Rehabilitarán el Pósito para ser la Casa del Artesano.
Las obras para convertir el antíguo Pósito en la Casa del Artesano comenzarán en septiembre y se alargarán durante medio año con un presupuesto aprobado de 201.000 euros, estando previsto que sea abierto en junio de 2.018.
La restauración está recogida en el Plan Director para la Recuperación del Patrimonio Cultural de Lorca. Las acciones previstas consisten en reforzar y reparar las fisuras en la estructura de madera y piedra, comprobar la estanqueidad de la cubierta, solucionar problemas de humedades y actuaciones de revestimiento, alicatados y pavimento.
Además de la restauración se realizará la reforma del equipamiento interior con un presupuesto de 85.000 euros según informa la concejal de Comercio y Artesanía, María del Carmen Ruiz. El diseño de la Casa del Artesano ha corrido a cargo de la Asociación de Artesanos con la idea de convertirlo en un centro de recuperación de los oficios, algunos casi perdidos, que forman parte de la historia de la ciudad.
El edificio se dividirá en tres diferentes áreas. La parte baja estará reservada para exponer piezas artesanas muy emblemáticas del municipio y del resto de la Región de Murcia. En la zona central será ubicado el archivo de la artesanía lorquina con toda la documentación disponible que ha salido de las manos artesanas lorquinas durante siglos. d
En la parte superior del inmueble se habilitarán aulas formativas para que los jóvenes aprendan a trabajar estos oficios con los materiales originarios como esparto o latón, que fueron muy importantes a lo largo de la historia pero que han caido en el olvido.
Se realizarán asíduamente muestras artesanas en vivo y cursos relacionados con el aprendizaje de distintos oficios.
El pósito.
El edificio fue construido en el siglo XVI para albergar unas nuevas carnicerías y un depósito para almacenar harina y trigo y durante siglos fue objeto de distintas restauraciones, mejoras y cambios de uso.
Durante décadas sirvió de sede del Archivo Histórico Municipal. Fue diseñado por el arquitecto Jerónimo Quijano, que estableció una solución sencilla de arquería que permitía el máximo espacio diáfano, mientras que el exterior es de piedra de sillería y en él destacan tres escudos de Carlos V y del concejo lorquino.
