La casa de los Guevara, una casona del barroco en pleno corazón de Lorca.
Datos del edificio:
La casa de Los Guevara ocupa un solar próximo a la Iglesia de Santiago. En origen se exten-dería a lo largo y ancho de una manzana completa, de planta casi cuadrada delimitada por cuatro calles: Juan II al este, donde se emplaza una de sus dos fachadas principales y la portada con acceso a la casa; Corredera hacia el sur, donde se emplaza la otra fachada principal, que tiene característica típicamente barroca al igual que la situada en la calle Juan II; al norte, en la calle Núñez de Arce, nos muestra una fachada muy transformada en la actualidad con nuevas abertu-ras por la transformación de viviendas posteriores; y al oeste, la calle Espín por donde tendría, en época barroca, el acceso a la zona de cocheras y cuadras.
La Casa se desarrolla con el sentido urbanístico característico del Barroco, de tal manera que las viviendas se conciben en función de las calles o de la plaza en la que se ubican para acentuar su belleza mostrando el poderío social de los dueños. Se trata de una construcción barroca que manifiesta las características de la Casa-Palacio o “casonas” de este momento, mezclando características típicas del Barroco, con las tendencias locales de sobriedad observables en los muros enfoscados de forma bícroma en las fachadas principales remarcando los amplios balcones de planta baja y primera planta al igual que en las pequeñas ventanas de las cámaras. Además se remarcan dichos vanos con unas embocaduras molduradas en yeso en la primera planta y en las cámaras. Un aspecto a destacar es la sillería presente en el zócalo, esquinas y portada de acceso, que permite confirmar que la construcción del edificio responde a un programa arquitectónico, por la envergadura de la edificación, para una de las familias más poderosas de la ciudad, mostrándose al exterior el escudo nobiliario del linaje.
El palacio es un ejemplo del Barroco Civil de la Región de Murcia, donde la arquitectura pasa a un primer plano por su fachada y el cuadro de escalera. La sala más importante de la Casa, situada en la primera planta, destaca por su decoración pictórica, que favorece el efecto plástico y escenográfico, dotando de grandiosidad al conjunto, con el techo pintado, acompañado de ménsulas y jácenas talladas y doradas.
En origen el solar del edificio se aproximaba a una planta cuadrada y las habitaciones se disponían en forma de “U” en torno al patio donde se desarrollaban principalmente tareas de servicio y de acceso secundario. La casa de Los Guevara se encuadra con las características formales de las construcciones señoriales típicas del Barroco, apreciándose con claridad los rasgos de lujo y ostentación, así como elementos de dignificación o ascenso social presentes en sus dimensiones, y por la profusión de la decoración del salón principal, la torre, la portada, etc. La vivienda sufre diversas transformaciones a lo largo de sus más de tres siglos de historia, siendo la última la que la convierte en viviendas particulares, modificaciones que han afectado al exterior de las fachadas principalmente en las calles de Núñez de Arce y Espín, pero aún así nos ha permitido la lectura de su planta original. Por ejemplo, tenemos datos de que hasta hace pocos años la planta baja del inmueble estaba ocupada por una oficina de Telégrafos y por la sede de la peña deportiva del Real Madrid; así mismo la totalidad de la planta semisótano estaba dedicada a locales de ocio como el COPPI que cerró en 1995 tras un cruento suceso en su interior.
Origen del edificio
La fachada principal en la Calle Juan II, de cuatro ejes o calles asimétricas, destaca por la portada blasonada, en piedra con pilastras cajeadas, capiteles a modo de testa de elefante y frontón partido. Esta portada se podría fechar por el análisis estilístico, en torno a 1640-50 y la construc-ción de la Casa debió de realizarse en torno a 1685-95. En general, la casona barroca responde a una estructura organizada, en “U” con un patio. El edificio disponía de un número amplio de habitaciones, donde la parte más destacada se dedicaba a los señores de la casa y el resto correspondería con las zonas funcionales de servicio y de almacenamiento.
La fachada correspondiente a la calle Corredera es de tres ejes, localizándose en esta uno de los accesos al semisótano. Ambas fachadas, rematadas por un alero de escaso vuelo, muestran forja o herrería simple y miradores del siglo XIX, que alteran la visión de las mismas. En general, la casona barroca responde a una estructura organizada, en “U” con un patio. El edificio disponía de un número amplio de habitaciones, donde la parte más destacada se dedicaba a los señores de la casa y el resto correspondería con las zonas funcionales de servicio y de almacenamiento; respecto a esto no podemos olvidar que en el s. XVII y hasta hace escasas décadas la zona era eminentemente agrícola y ganadera.
