NO HAY MAS CIEGO QUE QUIÉN NO QUIERE VER.
Para demostrar lo que somos como país y haciendo un símil futbolístico, lo realmente importante para la afición, no es el color de la camiseta, ni el peinado del delantero, sino la composición del equipo, la efectiva dirección, la forma de jugar los partidos y finalmente el resultado del torneo. Si juegan bien generan más afición y eso atrae riqueza.
Históricamente y con la gráfica delante, conocemos como terminaron los anteriores torneos del PSOE, en los 90 con González sobre el 20% de paro general, que se redujo durante las dos legislaturas de milagro económico de Aznar al 8% hasta 2005 pero desgraciadamente con varios casos muy sonados por corrupción que afearon su brillante etapa.
Ya en la década de 2010 y aunque en fútbol conseguimos la Copa del Mundo por la exitosa dirección de Vicente del Bosque, en lo económico se ganó a pulso la «medalla de oro» el torpe de Zapatero, superando el 26% de paro en la mayor ruina conocida de España hasta la fecha, con una nefasta gestión económica, endeudados hasta las cejas, y con los mayores casos de corrupción (ERES), que ahora condenamos muchos años después, un brutal aumento del desempleo y deuda, que luego tuvimos que pagar y sufrir todos con recortes que nos obligaron a cumplir desde Europa, etc…
Y seguimos mirando el gráfico a partir de 2012 para encontrarnos con un nuevo entrenador llamado M. Rajoy, que sin hacer ruido, con mucho esfuerzo y aplicando la austeridad que le exigían desde Europa para conseguir fondos, agarró el balón para correr la banda y chutar a gol rozando la escuadra, para conseguir una recuperación económica en poco más de 6 años, rebajando el desempleo casi en la mitad hasta el 14% en 2018, aunque también se vio afeado ese periodo, por algunos corruptos que aprovecharon la confianza prestada de su partido y de los españoles para meter «la mano» donde no debían.
Actualmente y tras dos años ya de DESgobierno en este tercer torneo, ya estamos observando el mismo camino económico, pues de nuevo empieza a subir la curva del desempleo, y encima ahora agravado por el Covid-19, y por las pretensiones separatistas y regionalistas que con su chantaje nos están hipotecando de nuevo nuestro futuro para la próximas décadas.
CUARENTENA OBLIGATORIA
Asi que sinceramente con esos datos estadísticos, sin espejismos y recordando los últimos treinta años que llevo cotizados, prefiero PREVENIR ANTES QUE CURAR, y tras esta crisis sanitaria del Covid-19, que desemboca en otra salvaje ruina económica, me gustaría que los españoles hablen de nuevo, que se cambien las reglas del juego, instalando el VAR en la Política y eligiendo los protagonistas del torneo entre los mejores y destacados profesionales, poniendo en cuarentena a los ineptos y palmeros, para intentar no quedar en puestos de descenso otra vez, aplicando las medidas urgentes y necesarias para atajar el problema.
Yo pido dimisión, renovación y desinfección de los vestuarios, en este caso del Congreso y elecciones cuanto antes para decidir una nueva y eficiente dirección técnica, después si tienen que pactar que lo hagan pero con consenso de las fuerzas más votadas y moderadas por el bien e integridad de nuestra Nación, alejando del poder los chantajes de unas minorías revolucionarias sean del extremo que sean, como ocurre en Alemania y otros países más avanzados que de nuevo por nuestra mala cabeza nos miran con recelo.
DEPUREMOS RESPONSABILIDADES
Y para conseguirlo primero hay que depurar responsabilidades, deberían demostrar honestidad y humildad bajándose del pedestal, esos que mintiendo compulsivamente no dejan de mirarse el ombligo, a pesar de por sí inepcia, ser responsables subsidiarios de miles de muertes de nuestros mayores, incompetencia y negligencia por su falta de previsión y errores en sus decisiones, así que por el bien general que se larguen y DIMITAN dejando paso de forma temporal, a otros mejores gestores que los hay en sus propios equipos y que como hemos visto esta semana, ya discuten las decisiones de quien «les lidera».
«Usted es libre para hacer sus elecciones, pero es prisionero de las consecuencias». Pablo Neruda.
