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TRANSITAR POR LA RAMBLA DEL CHORTAL PARA SUBIR HASTA LA ERMITA DE LOS MOROTES

Esta mañana la convocatoria ha sido a las 8 horas junto al recinto amurallado de la calle Rambla, una hora muy prudente ya que el punto de partida no estaba muy alejado

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TRANSITAR POR LA RAMBLA DEL CHORTAL PARA SUBIR HASTA LA ERMITA DE LOS MOROTES Y VOLVER POR CAMINOS DE LA PEDANÍA DE LOS JARALES HASTA EL PUNTO DE PARTIDA

Hacia tiempo que no iba de ruta con los amigos de la Carrasca y tenía ganas de hacerlo por las estupendas rutas que preparan y por que caminar con este estupendo grupo siempre es muy agradable.

Esta mañana la convocatoria ha sido a las 8 horas junto al recinto amurallado de la calle Rambla, una hora muy prudente ya que el punto de partida no estaba muy alejado. En coches particulares nos hemos dirigido por la carretera comarcal de la Parroquia MU 701 hasta el desvió para tomar la carretera que asciende hasta la ermita de los Morotes. Una vez que hemos dejado los coches junto a la rambla del Chortal, el comentario general del grupo, mientras nos reuníamos para iniciar la ruta, era la cantidad de agua que circulaba por la rambla, después de que hace ya dos meses que finalizó el largo periodo lluvioso poco común por estos lares.

Los primeros 4 km han sido de un auténtico placer al caminar por ambas márgenes de la rambla sorteando el cauce y la vegetación que en los lindes estaba crecida, fundamentalmente de cañas y de molestas zarzas. Había que ir atento para no meter los pies en las zonas donde el cauce estaba más profundo, aún así, en algunas ocasiones las zapatillas se han sumergido. La ayuda de los bastones ha venido muy bien para apoyarnos en los continuos saltos para vadear el cauce.

La mayor parte de este tramo la sombra nos ha acompañado, así como la sensación de frescura que partía del agua, la exuberante vegetación que en algunos tramos donde penetraba la luz aparecían salpicados de amapolas y otras floridas plantas y el reflejo plateado de las mojadas piedras pizarrosas .

Una vez dejada la rambla hemos comenzado a subir por caminos y sendas que atraviesan el bosque de pinos, pasando junto a laderas pobladas de almendros, algunas con bastante pendiente como la que hemos ascendido para llegar a la ermita de los Morotes. Durante este tramo las vistas sobre las sierras del Gigante, Cabezo Lirón y la Muela de Montalviche eran espléndidas, al fondo hemos podido apreciar la torre del castillo de Xiquena y delante de nosotros teníamos los montes de la margen derecha del río Vélez, sierras que ocultaban la población de La Parroquia. También se podía divisar en la orientación opuesta el Cabezo de la Jara.

Después de casi 6 km hemos llegado a la plazoleta que se abre delante de la ermita de los Morotes, pequeño edificio religioso con las pareces enlucidas de un blanco luminoso donde destaca la pequeño campanario que corona la fachada con una campana que parece tener cierta antigüedad y que se encuentra barnizada de plata, así como una placa compuesta por una docena de azulejos esmaltados con una leyenda que cuenta de forma rimada la construcción de la ermita y la advocación de la Virgen de los Dolores.

Tras almorzar a la sombra de los pinos junto a la ermita, hemos iniciado la segunda parte de la ruta descendiendo por un camino que nos lleva por laderas de pizarras rojizas del paraje del Madroñal, laderas pobladas de almendros y viendo a lo lejos el territorio fronterizo entre Lorca y los Vélez, heredero de aquellos más de dos siglos de la Baja Edad Media (1244-1492).

Tras tomar el camino de las Teresas hemos continuado descendiendo por un camino zigzagueante, pasando por varios cortijos arruinados, en las márgenes se aprecian floridas tapeneras, tomillo blanco y toda una serie de plantas arbustivas que aromatizan el ambiente, mientras una hermosa águila planea llevada por el aire y aparecen unas alcibaras con el alto tallo floreciente. Pasamos junto a un coche abandonado que nos comentan está allí para ser utilizado como puesto de caza y seguimos descendiendo entre tramos cubiertos de pinos y otros a cielo abierto. El clima llevadero nos acompaña durante toda la ruta, ya que los cielos están algo cubiertos y suele moverse algo de aire.

El último tramo lo hacemos por una rambla seca a cuyos márgenes hay bancales con olivos y pequeñas huertas con vides, nísperos cargados de frutos, granados con flores rojas. También hay chopos, álamos negros y redondos remolinos que guardan su fragilidad esperando que alguien les sople y si todos los pelillos se van pedir un deseo.

Abandonamos la rambla para tomar un camino que nos lleva de nuevo hasta la rambla del Chortal, regresamos por un tramo de casi 2 km, haciendo el mismo ejercicio que al principio, buscando los márgenes de la rambla para evitar el agua o bien por encima del agua cuando solo circula como una fina lámina.

Tras 14 km de recorrido terminamos esta ruta circular de dificultad moderada por la pedanía de Los Jarales, donde se combinan tramos por rambla con subidas y bajadas de pendientes cubiertas de pinos o de almendros, que los hay en cantidad, y muy bien guiados por Andrés Vilar y Loli Abellaneda.

Un paraje diferente y hermoso, de los muchos que se pueden hacer por el amplio termino municipal de Lorca y que seguro que se podrá repetir por enero o febrero cuando estos parajes se encuentren con los almendros en flor. Buscaremos la ocasión.