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El camino Marin albergará un parking disuasorio de 190 plazas para poner marcha las ZBE en varias calles del casco urbano.

El Consistorio ha solicitado más de 3 millones de euros de fondos europeos para la peatonalización de calles, instalación de cámaras de control y medidores de aire. De esa forma podrán controlar los vehículos que acceden sin permiso a las ZBE, que podrían dar lugar a sanciones.

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El camino Marin albergará un parking disuasorio de 190 plazas para poner marcha las ZBE en varias calles del casco urbano.

Un parking disuasorio en la zona del Camino Marín es la principal inversión que contempla el Ayuntamiento en sus planes para poner en marcha las zonas de bajas emisiones en la ciudad. Se construirá en una sola planta en terrenos municipales junto al futuro centro de Servicios Sociales, estará cubierto y tendrá capacidad para 190 vehículos. Su coste será de dos millones de euros y la iniciativa forma parte de un proyecto más amplio valorado en 3,2 millones que la oficina municipal de captación de fondos europeos municipal ha presentado ya a la convocatoria de los fondos ‘Next Generation’ para obtener financiación.

El Consistorio también pretende incluir en este conjunto de medidas el arreglo de calles para construir una plataforma única y facilitar la peatonalización, entre las que se encuentran Cuesta de San Francisco y Álamo, y la adquisición de cámaras, medidores de la calidad del aire y aforadores para contar el número de vehículos.

Además, se ha proyectado la construcción de nuevos carriles bici en la avenida Europa y en la Alameda Rafael Méndez, que discurre junto a la plaza de toros, el hotel Jardines y la urbanización La Isla.

Rambla de Tiata

El Ayuntamiento ha obtenido hasta el momento 9,8 millones de euros de los fondos de recuperación económica tras obtener la puntuación necesaria en 11 convocatorias distintas y ha solicitado ayudas por 12,1 millones de otras siete convocatorias, que están pendientes de resolución. Además de las zonas de bajas emisiones se han presentado proyectos para la rehabilitación de la antigua cárcel, del edificio del Ayuntamiento y el centro cultural, que suman 5,4 millones de euros de presupuesto, y la renaturalización de la rambla de Tiata, por 2,7 millones. Esta actuación persigue crear un corredor verde de 3,2 kilómetros que conectará la ciudad y la huerta y opta por segunda vez a la subvención. En la primera convocatoria «quedó fuera por muy poco y se ha revisado el proyecto para obtener más puntuación» haciendo hincapié en la biodiversidad y en las especies autóctonas que alberga este espacio natural, señalan desde la oficina, en la que confían en el éxito de las correcciones realizadas para conseguir su selección.

Fulgencio Gil presenta el proyecto de zonas verdes más ambicioso de la historia, que dotará a Lorca de 10 kilómetros de Corredores Verdes y Nuevas Alamedas

(El proyecto de renaturalizar la rambla de tiata fue presentado por el anterior alcalde Fulgencio Gil en 2018)

El alcalde, Diego José Mateos, se mostró satisfecho con los resultados obtenidos en esta oficina de captación de fondos europeos que se puso en marcha hace un año y medio y que se reforzará este mes con la contratación del cuarto trabajador, un técnico de administración general, que se dedicará a supervisar el desarrollo y la justificación de los proyectos subvencionados por valor de casi 10 millones de euros que este año comenzarán a ejecutarse.

Adelantó que se va a iniciar una campaña de información dirigida a los vecinos que tienen más dificultades económicas para mejorar la accesibilidad y la eficiencia energética de sus viviendas, con el fin de facilitarles las herramientas para que puedan acogerse a la línea de ayudas, dotada con cuatro millones de euros a ejecutar hasta 2025.

Mateos reconoció que «va a costar ponerlo en marcha porque tiene que ser a petición de los propietarios», y aseguró que el Ayuntamiento estará muy pendiente de que estos puedan justificar las ayudas, por lo que se creará una oficina específica en la Concejalía de Urbanismo.

Según el regidor, la inversión supondrá un «cambio importante» en barrios más degradados con viviendas antiguas y de peor calidad constructiva como las del casco histórico, Calvario, Ramblilla de San Lázaro y San Cristóbal.