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PACO GIMENO BADUELL – EL MEDICO ILUSTRE QUE NO COBRABA POR AMOR A SUS VECINOS.

Sita en la calle de las tiendas o mejor conocida como Selgas y en su número 13 cuelga en el lado izquierdo de su portal una placa de mármol gris, cuya leyenda perpetúa el buen hacer de un médico ilustre, que hizo del amor la razón de su vida...

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PACO GIMENO BADUELL – EL MEDICO ILUSTRE QUE NO COBRABA POR AMOR A SUS VECINOS.

Reza así: AQUI NACIO Y MURIO LA SINGULAR PERSONALIDAD DE D. FRANCISCO GIMENO BADUEL. MEDICO HIDALGO DE EJEMPLAR DESINTERES, A QUIEN LORCA Y SU AYUNTAMIENTO, AGRADECIDOS, PERPETUAN PUBLICAMENTE LA MEMORIA DE ESTA CONDUCTA DE EJEMPLAR CIUDADANIA. MAYO 1963.

La inscripción y veneración de su forma de actuar es fiel reflejo de la realidad de su personalidad y bondad, pues como se dice «por sus obras lo conoceréis», y don Francisco se caracterizó durante su quehacer profesional, por su generosidad inagotable pues en aquellos tiempos mucha miseria había y fueron centenares las familias necesitadas que recibieron la visita del médico ofreciendo su asistencia desinteresada.

Sus vecinos, amigos, parientes y visitantes quedaban agradecidos y admirados y atinaban a resaltar su carácter, su simpatía, humanidad, manifestando tras su fallecimiento en 1962, «que cosas tenía Don Paco, que buena persona, que buen hombre».

Decían de él que era de rápido caminar con paso largo y de impecable vestir, usaba guantes para que al quitarlos, el apretón de manos se hiciera más cálido y fumaba masivamente como excusa para compartir sus pitillos y confidencias con sus amigos.

Durante sus tiempos de estudiante en Cadiz, compatibilizó la patología con su actividad de tasador de joyas, actividad que no le impidió preparar un estudio sobre Darwin que le valió ser premiado en un Certamen de aquella ciudad, premio otorgado por la entonces reina Isabel II, una escultura de bronce que siempre permaneció en su despacho.

Cuentan una de sus anécdotas que sufriendo un punzante dolor por una dureza en el pie que le impedía calzarse el zapato, no fue impedimento para salir a la calle con una zapatilla, corriendo a dar auxilio a la llamada de un enfermo, y era tal su preocupación y vigilancia por los enfermos más delicados que cada noche antes de recogerse acudía a sus puertas para interesarse por su estado y en caso de estar ausentes les dejaba una nota por debajo de la puerta para estuvieran tranquilos que estaban bajo permanente vigilancia.

El médico que no cobra

Tomó fama de sus asistencia humanitaria que tantas veces otorgó a enfermos de nula capacidad económica a los que no les cobraba, fruto de su generosidad y también de proceder de una familia con holgada situación económica, aunque la tenencia material no fue impedimento para preferir anular un viaje a su querida feria de Sevilla que apasionaba a su esposa Doña Paz, para atender al repentino enfermo cuya gravedad requería de sus urgentes servicios.

Tenia tantas pasiones y ocupamientos que necesitaba ir rápido a todos los lugares y de la misma veloz forma realizaba sus tareas con el fin de tener tiempo libre para realizar composiciones poéticas o literarias que firmaba con el enigmático nombre de «Busto Tavera», también fue pionero en la radio difusión así como amante de sus partidas de cartas en la Peña sentado en su tresillo  junto a su amigo Don Alfonso Bastenier, ingeniero del ferrocarril, hasta que una llamada de algún paciente le interrumpía el rato de ocio, obligándole a retomar su sacrificio en beneficio de los enfermos, pero no sin demostrar su momentáneo enfado que le hacía parecer un poco cascarrabias, según testimonio de otro médico su amigo el doctor Sánchez Parra.

Tuvo una hija, Pilar de su primer matrimonio con Doña Joaquina Mellado y del segundo con Doña Paz Abellán, un hijo llamado Jerónimo que aseguraron su descendencia por los numerosos nietos a los que pudo contar sus historias.

En su retirada de la labor médica entrado ya en avanzada edad recibió el homenaje de distintas entidades lorquinas que solicitaron al Excmo. Ayuntamiento que fuese nombrado como miembro Honorario de la Corporación, hecho que fué recogido por la prensa «Se proyecta un homenaje de toda la ciudad a Don Francisco Gimeno Baduell, que próximamente, por imperativos de la edad, habrá de abandonar el ejercicio de la medicina.

Don Paco es un compendio de valores humanos. No ha habido circunstancias ni situación en la que no haya estado con su consejo, bolsa y ayuda, la figura señera y eternamente juvenil».

Decía de él D. Jose Ibañez Martín, el embajador de España en Lisboa, «el Doctor Gimeno es una de las figuras más ilustres que tiene Lorca; y lo es por el altísimo prestigio logrado en el orden profesional, por su entrega, como pocos a una obra social de máxima categoría.»

