UNA FACHADA CON DECORACIÓN ART DECÓ EN LA CALLE JUAN II DE LORCA.
Un paseo por Lorca durante la década de los años veinte del pasado siglo permitía observar como la arquitectura modernista se hacía presente en algunas de las fachadas de la ciudad, como la Cámara Agrícola (1918) o el Banco Central.
Junto a la palaciega casa de los Guevara (siglo XVII), se edificó en el siglo XIX una vivienda cuya fachada denota la influencia del art decó en la sencilla y austera decoración, que pudo ser incorporada en torno a 1920.
La casa estructurada en dos plantas, presenta dos líneas de vanos, abajo la puerta principal descentrada con tres ventanas cerradas con reja a un lado y en el opuesto otra ventana y una amplia entrada de carros; estos seis vanos se enmarcan en su parte superior por alfices que están unidos por tres bandas paralelas destacando los segmentos curvos que parten de la banda central.
Los alfices se repiten sobre los seis balcones de la primera planta, incluyéndose entre estos balcones una sencilla decoración típica del art decó configurada por una esfera de la que parten tres finas líneas a modo de rayos. Ponen un toque de color en la fachada blanca ornamentada de gris, las losas hidráulicas con una roseta de ocho pétalos bicolor, que dispuestas en una banda horizontal están situadas en la parte alta de la fachada y bajo la amplia y voladiza cornisa. La azotea se cerca con una barandilla de hierro que arranca de un prominente machón prismático en cornijón, donde se repite la decoración art decó, al igual que en la esquina achaflanada que se sucede debajo entre las calles Juan II y Núñez de Arce.
La puerta está configurada por dos hojas con apenas decoración y una sencilla aldaba circular en cada hoja. Una vez pasada la puerta se accede a un pequeño zaguán cerrado por otra puerta de madera trabajada con motivos art decó que enmarcan cristales, actualmente esmerilados.
También esta forma de ornamentación fue empleada para decorar la puerta de una barbería que se abría en la calle Corredera, que aún se conserva en su lugar original para cerrar una administración de lotería.
La mirada de la fachada de esta casa desde la parte alta de la calle Juan II con sus sencillos, planos y grises elementos decorativos, permite ver como el edificio se adapta a la pendiente de la calle, dejando ver por encima de la baranda del terrado la torre de la casa de los Guevara con su bella y decorada veleta. Este hecho debe incrementar la protección para su conservación.
Es recomendable mirar esta fachada e imaginarnos como pudo ser su interior, donde los propietarios, posiblemente acomodados burgueses, pudieron disponer de mobiliario con diseños art decó para amueblar el comedor y los dormitorios, también pudieron leer sentados en sillones de principios del siglo XX el periódico local “El Tontolín”, que contaba con sencillos diseños inspirados en esta decoración que estuvo de moda y que inspiró el ornato de lámparas, marcos de cuadros, cristalerías, joyas, pequeños detalles de ornamentación (candelabros, porcelanas) e incluso las tapas de los misales de primera comunión.