23F “AHORA SOY YO EL QUE MANDO” por Antonio de Cayetano.
Esto fue lo que escuchó el entonces alcalde de Lorca José López Fuentes al descolgar el teléfono consistorial en la noche del 23-F, hace hoy 35 años. La llamada la realizaba el coronel jefe del Regimiento Mallorca 13, tres horas después de que en el Congresos de los Diputados otro militar con pistola en mano, dijese la célebre frase de “quietos todo el mundo”, expresión seguida de disparos al techo del hemiciclo y un profundo silencio, solo roto por la valentía de otro militar, el entonces ministro de Defensa Manuel Gutiérrez Mellado, que a pesar de su edad se hizo fuerte y permaneció de pie fuera de su escaño, enfrentándose al teniente coronel de la guardia civil Antonio Tejero, personaje ya conocido y juzgado anteriormente por sus posturas golpistas.
Tejero era uno más de los muchos militares nostálgicos del pasado, el ejército y las fuerzas y cuerpos de seguridad en esa época, estaban plagados de leales al régimen franquista y por lo que parece, uno de ellos lo teníamos aquí en nuestra ciudad. El mando de nuestro regimiento lo ostentaba en aquella fecha el coronel Adolfo Vara de Rey Izarduy, un militar descendiente de una familia castrense cuyo árbol comienza en el siglo XVIII y que continua en el presente, pues dos de sus hijos siguen también la carrera militar en el arma de infantería. Digo que nuestro coronel también pudiese ser uno de esos militares nostálgicos con el régimen anterior, no porque estuviese destinado anteriormente en el Regimiento de la Guardia de su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, con el empleo de comandante, sino porque a excepción de los gobernadores militares, fue el único mando del ejército en la Región de Murcia que acató las órdenes anticonstitucionales del general sublevado Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III Región Militar a la que pertenecemos territorialmente.
Esa triste tarde-noche la población de Lorca no la vivió indiferente, no solo porque la ultraderecha y ciertos sectores del ejército podrían echar abajo la recién estrenada democracia e incluso provocar una nueva guerra civil, sino porque en nuestra ciudad el ejercito salió también a la calle, no con la notoriedad que lo hizo en Valencia, pero si para que más de uno se preocupase o incluso pasase algo de miedo. Tengo que confesar, que si personalmente estuve preocupado por la situación que se había creado en el país, más recelo tenía por las consecuencias para partidos y sindicatos, ya que hacía poco tiempo que se habían celebrado las primeras elecciones sindicales, elecciones donde yo había salido como representante de los trabajadores de mi empresa y eso costaba en los ficheros de la central sindical y podría usarse en mi contra, la misma inquietud que compartían otros muchos compañeros y miembros de partidos políticos, recibiendo algunos incluso amenazas en sus propios domicilios.
Los soldados de nuestro regimiento habían salido de paseo aquella tarde a la hora de costumbre, pasaban el rato en bares y cafeterías ajenos a lo que estaba sucediendo en Madrid, pero pronto la V.M. (vigilancia militar) recorrió todos estos establecimientos ordenando a los soldados regresar al cuartel. Conforme iban llegando al regimiento, los recibía un sargento en la puerta, ordenándoles que se dirigieran a sus dependencias y se pusiesen ropa de faena y combate así como las trinchas de maniobras, pasando luego a cenar rápidamente antes de la hora habitual. Una vez el estomago lleno, se dispuso cargar en el polvorín cajas de municiones en los vehículos, tanto para los subfusiles como proyectiles de mortero e incluso granadas, dos horas largas duró la carga, en silencio, con los ojos de los soldados enrojecidos por el montón de pensamientos que se les venían mientras hacían la faena, pues eran conscientes de que la cosa no pintaba bien.
Entretanto, la ciudad se iba despoblando, todos nos recogimos pronto a nuestros domicilios, se desalojaron cines y bares, el alcalde que se encontraba en el ayuntamiento con mandos de la policía nacional y algunos concejales, cerró la puerta del edificio consistorial tras recibir la llamada del coronel y se marchó a comisaría a esperar acontecimientos. Radio Popular recibió la visita de un capitán del regimiento acompañado de varios soldados y la emisora fue obligada a leer el bando del general Milán del Bosch, bando en el que entre otras cosas asumía el mando militar y civil, el poder judicial y administrativo, suprimía la totalidad de las actividades públicas y privadas de los partidos y quedaban prohibidas las huelgas y el abandono del trabajo, imponía un toque de queda de nueve de la noche a siete de la mañana, prohibiendo transitar a más de dos personas y autorizando a las tropas a emplear sus armas en caso de agresión.
