Vecinos de la Torrecilla y Campillo se manifiestan por la falta de ayudas e infraestructuras desde la riada de 2012.
Todos los grupos políticos representados en el Ayuntamiento de Lorca se pusieron ayer de acuerdo para pasar unas horas junto a los vecinos afectados por las inundaciones del 28 de septiembre de 2012, apoyándoles y sumándose a sus reivindicaciones para que se agilicen los trámites que aún siguen en marcha, después de 7 años, para evitar que se repitan situaciones como las de aquella fecha, aunque hace tan solo unos días recibieron un aviso de que lo ocurrido con motivo de la Riada de San Wenceslao podría repetirse de un momento a otro.
Bajo el lema ‘7 años de espera. ¿Empezarán a trabajar ya? Nos va la vida en ello’, los afectados por las inundaciones de 2012, con motivo de la riada en las pedanías lorquinas de Campillo y Torrecilla, han salido de nuevo a la calle para exigir a las administraciones que cumplan con la promesa de solucionar un problema que se ha vuelto a repetir como consecuencia de la última gota fría.
Los asistentes al encuentro de ayer realizaron un recorrido de algo más de tres kilómetros. Entre ellos estaba el alcalde de Lorca, Diego José Mateos, quien reconoció que «los afectados de 2012 no han recibido nada al no haberse declarado la zona como catastrófica, pero lo peor es que todavía, siete años después, aún no se han ejecutado las infraestructuras previstas para que situaciones como esa, no se vuelvan a repetir». El alcalde considera que «hay que actuar cuanto antes», señalando que «tendremos que seguir el camino que nos indiquen los técnicos como el más razonable y eficiente a la hora de llevar a cabo las expropiaciones que sean necesarias con el fin de poder encauzar el agua hasta la Rambla de Biznaga y evitar los encharcamientos que se producen en Campillo».
En Campillo aún siguen desaguando agua desde las últimas lluvias,»como si se tratase de un lago», según el presidente de la asociación vecinal, Joaquín Giner. La solución pasa por construir cauces que lleven el agua procedente de las ramblas y brazales que atraviesan la zona hasta el Puente El Bao y desde allí hasta la Rambla de Biznaga. De momento se ha construido una zanja de más de dos kilómetros de longitud por la que sigue saliendo agua.
Reconoce, no obstante, que por parte del Ayuntamiento, en terrenos de la Confederación Hidrográfica del Segura y con cargo a una partida de dinero procedente del gobierno central «se ha construido un pequeño cauce entre los puentes de la autovía y El Bao, que aún estando sin finalizar, ha cumplido una función muy importante como ha sido la de absorber el agua». El proyecto servirá para conectar el agua con la rambla de Biznaga. Los vecinos siguen pendientes de que la Comunidad proceda al ensanche de los puentes para obtener una mayor capacidad de desague.