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LOS DUENDES DEL MUSEO

Con este calificativo me gusta denominar a las dos pequeñas esculturas de niños desnudos ubicadas en la parte superior de la portada del Museo Arqueológico de Lorca.

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LOS DUENDES DEL MUSEO – Andrés Martínez Rodríguez

Con este calificativo me gusta denominar a las dos pequeñas esculturas de niños desnudos ubicadas en la parte superior de la portada del Museo Arqueológico de Lorca. Se encuentran sentados sobre las volutas del frontón partido que corona la rica fachada de la antigua casa palaciega de los Natarello Salazar, cuyo anónimo autor empleó para la composición ornamental diversos motivos del repertorio renacentista. Ambos niños de ensortijados cabellos portan en sus manos una cornucopia de cuya boca salen variados frutos que aluden a la prosperidad y la abundancia.

La posición de estos niños es muy del gusto renacentista y son el trasunto, salvando las distancias, de las figuras marmóreas que esculpió el genial Miguel Ángel Buonarrotti en las tumbas Mediceas (1519-1534 ubicadas en la basílica de San Lorenzo en Florencia. La disposición de las corpulentas y musculadas esculturas de La Aurora y El Crepúsculo, sobre la sepultura de Giuliano y La Noche y el Día sobre la de Lorenzo, son las precursoras de la disposición de los “duendes” del Museo, así como la de otras figuras desnudas dispuestas en importantes edificios renacentistas españoles, como tuve la fortuna de comprobar recientemente en los viajes llevados a cabo para supervisar el montaje de piezas del Arqueológico de Lorca en dos importantes exposiciones organizadas en Granada y Alcalá de Henares.

Pedro Machuca proyectó sobre los tímpanos de las ventanas de la fachada del Palacio de Carlos V (1533-1550) en la Alhambra, dos niños desnudos con guirnaldas, mientras que Rodrigo Gil de Ontañón empleó dos jóvenes alados para coronar los dinteles de algunas de las ventanas de la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares (1553).


La construcción del edificio del Museo Arqueológico de Lorca viene a fecharse a principios del siglo XVII, por lo que el empleó de las dos figuras infantiles sobre el frontón partido, puede ser uno de los últimos ejemplos ornamentales en una portada que rezuma en su composición y ornamentación las formas del manierismo prebarroco.
Los dos niños desnudos que parece que juegan sobre la gran voluta y que presentamos como “los duendes del museo” a los más pequeños que visitan al Museo Arqueológico de Lorca, ahora esperan desde su privilegiada posición en altura a que se vuelva a abrir el Museo para dar la bienvenida a los nuevos visitantes.