REJAS EN LORCA CON FORMA DE BUCHE DE PALOMA por Andrés Martinez Rodriguez.
Andaba el otro día por la calle Núñez de Arce en dirección hacia la calle del Álamo, miraba hacía arriba como otras veces y me encontré con la terraza de un viejo inmueble que estaba desde siempre allí, pero que me había pasado desapercibido. La casa situada entre las calles Almirante Aguilar y Álamo, sobrevive muy ajada entre las nuevas construcciones, con las paredes agrietadas, los enlucidos oscurecidos por el paso del tiempo y los vanos enrejados.
Mirando con más detenimiento, me llamaron la atención dos pequeñas ventanas situadas en el ángulo de la terraza cerrada con una sencilla baranda de hierro y situada encima de la antigua armería Rodenas. Las ventanas estaban dispuestas muy juntas, tanto que parecía que estaban hablando. Lo curioso de su situación tan cercana y descentrada, es que ambas están cerradas por rejas de hierro machimbrado, una con sencillo diseño cuadriculado y la otra más elaborada con forma de buche de paloma. Este tipo de reja abombada me recordó las situadas en la fachada de la casa de los Alburquerque (principios del siglo XVIII), dispuestas cerrando las grandes ventanas de la planta baja que flanquean la portada del actual Archivo Municipal.
No creo que se conserven más ejemplos antiguos de este tipo de reja panzuda en Lorca, sin embargo se puede apreciar que proliferan rejas abombadas actuales, cerrando la parte superior de balcones en varias casas de las calles Padre García, Galdo, Donis, etc.
Este tipo de reja fue empleada para cerrar ventanas y balcones en casas y caserones de diferentes lugares del territorio murciano, se encontraban en Abanilla, Cartagena, Bullas, Alhama de Murcia y por supuesto en Murcia, donde aún se pueden ver en la fachada de la casa del Museo Ramón Gaya.
Si miramos hacia arriba en Lorca, aún encontramos variedad de rejas que salieron de las manos de los herreros, algunas modestas y otras de gran originalidad que aumentan el carácter señorial de casas, caserones y palacios. Todas guardan muchas horas de trabajo de los artesanos del hierro, de fuertes brazos y ennegrecidas manos, que en la mayoría de los casos quedaron en el anonimato.
Mirémoslas y reivindiquemos su trabajo.