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¿Sabias que en Lorca hubo un aeródromo militar?

Durante la guerra civil española de 1936 a 1939, se estableció una escuela de 🛩️🛫 aviación militar en territorio lorquino. Desde aquí varias promociones de aplicados y valientes pilotos realizaron su instrucción y llevaron a cabo misiones decisivas en la contienda.

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El aeródromo de Lorca en la Guerra civil española.

Algunos desafortunados accidentes durante los vuelos de aprendizaje provocaron bajas en el aeródromo. aviadores, alumnos y resto de personal de aviación vivían en Lorca.
Su vida cotidiana fuera de la instrucción era disfrutar del cine en el Teatro Guerra y de los paseos por la ciudad.
El aeródromo de la Alcanara y la Torrecilla, con sus pistas y hangares, son testimonio de los avatares de aquellas gentes en esos años…
Línea de las Moth y Tiger Moth de la Escuela de Vuelo y Combate en el verano de 1938. + CosasdeLorca.com
LLEGA LA AVIACIÓN A LORCA
A pesar de los numerosos ejemplos de cercanía citados ya, de la aviación republicana a Lorca, en la ciudad no hay fuerzas de aviación ni servicios militares. Sí los hay en Totana, en lo referente al aeródromo de La Hoya, pero sin casi relación con la «ciudad del sol». En 1936 ya ha sido atacada la base naval de Cartagena, también el aeródromo de Los Alcázares. En 1937
será atacada a las afueras de Murcia, la fábrica de guerra núm. 20, la de la pólvora de La Ñora, y continuará el castigo a la ciudad departamental, y en 1938 se unen nuevos objetivos murcianos: Águilas, Mazarrón y la base de La Ribera, y aunque la construcción de un nuevo campo de aviación en Lorca llevaba ya meses de trabajo, va a ser uno de esos ataques al aeródromo
18 de julio, el que va a provocar la llegada de algo más que otra pista de aterrizaje, una escuela de aviación entera.
A la derecha primeramente las Moth, en el fondo las Caudron. A la izquierda los Ni-52C.1 y al fondo a la izquierda los Chato, en el verano de 1938. + CosasdeLorca.com
En la madrugada del 20 de septiembre de 1938, un Heinkel E59B-2 del AS/88, un hidro alemán con base en Pollensa, Mallorca, bombardeó la base de La Ribera y el aeródromo 18 de Julio.4
Allí estaba situada la Escuela de Vuelo y Combate de la aviación republicana, así como el Cuadro Eventual de los Chato (pilotos con este curso terminado, y que en sus fases finales se hacía con el caza Polikarpov I-15, conocido por sus pilotos como Chato).
En primer plano el morro de un Chato que bien podría estar en La Alcanara de Lorca

Los desperfectos causados por el Zapatones (así se le llamaba a este bombardero a baja cota, visto por muchos de los alumnos del curso que a esa hora hacían gimnasia) se centraron en los hangares y depósitos de gasolina que provocaron grandes incendios. La base fue bombardeada de nuevo en las
noches y madrugadas del 10, 14 y 15 de octubre, y el 2 de noviembre, siempre por estos Zapatones, con resultados de carácter mediocre, pero que bastaron para frenar el trabajo de formación y entrenamiento que allí se llevaba a cabo. Toda la infraestructura de pistas estaba intacta, no así los hangares, pero este objetivo estaba ya bien localizado y era arriesgado continuar con sus actividades. Pronto fueron a trasladarse a otro lugar más oculto, y no valían los aeródromos conocidos o los que hay en el eje de la carretera nacional N-340. Las Cuevas de Reyllo estaba lleno de bombarderos Katiuska en el mes de octubre de 1938. Y en ese momento, final de mes, surge otra opción nueva, el campo de aviación de Lorca, el nuevo, bien oculto a los ojos de todos, casi en medio del valle, La Alcanara. Aunque habían empezado los traslados a otros aeródromos el día 21 de septiembre (El Palmar y Alcantarilla), se decidía el mes siguiente el emplazamiento de esta escuela y su cuadro eventual, y esta vez iba a ser un lugar mucho más discreto y alejado. Así, el 29 de octubre ya llegaban aquí los primeros aviones, y no era un mero tránsito, venían para quedarse.