La Casa principal se presenta en cuatro alturas: semisótano, planta baja, primera planta o planta principal y cámaras. El semisótano es fácilmente identificable en el exterior por la sillería de piedra de la cantera de Murviedro, que está presente en el zócalo de las fachadas de la calle de Corredera, Juan II y Núñez de Arce. El acceso al semisótano es a través de una pequeña puerta situada en el eje de la fachada recayente a la Glorieta de San Vicente, y su distribución corresponde a la tres calles existentes hacia la calle Corredera, y el fondo de las calles llega hasta los muros medianeros del zaguán-vestíbulo, dando lugar a grandes salas en planta baja y primer piso en las tres calles, apreciables en la pendiente de la calle Juan II hacia la Plaza de San Vicente, y disponiendo este semisótano de pequeñas aberturas a modo de ventanas abocinadas hacia el interior.
Los zócalos son de piedra franca de canteras locales, así como las esquinas del edificio, a modo de cadena, que marcan claramente las dimensiones de la construcción del inmueble del s. XVII; el resto del alzado del edificio tanto en las fachadas como en la mayoría de los espacios del interior es de mampostería.
En el ático o cámaras, situadas en el último piso, se almacenaban los cereales de la cosecha, los embutidos de la matanza y dormían los criados. Esta parte estaba iluminada con pequeñas ventanas rectangulares. Parte de la planta baja de la vivienda estaba destinada igualmente al servicio, donde se disponían estancias como la cocina, el horno, los corrales y los accesos a los sótanos dónde estarían también las bodegas, lugar en el que se guardaba el vino y el aceite. En la parte posterior de la casa se situarían las cocheras y posiblemente un pequeño jardín/patio que estaría tapiado por la calle Espín, lo que le otorgaría un aspecto íntimo y cerrado.
El huerto de la Casa parece ser que podría haberse situado en la parte que actualmente ocupa la Plaza de San Vicente Ferrer. Con respecto a la planta baja, parte de ella (esquina de la calle Corredera y calle Juan II) y la planta principal o primera planta, quedaban reservadas para los propietarios, que se asomaban al exterior por amplios balcones, que conservan excelentes carpinterías de la época. El acceso a la planta noble se realizaba por una escalera de tipo imperial, que formaba un rellano en primera planta y que daba acceso a través de la puerta central al comedor y al gran salón o posible equiparación del salón de baile. Para los dormitorios quedarían las dependencias restantes, mirando en primera planta a la calle Corredera y en parte de la planta baja (esquina calle de Juan II y calle Corredera) se desarrollaba la vida privada y familiar.
El edificio está dotado de una torre, que ocupaba todo el cuadro de la escalera imperial y que en origen daría luz al mismo. De planta cuadrada, estaría coronada en el interior por una cúpula de planta circular al interior y al exterior de forma octogonal, que produce una cúpula semiesférica moldurada en el interior, conservada en la actualidad. Al exterior tiene un tejado de vertientes curvas y ochavadas, coronándose el conjunto por una veleta de forja.La portada
La fachada enmarcada por pilastras cajeadas, responde a una construcción de estilo de tradición manierista, componiéndose de una sola calle central que soporta el arquitrabe con un frontón formado por dos volutas o aletas con pináculos, que sirven para unir armoniosamente la fachada y situándose sobre éste el escudo de los Guevara, rematado por un frontón triangular quebrado.
La portada es posiblemente obra de los canteros Lorenzo o Miguel de Mora. Todo parece indicar que Juan de Guevara se valió de la edificación existente en el actual Palacio de Guevara (casa de las columnas) realizado por su padre Gómez de Guevara para levantar su nueva casa, que ya contaba con una portada de piedra valorada en las particiones por 1800 reales, y que parece corresponder a la que actualmente se encuentra en la Calle Juan II, obra realizada por Alonso de Guevara y Leones, primo de Juan de Guevara y sobrino de don Gómez García de Guevara, que es el padre de don Juan de Guevara (MUÑOZ:1994).La techumbre pintada (salón principal).
El espacio interior adquiere un carácter unitario en el que se combinan armoniosamente la arquitectura (espacio de la sala), la escultura (talla dorada de las jácenas y las ménsulas) y la pintura en el techo y el friso corrido alredor de toda la sala.Características:
– Los soportes, como el techo de revoltones y las jácenas, ya no son sólo un elemento sustentante sino que además son un elemento decorativo. Se observan varios tipos: ménsulas (de tipo de “hoja canesca” o con ángeles atlantes) y las tallas con querubines. La techumbre va produciendo pequeñas curvas, por los revoltones y en contraposición las líneas rectas están producidas por el friso corrido alrededor con las figuras del apostolado, dotando al techo de aspecto vibrante.
La techumbre pintada se divide en cuatro calles divididas por las tres jácenas talladas con sus correspondientes ménsulas y delimitadas por los propios muros de carga del edificio.
Los elementos figurativos pintados en el techo son de índole iconográfica y decorativa, repartiéndose y acomodándose en los revoltones de manera que consiguen un mayor lucimiento, dando idea del “horror vacui”. Entre los elementos destacan los motivos de hojarascas vegetales con querubines, que se van alternando en los revoltones con motivos de aves picoteando ramajes; todos estos motivos, que se enroscan en el pequeño espacio de los revoltones, son menudos, compactos, naturalistas y con un enorme colorido, y la decoración exuberante.











