EL CERRO DEL BUITRE Y EL CANAL DEL LUCHENA
Hemos comenzado la jornada sobre las 8:30 h cuando la mañana todavía estaba fría en las inmediaciones del cauce del río Turrilla, cauce que hemos cruzado por una zona donde el agua no estaba muy profunda saltando sobre piedras y siguiendo al amigo Juan Sánchez que nos ha conducido hacia el denominado Canal del Luchena, infraestructura hidráulica construida en el siglo XX y que en la actualidad se encuentra abandonada y en desuso. La primera parada ha sido en el tramo del acueducto con más alzado, formado por dos esbeltas arcadas superpuestas que sostienen el ancho canal de más de 1.5 m de anchura. Es una obra importante que traía el agua desde los Ojos del río Luchena hasta al embalse de Puentes con una longitud de unos 17 km.
Hemos continuado la ruta viendo diferentes tramos del acueducto que discurre en paralelo al cauce del río y subiendo por una pista abierta entre gredas que asciende hacia el cerro del Buitre. La mañana se ha puesto más agradable con la subida del sol que ha traído un cielo despejado y muy azul característico de estas latitudes. Cuando la pista ha finalizado hemos tomado una senda que nos ha llevado entre pedrizas salpicadas de arbustos y espartos hacia las crestas del cerro pobladas de pinos y desde donde se tenían unas inmejorables vistas al altiplano de la Zarcilla de Ramos recorrido por los ríos Turrilla y Luchena, y más abajo la cola del pantano de Puentes donde se unen los ríos que forman la cabecera del Guadalentín. Al fondo se perfilan las sierras del Gigante, Culebrina, Pericay y Peña María y más lejos, hacia los Vélez se percibe el estratégico cerro donde se levanta el castillo de Xiquena, hacia los Ojos el castillo de Luchena y hacia levante las torres del castillo de Lorca.
Un paisaje excepcional por donde discurrió la historia de Lorca desde los cazadores del Paleolítico Medio hace más de 30.000 años que buscaron su sustento en las inmediaciones del río y habitaron en el Abrigo Grande del Cerro Negro, hasta los habitantes del primer poblado construido en este territorio a fínales del Neolítico denominado El Capitán y que fueron enterrados en los catorce megalitos de tipo “rundgräber”, construidos con grandes ortostatos de piedra que delimitan una cámara de planta circular o poligonal situada en el centro de un túmulo formado por varias hiladas de piedra.
Hemos continuado por la cumbre del cerro hasta llegar al vértice geodésico, donde continúan las bellas vistas que se completan con la paisaje de las montañas del otro lado, donde destaca la sierra de Tercia y la fondo sierra Espuña, con la predominante Muela. Se aprecian los montes poblados de pinos de repoblación que lucen un verde profundo y muy limpio, tanto como el ambiente que respiramos.
Comenzamos a descender por laderas pedregosas de fuertes pendientes salpicadas de espartos y de pinos, hasta llegar a un ramblizo que nos lleva hasta una nueva pista. Nos dirigimos por el ancho camino de nuevo hacia el cauce del Turrilla, dejando atrás varias caleras circulares que quedan al borde de la pista. No sabemos exactamente cuando fueran explotadas las caleras pero se pueden relacionar con una forma de vida extinta, cuando se encalaban periódicamente las casas y se construía con este material. Llegamos de nuevo al tramo del canal por donde empezamos la jornada y nos acercamos a verlo de nuevo con la gran luminosidad del mediodía, subimos a su parte alta y andamos sobre el canal. Desde allí he pensado en otros acueductos y salvando las distancias, este tramo del canal del Luchena, me ha recordado al afamado acueducto romano de Pont de Gard en la Provenza francesa. Al finalizar la ruta hemos mirado a las alturas del cerro del Buitre donde se distinguen los abrigos empleados como sepulcros durante el III milenio a.C. por las gentes que habitaron en las inmediaciones del Cerro Negro.
Una bonita jornada caminando 12 km y disfrutando del patrimonio natural, hidráulico y arqueológico en una de las hermosas pedanías altas de Lorca en muy buena compañía. Una ruta muy recomendable y de dificultad media.