ANTONIO SORIANO SIEMPRE ESTARÁ CERCA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO
La tarde del pasado viernes asistimos a la inauguración de la nueva calle dedicada al maestro y periodista Antonio Soriano. Fue un bonito y sencillo acto donde varios amigos acompañamos a su mujer Carmen, a sus hijas Inmaculada y Mari Carmen y al resto de la familia en este merecido reconocimiento que le dedicaba el Ayuntamiento, representado por su Alcalde, Fulgencio Gil y por varios miembros de la corporación municipal.
![](https://cosasdelorca.com/wp-content/uploads/2019/03/ANTONIO-SORIANO-LOCUTOR-1.jpg)
Mientras oía a su nieto David leer las emotivas palabras que le dedicó a su abuelo, recordaba cuando hace unos 3 meses quedamos en el Museo Arqueológico para que nuestro común amigo Paco Alonso hiciera unas fotografías para ilustrar el libro sobre Lorca que estaba ultimando.
![](https://cosasdelorca.com/wp-content/uploads/2019/03/ANTONIO-SORIANO-LOCUTOR-1.jpg)
Cuando estábamos sentados en el despacho me hizo un comentario sobre lo bonicos que estaban los balcones del Museo adornados de macetas y haciendo gala de ese humor que siempre le ha caracterizado, me dijo: “había muchos pétalos de los begonias en el suelo y he ido con mucho tiento para no pisarlos que no estoy yo para muchos deslices”.
Pasamos un estupendo rato charlando, viendo antiguas fotografías, recorriendo las salas del Museo y deteniéndonos delante de algunas vitrinas para recordar anécdotas de la arqueología de Lorca de estos últimos años, de la que fue un relator excepcional por su interés por el pasado y por su facilidad para contarlo.
El mejor homenaje que se le puede hacer a Antonio Soriano es leer sus publicaciones y sus múltiples artículos de prensa que nos acercaran a como fue su querida Lorca en estos últimos cincuenta años.
A partir de ahora, cuando llegue a la plaza de Don Juan Moreno para ir al trabajo, tuerza por la calle que ahora lleva su nombre y vea el rotulo en la esquina del Museo, me acordaré de aquel amigo amable, bondadoso y siempre de buen talante que me preguntaba, sacando la pequeña libreta del bolsillo de su cazadora, “¿tenemos algo nuevo en la arqueología del pueblo?”.