Lorca, la ciudad monumental, la de los cien escudos, la que fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1.964 por su legado barroco, bien podríamos llamarle hoy la ciudad de los mil cables, pues es lo que más destaca ahora de sus fachadas. Es vergonzoso el impacto visual que el cableado tiene en el casco antiguo de Lorca, un entramado de cables cutre y chapucero, que lejos de reducirse se va convirtiendo cada vez más en una especie invasora, un parásito que nos está llegando de la mano de las compañías de telecomunicaciones y que se va extendiendo como una plaga de un edificio a otro, de una calle a otra y de un barrio a otro, sin que nuestro AyuntaMIENTO haga nada por erradicarla.
Es lamentable que las empresas eléctricas o telefónicas sigan poniendo más y más cables y más y más cajas de conexiones sin control alguno, sin importarle lo más mínimo como quede visualmente, cables en cuyas terminaciones quedan enrollados y colgando lo metros sobrantes, haciendo nuevos cableados de fibra óptica y dejando en el lugar los antiguos, cientos de cables que ya no desempeñan función alguna excepto la de desfigurar la imagen del casco histórico. Pero la culpa no es de estas compañías, los responsables son nuestros dirigentes, que no regulan con una ordenanza la imagen de la ciudad, una ciudad a la que se promociona turísticamente por un lado, mientras que por el otro no hacemos nada por corregir la imagen de desidia y dejadez que ofrecemos a los que nos visitan.
Son muchos los millones invertidos en la regeneración urbana de Lorca tras los terremotos, una renovación integral donde se ha llevado un gran pellizco las nuevas conducciones subterráneas de electricidad y de comunicaciones, flamantes conducciones pagadas con dinero público, pero que quedan en manos privadas, pues son para uso exclusivo de estas compañías que obtienen miles de millones al año en beneficios. Beneficios que sin duda aumentarán en lo relativo al mantenimiento del servicio en Lorca, ya que es de suponer que durante muchos años no den problema alguno estas nuevas conducciones.
Lo que no se entiende, es que la inversión que se ha hecho en nuestra población de dinero público, no tenga alguna contraprestación por parte de estas compañías. Aquí es donde se ve la valía de nuestros gestores, en cualquier otra ciudad sus gobernantes habrían buscado alguna compensación de estas empresas por lo que han recibido de la administración, pero aquí no, aquí nuestros dirigentes solo saben lanzar anuncios o culpar a otros de los problemas. Otras ciudades como Badajoz, Cáceres, Córdoba, Granada, Marbella, Mérida, Ronda, e incluso Lepe, (con su guasa) sí que han logrado alcanzar acuerdos con estas compañías, convenios que han supuesto el saneamiento de los puntos de mayor saturación de cables en sus ciudades. Por otro lado, también están las ciudades que han buscado financiación pública para erradicar esta “plaga”llegando a recibir fondos europeos para estas actuaciones, pero aquí nada se ha hecho. Sí que es verdad que el renovado alumbrado público de la calle Cava se ha puesto ahora subterráneo, subiendo el nuevo cableado del suelo al punto de luz, pero no así el resto de conducciones aéreas de telefonía y electricidad que invaden las fachadas de esta regenerada calle.
Debe de haber buena sintonía entre el delegado de Iberdrola en Murcia el ex consejero Patricio Valverde y el actual alcalde de Lorca Francisco Jódar, pues ambos son del mismo partido, circunstancia que se debería de aprovechar para establecer conversaciones con Iberdrola encaminadas a solucionar este tema, también con las compañías de telefonía que son las que más actuaciones realizan en estos momentos. Y entre tanto, inicial las bases para una futura ordenanza que regule la imagen del casco histórico y de Lorca en general, no solo en lo relativo al cableado, también en cuanto al color de las fachadas en el casco viejo, color de rejas, tejas y demás elementos, así como permitir solo tonalidades ocres en los barrios altos, prohibiendo los colores chillones que tanto afean. Igualmente se deberían de repintar con colores ocres a tono con el entorno, las casetas de los repetidores de televisión y los antiguos depósitos de agua de la carretera del castillo, edificaciones que al estar pintadas de blanco son demasiado perceptibles en la actualidad.
Llama la atención que exista una ordenanza que prohíbe colgar ropa en un balcón particular, cosa que no me parece mal, pero sin embargo se permita que estas compañías de servicios, tapen con sus conducciones hasta los mismos rótulos de las calles, he puesto dos imágenes como ejemplo, pero hay más, como también se podrían poner cientos de fotos del cableado que afea notablemente nuestras fachadas, tanto en edificios históricos como nuevos, pues ninguno se salva. En esto el AyuntaMIENTO, no debería de conceder la licencia de primera ocupación hasta no estar eliminado o bien canalizado el cableado de la fachada en la nueva obra, pues es lamentable la imagen que ofrecen algunos edificios nuevos, aunque con muchos años ya desde su construcción y donde todavía permanecen los palos provisionales que se pusieron al inicial la obra, palos de los que permanecen colgando los cables de cualquier manera.
También a la empresa que instala el alumbrado extraordinario de navidad, se le debe de exigir la eliminación total de todos los componentes que pone para sujetar este alumbrado provisional, ya que los mismos permanecen de un año para otro en balcones, farolas y otros elementos que hacen de sujeción. En la reciente regeneración del barrio de San Diego, se ha dejado a modo de reliquia un palo en el parque de la Casa Mata, palo que se usaba como poste de una antigua línea eléctrica y que hoy ha quedado ahí como un elemento más de la desidia que padece nuestra población. Igual pasó con los viejos postes del telégrafo que había junto a la vía del ferrocarril, hace muchos años que desapareció la línea pero los postes permanecieron ahí, ahora hace unas semanas que por fin se han quitado, pero cortando la madera por encima de su base metálica y dejando este elemento de casi un metro de alto para el recuerdo.
Urbanismo debe de obligar a todas estas empresas a que cumplan con las más elementales normas de estética. La nueva Ley General de Telecomunicaciones favorece a las operadoras para que desplieguen sus redes, no necesitando ya autorización de las comunidades de vecinos ni tampoco permisos municipales, pero nada impide que el AyuntaMIENTO cree sus propias normas al respecto y obligue a estas compañías a que sigan unas determinadas directrices, ya que la imagen de la ciudad está en juego.
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