LOS CAMPANARIOS DE LA CIUDAD DE LORCA
Con anterioridad a que se levantara la cuarta muralla de Lorca, formada por los altos edificios de la actual avenida Juan Carlos I, el viajero que se acercaba a Lorca podía disfrutar mirando las numerosas torres que destacaban en la ciudad.
En lo alto de la ladera orientada a sol naciente se anclaban y aún lo hacen, las torres más antiguas anejas a las iglesias de San Juan, San Pedro y Santa María. Al pie de la ladera destacaba la imponente torre de la colegiata de San Patricio y las más modestas del Reloj, del Colegio de la Purísima y de la iglesia de Santiago. Si se bajaba hacia al camino de Nogalte, allí estaba el torreón de San Francisco y los pequeños y simétricos campanarios espadaña de la iglesia del Carmen. Y si dirigían los pasos hacia las huertas y las alamedas se encontraban con el pequeño y huérfano campanario de San Mateo y las tres torres de Santo Domingo. El paseante podía pisar algunas de las sombras de estos torreones y sentir el tañir de sus campanas.
A pasado el tiempo y después del silencio que ha traído el confinamiento, han vuelto a sonar las campanas para llamar a misa y en los primeros paseos hemos pisado algunas de las sombras de las torres sin darnos cuenta, torres que a pesar de los avatares y del tiempo aún sobresalen en el paisaje de la ciudad de Lorca.