En pocos días podremos visitar restos del palacio califal descubierto bajo el Santuario Virgen de las Huertas de Lorca.
Alfonso X El Sabio llegó a Lorca en 1244, su intención no era otra que incorporar la Ciudad del Sol a la corona castellana. La tradición cuenta que instaló su campamento en una fortaleza-palacio, en lo que hoy día se levanta el Santuario de la Virgen de las Huertas.
Casi era una costumbre del Rey Sabio, instalarse en baluartes islámicos. Lo mismo hizo durante una de sus estancias en Murcia, alojándose en el Castillo de Monteagudo.
Al parecer, las evidencias arqueológicas están confirmando lo que la falta de documentación no había podido hacer. Como se está comprobando desde el año 2000, bajo el santuario patronal existen restos de un palacio califal cuya construcción se sitúa a finales del siglo X. De manera casual apareció un muro (11×3.5 metros) de mampostería construido a soga y tizón, con 4 arcos pintados en rojo y blanco, como la Mezquita de Córdoba.
El convento reutilizó el primitivo suelo de la ermita hasta principios del siglo XVII, momento en el que se dispuso un nuevo pavimento formado por ladrillos cuadrados colocados en hileras. Quizás este suelo se realizó a finales de 1614, momento en que se contrata la entrega de cinco mil ladrillos y mil tejas.
En el siglo XVII se implanta la costumbre de llamar a las riadas con el nombre del santo del día que se producían. El día de San Severo de 1653 hubo una gran riada que produjo daños de enorme consideración en las estructuras del convento franciscano dando lugar ala ruina de la mayor parte del mismo. Las evidencias de esta riada se han documentado en la excavación arqueo lógica, en un potente depósito de limos.
A partir de la destrucción provocada en 1653 por la riada de San Severo, se plantea la construcción de un nuevo convento, del que se ha documentado la escalera de acceso al primer piso del claustro. Para asentar esta estructura se optó por rellenar con los escombros del edificio previo el espacio sobre el que iba a construirse, perteneciente posiblemente a una de las capillas de la antigua iglesia. Parte de esta escalera se apoya en el paramento islámico, para lo cual se tuvieron que desmontar algunos sillares del mismo que fueron reutilizados en el relleno.