A partir de ese momento nuestra emisora local emitió música militar, patrullas del ejército se dejaron ver por nuestras calles, incluso pidiendo documentación a los pocos que circulaban por ellas, también parece que algunos falangistas con camisas azules se dieron alguna vuelta por la Corredera. Como suele suceder en estos casos, más de uno ya estaba a disposición del ganador, poniéndose al sol que más calienta, lo que pasa que todavía no se sabía a ciencia cierta de donde soplaba el viento.
Aunque sobre el 23F hay muchas informaciones contradictorias, parece ser que varios mandos de esta región militar estaban al corriente de lo que iba a suceder aquella tarde en el Congreso de los Diputados, unos se iban a mantener fieles a la Constitución y al régimen democrático y otros como es el caso del coronel de nuestro regimiento no tanto, como lo demuestra lo de sacar las tropas a la calle y marchar hacia la ciudad de Murcia, incluso dio órdenes al capitán Morcillo de ocupar la ciudad de Alcoy, orden que se negó a obedecer el citado oficial y que le costó un arresto.
Y mientras el referido capitán permanecía en el cuartel, por defender el ordenamiento constitucional con todas las consecuencias, un convoy del regimiento partió a las 12,30 de la noche camino de la capital, convoy en el que se incluía ambulancia y cocinas de campaña, pero antes de llegar a Alcantarilla los paró la policía militar y tras un breve dialogo los convenció de que diesen la vuelta. Parece ser que el mensaje del rey por televisión había hecho cambiar de opinión al responsable de nuestro regimiento, también se dijo que en la base aérea de Manises que no acató las ordenes de Milans del Bosch, como tampoco lo había hecho el almirante de la Zona Marítima del Mediterráneo en Cartagena, había 24 aviones Mirag preparados por si tenían que intervenir contra el golpe, y uno de sus objetivos era el convoy del Mallorca 13 si seguía en el empeño de avanzar hacia Murcia.
El coronel Vara de Rey devolvió el mando al alcalde de Lorca sobre las seis de la mañana del día 24, ese día en el regimiento dejaron que se levantasen más tarde los soldados que habían salido de “marcha” esa noche, en el patio del cuartel se vieron algunos oficiales fultrados por el fracaso de la intentona golpista. Un año después el Mallorca 13, al igual que muchas otras unidades militares en distintas ciudades de España, desfiló ante la población como muestra de la cercanía del ejército al pueblo, algunas de las tribunas de semana santa se dejaron sin desmontar y la avenida Juan Carlos I fue testigo del calor de los lorquinos a su regimiento, recibiendo aplausos y vivas al paso de las distintas unidades que lo componían.
El desfile iba encabezado por su coronel, el mismo militar que un año antes, con su postura pudo contribuir a modificar negativamente la transición y la historia de nuestro país. Pero los lorquinos ya nos habíamos olvidado de eso, como también lo había hecho la clase política dirigente, al igual que la oposición e incluso la mayor parte de los medios de comunicación, el mismo rey decía que los sublevados solo querían lo mejor para España. Quizá por eso, no dudó en recibir el 5 de julio de 1982 en audiencia militar, al coronel de nuestro regimiento, al mismísimo Vara de Rey que iba acompañado por sus hijos, Adolfo con la graduación de capitán y Félix con la de alférez, así como por su hija Mercedes, dama auxiliar militar.
Cientos de libros y publicaciones se han escrito sobre el 23F, con tantas teorías y argumentos como el número de sus autores, quedando un montón de dudas y lagunas, así como muchos interrogantes, llama la atención el tiempo transcurrido entre la grabación del discurso del rey y la hora en que se emitió por la televisión, minutos después de la una de la madrugada, cuando se había grabado cuatro horas antes y el desplazamiento de la unidad se hizo a toda prisa y escoltada debido a las circunstancias del momento, también llama la atención que los que allí se desplazaron para ese menester, dijesen posteriormente en alguna entrevista, que encontraron al rey muy sereno, cuando ese día no era precisamente para estarlo.
Tampoco se ve muy claro el interés por nombrar al general Armada segundo jefe de Estado Mayor, ascenso promovido por el rey días después de la dimisión de Suarez, y nombramiento al que siempre se había opuesto el dimitido presidente del gobierno, dimisión que según algunas publicaciones fue forzada por el rey, por eso Suarez se despidió con “no quiero que la democracia sea una vez más un paréntesis en la historia de España”. Suarez sabía lo que se tramaba, un golpe de estado promovido por el propio poder, la Solución Armada, un gobierno de coalición con Armada como presidente y Felipe González de vicepresidente, integrado también por miembros del resto de partidos. Hay muchas evidencias de que el golpe se estuvo preparando con tiempo, que incluso diputados conocían la trama, se dice que para ejecutarlo el dos de mayo de ese año, pero que se adelantó al 23-F por la coincidencia del cambio de gobierno.
