DESDE LAS TORRES DE LA MURALLA DE LORCA – Andrés Martínez Rodríguez

DESDE LAS TORRES DE LA MURALLA DE LORCA.
El centinela apostado en uno de los verticales merlones de la torre, observa el cauce del Guadalentín por donde se dispone el empedrado camino y allí distingue como se aleja una carreta vacía. Ve como se zarandea al pisar el irregular terreno y como el conductor maneja las riendas para salvar los agujeros.

Alza la vista y distingue las cumbres redondeadas de los montes cercanos y a una bandada de pájaros que vuela bajo. Siente como el sol le calienta el rostro y entorna los ojos.
Ha entrado el otoño, se nota en el aire fresco que baja por las empinadas calles, en la pronta llegada de los atardeceres y fundamentalmente en la luz que envuelve todo, se hace más dorada y más melancólica.

Mirar desde las altas torres de la muralla también es diferente en otoño.