IU-V: La alcaldesa de Águilas debería ser expedientada por su partido por pedir el cierre del tren de baños.
El Portavoz municipal de IU-V de Lorca, Pedro Sosa, ha criticado con dureza las intenciones de la alcaldesa de la vecina localidad de Águilas, María del Carmen Moreno, por solicitar a RENFE la suspensión de los popularmente conocidos como «trenes de baños».
Como se sabe, se trata de un refuerzo veraniego de la línea de cercanías Murcia-Águilas que da servicio a siete ciudades de la Región (Murcia, Alcantarilla, Librilla, Alhama, Totana, Lorca y Puerto Lumbreras) y que es utilizado mayoritariamente por ciudadanos con pocos recursos económicos, sin casas en la costa y con acceso más limitado a otros medios de transporte más caros; ciudadanos de estos pueblos y ciudades de la Región que aprovechan los buenos precios del Servicio de Cercanías para pasar un día en la playa. También es un servicio que sirve a muchas personas residentes en Águilas que aprovechan el refuerzo veraniego para comunicarse con más asiduidad con Lorca y con la capital de la Región.
Para Sosa la medida no puede ampararse en la lucha municipal de Águilas contra el virus de la Covid-19, toda vez que la enfermedad puede llegar a Águilas en coche, en furgoneta, en avioneta o en yate. no solamente por «tren de cercanías».
Sosa afirma que una cosa es «blindar» la ciudad de Águilas para todos los accesos y, otra muy distinta, es blindarla sólo para los pobres que llegan a esta localidad en tren, con sus toallas y con sus neveras a pasar un día de playa. Esto no es ir contra el virus, sostiene el edil de IU, esto es ir contra los pobres.
Sosa sostiene que esta alcaldesa es una de las máximas exponentes de la ramificación murciana del «socialismo señorito andaluz» que encarna el «susanismo». Una política que siempre se coloca en el «lado oscuro» y equivocado de los conflictos. Una alcaldesa que debería ser expedientada por este brote de «aporofobia» que le ha salido estos días, como debió ser expedientada también en su día cuando se puso del lado de los empresarios agrícolas de extrema derecha y contra los ecologistas en el conflicto del Parque Regional de Cope-Calnegre; o, también, cuando se posicionó del lado de las empresas inmobiliarias que quieren destrozar la playa de La Cola y su entorno y contra los defensores de la buena ordenación del territorio y los buenos usos del suelo.