Don Victor Mellado Conde de San Julián le manifestó, «Los achaques que la vida trae consigo me apartaron para siempre de esa ciudad, pero aún me quedan viejos amigos de los que guardo gratísimo recuerdo, ocupando Paco un lugar preferentísimo.»

Otro personaje lorquino fué Don Antonio Llamas párroco del Carmen, que le dedicó, «que Dios te guarde muchos años hecho un mocico para satisfacción de tu estimada casa y amigos que te queremos.»

Tras unos cuantos más discursos de distintas personalidades en el otorgamiento de tan merecido reconocimiento, se despidió el ilustre médico diciendo, «¿que hice yo, señores? ¿Qué puede haber de mérito en la modestísima actuación de un médico en cuarenta y cinco aos de ejercicio, a través de una labor callada y humilde?

Hice, y Dios bien lo sabe, cuanto pude, entregándome a vosotros, por entero.»

Su casa y despacho en Calle Selgas, 13

La casa del Doctor Francisco Gimeno Baduell se encuentra en la calle Selgas, tradicionalmente una de las arterias principales del casco histórico de la ciudad, como otro ejemplo más del estilo ecléctico de la arquitectura señorial de la localidad durante la segunda mitad del siglo xix. Sin embargo, por los datos que se desprenden de los protocolos notariales consultados en el Archivo Municipal, se tiene constancia de la existencia de este inmueble en el siglo xviii, por lo que deducimos que la edificación de esta época fue sufriendo a lo largo de la historia una serie de reparaciones y reformas, de las que no se tiene constancia, hasta llegar al aspecto y distribución actual.

Según los registros consultados podemos retroceder hasta 1855, fecha en la que don Jerónimo Gimeno Ballestero (abuelo de don Francisco Gimeno Baduell) compró la propiedad según escritura del 15 de diciembre de este año. En este documento se intuye que la forma y accesos de la vivienda son ya muy similares a los actuales a pesar de las posteriores transformaciones que sufriera, dada la descripción que se hace de la misma en la escritura de compra.

«Inmueble: Una casa sita en la población parroquial de San Mateo, calle del Águila (actual calle Selgas), lindando por un lado, el de la derecha, Dña. Elvira la Morote, por la izquierda, el Excmo. conde de San Julián, y por la espalda a la calle del Cuervo (actual
calle Fernando V) a la que tiene salida con puerta de parador y cochera…»

Un plano del parcelario de 1926 del archivo de Lorca, nos muestra ya la edificación con la actual forma y accesos.

Descripción general y recorrido a través de la vivienda La vivienda se ubica en una parcela de forma irregular y está compuesta por la unión de dos edificaciones con fachadas a dos calles  perpendiculares entre sí y con una notable diferencia de cota. La edificación principal cuya fachada se encuentra en la calle Selgas se sitúa a una cota más elevada que la edificación secundaria que
tiene su fachada en la calle Fernando V, ambas edificaciones son contiguas, están comunicadas y conforman una única vivienda en su distribución interior.

Las dos edificaciones se articulan en torno a un patio interior que linda también con otras propiedades de la manzana. La vivienda cuenta con un semisótano que no ocupa la totalidad de la planta, si no que se desarrolla únicamente bajo una parte de la edificación principal, y tres plantas sobre rasante (baja, primera y bajo cubierta) coronadas con un torreón sobre el núcleo de comunicación vertical de escalera central, desde la que se accede a todas las plantas del edificio excepto la semisótano.

La cubrición de la vivienda se desarrolla con una cubierta inclinada a varias aguas de teja curva árabe. Como decíamos, la vivienda se articula alrededor de dos elementos que van de la mano: el patio interior y la escalera central de comunicación vertical ejecutada mediante el sistema de bóveda catalana de una
rosca de rasilla cerámica, sorprende el poco espesor de la bóveda con respecto a su longitud. En torno a ella, se ubican en el ala norte las estancias más significativas de la vivienda con decoraciones en sus revestimientos y accesorios mucho más ostentosos, elementos como pavimentos cerámicos hidráulicos
con motivos pintados a mano y lujosas lámparas de araña de cristal, hoy en día dañadas.

Descripción de la fachada La fachada principal se estructura en altura con tres ejes que reproducen en su exterior el esquema compositivo equilibrado y ordenado del interior, con tres huecos por planta. Se accede a través una gran portada de piedra en el centro de la fachada, decorada en jambas y dintel con molduras a listel, friso convexo y cornisa en voladizo, situándose a ambos lados amplias ventanas enrejadas.

Se accede a la vivienda a través de un amplio zaguán de entrada con dos escalones longitudinales de mármol de la época y zócalo con piezas cerámicas pintadas a mano, así como una placa cerámica con el nombre de la familia Gimeno Baduell.

Fuente: Dialnet – La restauración de la casa del doctor Gimeno Baduell https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5799884