ANTONIO SORIANO SIEMPRE ESTARÁ CERCA DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO
La tarde del pasado viernes asistimos a la inauguración de la nueva calle dedicada al maestro y periodista Antonio Soriano. Fue un bonito y sencillo acto donde varios amigos acompañamos a su mujer Carmen, a sus hijas Inmaculada y Mari Carmen y al resto de la familia en este merecido reconocimiento que le dedicaba el Ayuntamiento, representado por su Alcalde, Fulgencio Gil y por varios miembros de la corporación municipal.
Mientras oía a su nieto David leer las emotivas palabras que le dedicó a su abuelo, recordaba cuando hace unos 3 meses quedamos en el Museo Arqueológico para que nuestro común amigo Paco Alonso hiciera unas fotografías para ilustrar el libro sobre Lorca que estaba ultimando.
Cuando estábamos sentados en el despacho me hizo un comentario sobre lo bonicos que estaban los balcones del Museo adornados de macetas y haciendo gala de ese humor que siempre le ha caracterizado, me dijo: “había muchos pétalos de los begonias en el suelo y he ido con mucho tiento para no pisarlos que no estoy yo para muchos deslices”.
Pasamos un estupendo rato charlando, viendo antiguas fotografías, recorriendo las salas del Museo y deteniéndonos delante de algunas vitrinas para recordar anécdotas de la arqueología de Lorca de estos últimos años, de la que fue un relator excepcional por su interés por el pasado y por su facilidad para contarlo.
El mejor homenaje que se le puede hacer a Antonio Soriano es leer sus publicaciones y sus múltiples artículos de prensa que nos acercaran a como fue su querida Lorca en estos últimos cincuenta años.
A partir de ahora, cuando llegue a la plaza de Don Juan Moreno para ir al trabajo, tuerza por la calle que ahora lleva su nombre y vea el rotulo en la esquina del Museo, me acordaré de aquel amigo amable, bondadoso y siempre de buen talante que me preguntaba, sacando la pequeña libreta del bolsillo de su cazadora, “¿tenemos algo nuevo en la arqueología del pueblo?”.