LA FRONTERA ENTRE LORCA Y LOS VÉLEZ DESDE LA SIERRA DEL MAIMÓN.
Cuantas veces había leído sobre el territorio fronterizo entre Lorca y Los Vélez durante los últimos siglos de la Edad Media y cuantas veces había contemplado la franja de territorio fronterizo configurada por el valle del río Vélez y las sierras que lo flanquean desde los castillos de Tirieza y Vélez- Blanco. Pero he tenido que subir al alto Cabezo de la Jara y a las cumbres de la sierra del Maimón para comprender mucho mejor las características de este espacio fronterizo. Desde ambas sierras se ve todo un amplio entorno que abarca desde el mar hasta las montañas del interior, los valles de ríos y ramblas, los núcleos de población dispuestos cerca de las vías naturales de comunicación para el control visual del territorio y sobre todo un amplio espacio árido, montañoso y despoblado que fue frontera durante más de 250 años entre los reinos de Granada y Castilla.
Subir al alto vértice geodésico del Maimón es complicado por las empinadas cuestas llenas de graveras producidas por la erosión, por las crestas rocosas y por los arbustos espinosos donde abundan los maliciosos cojines de monja. A media ladera buscamos el “ojo” o “arco” del Maimón, una curiosa y espectacular formación caliza que permite una visión enmarcada de las estribaciones de la sierra de las Estancias flanqueando la vía de comunicación que lleva a Chirivel. Volvimos a subir por la pendiente con muchas pedrizas para llegar a la cresta de la sierra donde una senda nos lleva al pie del vértice geodésico, al que accedimos por la ladera más abrupta. Al llegar te sorprenden las vistas, a uno y otro lado se encentran las tierras de Almería con las poblaciones de María, Vélez Rubio y Vélez Blanco, destacando su espléndido castillo. Y al este se encuentra el valle del río Vélez y en el centro de este, un pequeño y significativo cerro donde se conservan los rojizos tapiales que configuran las murallas del castillo de Xiquena. Cogiendo una bocanada de aire puro y limpio, comenzamos a descender por la misma dificultosa ladera, volvemos a pasar por debajo del “ojo del Maimón” y continuamos bajando la dificultosa pendiente entre piedras y graveras, haciendo algún receso para descansar los tobillos y mirar hacia oriente donde queda la histórica frontera.