ANDAR POR LORCA Y MIRAR HACIA ARRIBA.
Lorca es una ciudad para mirar hacia arriba. El castillo con sus robustos y pétreos torreones, está en lo alto coronando el macizo rocoso y siendo referencia de todos los lorquinos que desde siempre lo han mirado y buscado su protección. Levanta el rostro y mira la labor de los tallistas medievales que labraron con piedra caliza extraída en una cantera al pie de la torre del homenaje, las cabezas humanas esculpidas en los sillares que adornan las esquinas de las torres Alfonsina y Espolón, marcando las diferentes plantas en que se compartimenta el interior de ambos torreones.
Las puertas y torres de la muralla de la ciudad también son elevadas, como no mirar la torre del Reloj, la más alta de las atalayas conservadas, cuya presencia sobresalía junto al antiguo concejo y ahora lo hace guardando las espaldas de Elio y Croto, mitológicos héroes de la ciudad del Sol.
Los campanarios de las iglesias altas también están arriba y son parte del paisaje urbano desde la Edad Media. Mira y busca en el arco conopial de la puerta de la iglesia de San Pedro los dragones tallados entre la estilizada decoración vegetal.
La colegiata de San Patricio, con su torre poligonal y su hermosa fachada barroca, son las más elevadas de la ciudad y hay que mirarlas hacia arriba desde lejos y mucho más cuando estas cerca. Busca los angelitos desnudos tallados en los arcos de las tres grandes puertas y mira hacia arriba hasta el elevado frontón que remata la fachada y allí encontrarás la gigantesca figura del ángel de la fama.
Anda por las calles y mira hacia arriba, descubrirás los rostros de los atlantes de bigotes retorcidos de la casa de los Salazar (sede del Museo Arqueológico Municipal), las austeras caras talladas en los capiteles que flanquean la portada de la casa de los Irurita (siglo XVI), los numerosos personajes alegóricos enmarcados por una carnosa guirnalda de frutos en el escudo renacentista de los García de Alcaraz o los barrocos ángeles trompeteros del palacio de Guevara, en cuyas rizadas cabelleras descansan garzas que miran hacia arriba.
Detente delante del Casino y observa entre la profusa decoración modelada a finales del siglo XIX, las rústicas caras barbadas que te miran desde los balcones, y si te acercas hasta la calle Nogalte, encontraras en la centenaria casa de las Cariátides, las cabezas de varias mujeres que te miran mientras sostienen la cornisa.
Cuando pasees por delante de iglesias, casonas, palacios y graneros, mira con ojos históricos las fachadas decoradas y busca ángeles, atlantes, cariátides y otros personajes, te miran sin ser conscientes que son símbolos del patrimonio edilicio de la ciudad de Lorca.