Lamentablemente no se tiene conocimiento del paradero de las cintas de 125 horas de conversaciones grabadas esa noche en el Congreso, si están destruidas, depositadas fuera de España o guardadas en alguna caja de seguridad bancaria, quizá si alguna vez saliesen a la luz, los españoles nos enteraríamos de lo que realmente pasó ese día. Recordar que el general Armada pudo ser la “autoridad competente” esperada por Tejero y que el golpe fracasó tras comprobar los golpistas que Armada ni estaba en la Zarzuela ni se le esperaba. Cuentan que el rey se asustó tras saber que en el Congreso había habido disparos, pues eso no estaba previsto y que se echó para atrás. La verdad es que los golpistas siempre hablaban en nombre del rey, y que Alfonso Armada y Milans del Bosch, los cabecillas, eran los dos generales más monárquicos, acabándose la intentona cuando el rey salió por televisión.
Lo cierto es que para España, el rey fue el salvador de la democracia aquella triste noche de la transición española, cuando quizá fue el causante de ese hecho, el rey fue implicado por la mayoría de los acusados, pero se dejó al margen. Los grandes protagonistas de ese día se llevaran su secreto a la tumba, y no me refiero solo a los que lo ejecutaron, también a los que lo prepararon, lo incentivaron o fueron conformes, todos representantes del pueblo pero que actuaron de espaldas a él.
Quizá por eso todos los sublevados aquel día han salido de rositas de estos hechos, con penas míseras, algunos hasta sin ser juzgados, y la mayor parte de ellos con indultos no justificados, como el que concedió el gobierno de Felipe González al general Armada, que tras ser condenado a 26 años de prisión fue puesto en libertad siete años más tarde, igual pasó con Milans del Bosch o Tejero. Pero lo que más sorprende es que los guardias y militares condenados por el intento golpista no solo mantuviesen su empleo, sino que se les pusiese luego en cargos de responsabilidad y fuesen ascendiendo, como es el caso de un teniente de la guardia civil que ha llegado a coronel. Algunos pensarán que una vez cumplida su pena tienen el mismo derecho que otros, cosa en la que discrepo, ya que si yo quiero optar por un empleo público, en cualquier administración, a policía o al ejército, lo primero que me piden es un certificado de no tener antecedentes penales, incluso para otros oficios, y sin embargo a los golpistas que pudieron provocar un baño de sangre en el país, siguen con los mismos derechos que antes de su condena.
Pero no solo no han perdido su empleo y han seguido ascendiendo, sino que también han sido condecorados años después con la Medalla de Sufrimientos por la Patria, la condecoración que más llama la atención fue la de Milans del Bosch a finales de 1981, año de la intentona golpista, condecoración que fue anulada más tarde por el gobierno de Calvo Sotelo cuando tuvo conocimiento del hecho, destituyendo al general que la había concedido. Decir como curiosidad que Milans del Bosch falleció en 1997, pero sus restos no están en un cementerio cualquiera, sino que están depositados en la cripta del Alcázar de Toledo, en el museo del ejército.
Esperemos que no vuelvan a ocurrir más intentonas golpistas. La guardia civil no fue solo ese día cuando entró por la fuerza en el Congreso, curiosamente hay otro 23-F, pues un 23 de febrero de 1.873 la guardia civil y la milicia nacional participó en otro golpe de estado, este promovido por el presidente de la Asamblea Nacional de la 1ª República, gobernando el general Pavía en dictadura republicana, (en todas las casas se comen habas) luego al año siguiente otro golpe de estado proclamó rey a Alfonso XII hijo de la exiliada Isabel II, poniendo fin a la 1ª República, pero solo reinó diez años, pues murió con tan solo 27 víctima de tuberculosis, sucediéndole su hijo Alfonso XIII el cual reinó hasta el 14 de abril de 1931, fecha en que se proclamó la 2ª República, poniéndole fin a la misma otro golpe de estado en 1936 seguido de una larga guerra incivil, golpe y dictadura que de nuevo nos trajo a otro Borbón, rey que quizá pensó en el ejército como aliado para fortalecer la monarquía.
La verdad es que poco se puede hacer, si los que tienen las armas dicen de utilizarlas a favor de intereses concretos o sus propios ideales y si los que tienen la facultad y la obligación de penalizar estos actos, no legislan duramente contra aquellos que se salten las normas y las leyes establecidas. Como españoles debería de darles vergüenza ver las marcas de los tiros en el Congreso, pero así es el ejército, juez y parte a la vez, nadie se atreve contra él, se habla mucho de corrupción política y poco o nada de lo que pasa en esa institución en todos los sentidos. También el ejército es valor, coraje y disciplina, pero ojo con la obediencia debida, se suprimió del Código Penal Militar en 1985, pero el gobierno del PP la quiso resucitar en 2013, aunque luego se echó atrás tras oponerse el Consejo General del Poder Judicial. Debe de primar siempre la legalidad, no eludir la responsabilidad penal bajo el cumplimiento de una orden, ni ordenar lo que no es de Ley.