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LA PUERTA DE ALCALÁ DEL CASTILLO DE LORCA

La disposición de la puerta de un castillo era muy importante, brindaba la entrada y salida de todo aquel que lo habitara, por lo tanto tenía que estar muy bien preservada.

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LA PUERTA DE ALCALÁ DEL CASTILLO DE LORCA.

El castillo de Lorca durante los últimos siglos de la Edad Media dispuso de una puerta situada en el lateral de un torreón que permitía el acceso de forma acodada al barrio de Alcalá, la situación hizo que fuera denominada como puerta de Alcalá en los documentos. Este barrio se disponía durante los siglos XII y primera mitad del XIII en una ladera aterrazada al pie del palacio de los gobernantes de época almohade. Cuando el castillo pasó a poder del rey de Castilla en 1244, este barrio comenzó a ser habitado por los nuevos pobladores que reutilizaron las casas anteriores y edificaron la ermita de San Clemente muy cerca de la puerta de Alcalá.
Cuando en el siglo XV, las nueva leyes contra los judíos les obligaron a vivir fuera de las ciudades, el rey permitió habitar a los judíos lorquinos en el barrio de Alcalá del castillo y les autorizó a construir sus casas, la sinagoga y otras edificaciones en esta zona, la puerta empezó a ser denominada como puerta de la Judería, como aparece citada en los documentos de censo del Concejo de Lorca del siglo XV, y por ella se accedía, tanto a la judería como al barrio cristiano ubicado en la parte oriental del castillo.
La nombre con el que se refiere el Padre Morote (1741), al acceso abierto en un torreón de la muralla norte del Castillo, es el de puerta del Pescado, puerta que miraba al río y por la que se bajaba al barrio de Santa María.
Durante la fortificación del Castillo a principios del siglo XIX con motivo de la Guerra de la Independencia, la puerta del Pescado fue tabicada para dedicar el espacio interior del torreón a polvorín.
A lo largo de los más de ocho siglos que tiene esta puerta ha sido denominada de diferentes formas (Alcalá, Judería y del Pescado) y su función fue la de permitir el acceso al castillo desde la ciudad, por un camino en pendiente dispuesto en la ladera que bajaba al barrio de Santa María. Camino que fue desapareciendo al no ser utilizado tras ser tapiada la puerta. Durante el año 2014 el vano de la puerta fue recuperado como un mirador que permite ver la ladera, parte del cauce del Guadalentín con la ribera de San Miguel y la opuesta, así como los montes de gredas de Serrata. Vistas semejantes a las que tuvieron todos los que salían de la fortaleza por esta puerta desde su construcción en la Edad Media hasta su tabicado en el siglo XIX.