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UNA JUDERÍA ESCONDIDA DURANTE SIGLOS DENTRO DE UN CASTILLO

Este tesoro arqueológico del barrio de Alcalá de Lorca invita a hacer un excepcional viaje en el tiempo por la localidad murciana. Por Rocío Periago - NG

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UNA JUDERÍA ESCONDIDA DURANTE SIGLOS DENTRO DE UN CASTILLO.

UN BASTIÓN MEDIEVAL CON DOS TORRES

El castillo de Lorca (Región de Murcia) se erige imponente, dominando un extenso territorio. Construido sobre un cerro habitado desde la prehistoria, la fortaleza tiene un origen medieval, cuando Lorca estaba bajo dominio islámico en el siglo VIII. En el año 1244, con la capitulación de la ciudad al infante Alfonso, el castillo pasa a ser uno de los bastiones más importantes del reino de Castilla, ya que era zona fronteriza con el reino de Granada. Durante el siglo XIII, el rey Alfonso X El Sabio manda fortificar el castillo y se construyen las dos torres que podemos observar hoy en día: la principal o del homenaje llamada torre Alfonsina, y la del extremo occidental, llamada torre del Espolón. Toda la fortaleza, incluidas ambas torres, sufrieron importantes daños a raíz del terremoto de 2011, aunque en la actualidad ya han sido restauradas y están abiertas al público.

UNA JUDERÍA ENCASTILLADA

Se deducía la presencia de judíos en Lorca por documentos del Archivo Municipal. Sin embargo, hasta comienzos del siglo XXI, con las excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de la construcción del Parador Nacional, no había restos que confirmaran su presencia más allá de esos documentos. Los judíos en esta zona se dedicaban a la ganadería, la agricultura, al comercio o a trabajos propios de zonas fronterizas, como mensajeros o al rescate de cautivos (alfaqueques) y también a la recaudación de impuestos (alcábalas). En 2003 es cuando aparecen los restos de la sinagoga y del antiguo barrio de Alcalá, la judería de Lorca. Su singularidad está en que era un barrio que se encontraba en el interior del recinto del castillo, en su parte no destinada a uso militar, y que las viviendas eran especialmente grandes. Hoy en día se han identificado hasta 18 casas, la sinagoga, los restos de una carnicería y de un taller de vidrio.

UNA SINAGOGA DE UN VALOR EXCEPCIONAL

La sinagoga fue construida en el siglo XV y su principal característica es que, una vez abandonada, no tuvo otros usos, por lo que sus ruinas se mantienen tal y como las dejaron los judíos al abandonar la Península Ibérica en 1492. Aunque fue sometida a un paulatino expolio con el paso de los siglos, tiene un valor arqueológico excepcional al ser de las pocas en España que mantiene íntegros sus elementos distintivos. Con unas dimensiones de 20×10 metros, se encuentra cerca de los restos de la antigua ermita de San Clemente, también bajomedieval. Sin embargo, la sinagoga fue construida en una vaguada, ya que no estaba permitido que fuera más alta que las iglesias cristianas. En su interior, aparte del suelo de ladrillos en espiga, se pueden apreciar diferentes elementos que destacan su uso religioso: los asientos o bancos corridos, el hejal donde se encontraba un armario que guardaba la Torá o la tevá, que era una tribuna desde donde se realizaba la lectura del libro sagrado.

LAS HUELLAS DE LA ESPAÑA JUDÍA

En el interior de la sinagoga se encontraron unos 2.600 fragmentos de lámparas de vidrio que se utilizaban para iluminar el templo. Después de un intenso trabajo de restauración, se han podido reconstruir 27 lámparas, que son únicas en el mundo por su importante valor histórico. Actualmente 26 de ellas se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico Municipal de Lorca, y otra se encuentra cedida temporalmente en el Museo Sefardí de Toledo. Otros elementos significativos para identificar la judería y que aparecieron en algunas casas, fueron restos de candiles utilizados para celebrar la Jannuká y restos de una carraca para la fiesta Purim, dos festividades judías.

Todos estos elementos se pueden ver en el Museo Arqueológico Municipal de Lorca, donde se encuentran expuestos también trozos de cerámicas y objetos de uso cotidiano como dedales, anillos o agujas, así como restos de azulejos y yesos de la sinagoga. En un basurero cercano aparecieron residuos de huesos de animales que, una vez analizados se comprobaron que no pertenecían a cerdos y que habían sido matados según el rito kosher. Todos estos elementos tienen un importante valor arqueológico porque permiten conocer cómo vivían las poblaciones judías en el siglo XV.

UNA VISITA CARGADA DE HISTORIA

Después del abandono de la judería con el decreto de conversión de 1492, la zona quedó en desuso y el paso del tiempo fue cubriendo los restos con tierra hasta quedar completamente tapados.

La singularidad de ser una judería encastillada, el buen estado de conservación de la sinagoga y que no hubiera sido transformada posteriormente en iglesia, así como la relevancia de los restos arqueológicos encontrados, principalmente los fragmentos de vidrio de las lámparas, fueron los elementos clave que permitieron que Lorca entrara a formar parte de la Red de Juderías de España en 2019. Actualmente continúan las excavaciones en el castillo, por lo que pueden seguir apareciendo nuevos hallazgos arqueológicos.