La reconstrucción de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, tras los importantes daños sufridos por los terremotos de 2011, se puede decir que está terminada. Queda eso sí para una posterior actuación la rehabilitación de dos de las capillas laterales, en las que se han puesto al descubierto pinturas murales que es necesario conservar.
Pero la gran novedad en este templo se ha producido en los últimos días con la colocación en el altar mayor de un nuevo retablo, inspirado en el que desapareció en el incendio que se produjo en abril del año 1911, y del que se conserva alguna foto realizada a principios del siglo XX por José Rodrigo.
El retablo al que se hace referencia posiblemente fuera el que se mantuvo hasta el incendio y que se instaló en el año 1789, realizado por José Navarro David. Solo dos ángeles tallados por Roque López se salvaron del desastre y fueron incorporados a un nuevo retablo, en este caso obra del artista murciano Anastasio Martínez Hernández, que se colocó hacia 1915 y que desapareció en la guerra civil.
Desde entonces, el templo ha carecido hasta ahora de retablo en madera. El trabajo del que acaba de colocarse ha sido realizado en los talleres de una empresa especializada en la población de Horche (Guadalajara) que, en los últimos meses ha trabajado sobre el diseño que preparó el arquitecto Juan de Dios de la Hoz, como antes se ha indicado basado en el desaparecido retablo.
El incendio de 1911
La iglesia sufrió importantes cambios en su decoración a raíz del incendio de 1911, en el que desapareció buena parte de su patrimonio artístico y hubo que someter el edificio a grandes reparaciones para poder volver a abrirlo al culto en 1915. Otro incendio, en la guerra civil, obligó después a nuevas reparaciones hacia 1940, incluyendo un nuevo campanario.
La iglesia de Santiago Apóstol es un templo de tres naves y planta de cruz latina. La cubierta central es de bóveda de medio cañón con lunetos y las laterales con bóvedas de arista y capillas con hornacina. El edificio primitivo tuvo su origen en el siglo XV cuando se levantó el templo sobre una ermita dedicada al patrón de España.
Esta primera iglesia tuvo una vida de unos tres siglos, entre 1470 y 1745, aproximadamente, hasta que sucesivos movimientos sísmicos y la propia edad del edificio fueron afectando a la estructura, en especial en el año 1674, hasta el punto de que, por amenaza de ruina, fue necesaria una reedificación .
La nueva iglesia comenzó a construirse en torno a la mitad del siglo XVIII, bajo la dirección de Pedro Pagán, que se hizo cargo también de la demolición de parte del antiguo templo y la reedificación del nuevo que fue abierto al culto, salvo la portada que estaba y está inconclusa, en 1781.