desde hace muchos años solamente un lienzo de muro con la base horadada por un agujero. El nombre con el que se conoce este peñasco es La Velica, nombre que llevan otros altas torres como la de la Vela, en la alcazaba de la Alhambra de Granada. o la torre de la Vela en Maqueda (Toledo).
Esta trozo de muro, también es conocido popularmente como el Ojo del Gigante, posiblemente por la semejanza del agujero que queda debajo del muro con un ojo y la relación tradicional que se suele hacer de algunos accidentes geográficos con los gigantes.
No es extraño que la imaginación popular denomine a algunos elementos presentes en la geografía y en el paisaje con el apelativo de gigante. En Lorca, además del Ojo del Gigante que vigila el cauce del Guadalentín, hay una sierra denominada del Gigante, situada en las tierras altas dominando el valle del río Vélez-Corneros y en la playa de la Isla (Puerto de Mazarrón), hay un roquedo denominado el Dedo del Gigante, vigilando la playa y el antiguo Gachero.
Cuando pasees por el cauce del río Guadalentín o junto a la muralla medieval de la ciudad, mira hacia la ladera que se extiende debajo de la iglesia de San Juan y allí encontrarás la peña de la Velica, con el imaginario Ojo del Gigante, como el de los cíclopes de la mitología griega que eran gigantes con un solo ojo en mitad de la frente y un horrible temperamento.
