LA IMPORTANCIA DE LA RETIRADA DEL ANDAMIO FRENTE A LA CAPILLA DEL ROSARIO.
El pequeño trozo de la calle de Santo Domingo, donde abren sus puertas la preciosa capilla del Rosario y el Museo de Bordados del Paso Blanco (Mubbla), ha recuperado la fisonomía que desde hace más de 130 años han podido mirar varias generaciones de lorquinos, especialmente los Blancos. Ha desaparecido el macizo y potente andamio que durante nueve años ocupaba la acera sujetando la fachada de un edificio de la década entre 1860-1870, dejando ver de nuevo el alto zócalo de piedra formando un almohadillado, que recuerda algunos hermosos edificios renacentistas, y el alzado de ladrillo de color rojo almagra donde se abren los amplios ventanales precedidos de los típicos balcones lorquinos colocados en dos plantas.
Balcones que siempre fueron muy solicitados durante la Semana Santa, para ver salir las imágenes del Paso Blanco. Pronto se habrá recuperado desde estos balcones las emocionadas miradas que se dirigen a la bella y querida Virgen de la Amargura saliendo de su capilla, y se hará un hondo silencio para que los privilegiados portapasos puedan pasar por debajo del arco de la puerta, sin rozar la bella crestería que corona el hermoso palio maravillosamente bordado. Será un alivio para los portapasos maniobrar sin la estrechez que producía el bloque de cemento que soportaba el andamio de enfrente y escuchar los aplausos, los sentidos vivas a la “Virgen Guapa”, a la “Reina de los Claveles”, a la “que sale y se luce”, y mirar como se agitan los numerosos pañuelos blancos y sentir como cae la lluvia de pétalos.
El desarrollo de estos momentos tan intensos y sentidos que solo se dan una vez al año, necesita de su lugar de siempre y de su espacio, y ha vuelto la normalidad con la eliminación del potente andamio. Todos estamos de enhorabuena, especialmente los Blancos, cuando la luz y el aire de este avanzado invierno nos va anunciando que llega nuestra querida Semana Santa.