Hangar taller del aeródromo de la Alcanara. COSAS DE LORCA

La jefatura de instrucción del arma aérea, localizaba un paraje situado en El Esparragal, alejado de las carreteras de Lorca a Águilas y a Pulpí, y por supuesto de la carretera nacional. Un terreno conocido como El Saladar, finca de Bujércal, iba a ser preparado para campo de aterrizaje. Desde el verano de 1938 en que comienzan los trabajos, hasta la llegada de los primeros aparatos, pasó poco tiempo. En pocos meses el terreno fue aplanado y preparado para recibir a los aviones de la Escuela de Vuelo y Combate, en vez de los cultivos habituales.
Lo más complicado parecería darle el nombre al campo de aviación:
– LORCA, ciudad de referencia donde se instalarían todos los servicios relativos, lugar de la vida de los pilotos y personal del campo, a la manera en que Totana le daba el nombre al campo cercano y a su escuela; nombre utilizado por los jefes de aviación y los lorquinos.
– SALADAR, zona inundable del valle del Guadalentín, término municipal de Lorca, pero en el que solo se asientan las construcciones auxiliares y no la pista de vuelo; curiosamente los vecinos del Campillo suelen nombrar así al campo de aviación, y también varios pilotos que en él volaron en la guerra.
– ESPARRAGAL, pedanía donde pertenecen los linderos sureños del aeródromo, entonces de Lorca, hoy del término municipal de Puerto Lumbreras; precisamente con este nombre se indican los fallecimientos en el Registro Civil de Lorca acaecidos en el campo de vuelo.
– BUJERCAL, finca enorme en la que se asentaba el campo de vuelo, lindante al Saladar, al otro lado del camino de Los Valencianos; así nombrado por los vecinos del aeródromo y en algunos escritos de los pilotos que en él volaron.
– ALCANARA, finca cercana al aeródromo y que da nombre a la carretera de la Alcanara de siempre, hoy llamada de la Almenara, que pasaba por el lindero del campo de vuelo; este nombre, aparentemente el menos apropiado es en cambio el que aparece como bueno en los documentos de aviación de los años 1939 y 1940, informes, listados, croquis y planos.
– EL CAMPILLO o PURIAS, también han sido asociados al aeródromo pero de manera más secundaria y no en documentos oficiales.

Plano de guerra del aeródromo de la Alcanara de Lorca. Archivo del Ejército del Aire. Villaviciosa de Odón.
En Lorca además se ubicó el campo de vuelo de La Torrecilla, a unos 4 kilómetros al sureste, por la carretera nacional, entonces citada como carretera de Murcia a Motril. Estaba en este paraje en los terrenos justo a pasar la rambla de Béjar, hacia la montaña. Era una pista auxiliar de 600 por 300 metros a lo largo de la rambla, y sin muchas construcciones, según informes de 28 de noviembre de 1938. Por poca utilización fue devuelto a sus propietarios al terminar la guerra. AlgEl aeródromo de La Alcanara, fue proyectado inicialmente como otra pista auxiliar pero pronto, fue considerado el lugar idóneo para albergar algo más grande, y por tanto más infraestructura. Esta finca expropiada de Bujércal permitió hacer una enorme pista de vuelo de 1.450 por 1.350 metros por la que se podía despegar en cualquier dirección. La gran pista era de tierra aplanada, los aviones despegarían a favor del viento, según indicase la manga, o la T (aparatos de medición del viento) ubicados en la pista. El terreno era considerado blando y no encharcable.
Lámina 1. Fotografía vertical de 10 de mayo de
1939 en la que se marca la zona del aeródromo de La
Torrecilla de Lorca.
Esta finca quedaba delimitada por la carretera de Lorca a La Alcanara, paraje final ya de Purias, y que estaba junto al cruce de esta carretera con la carretera a Pulpí. El otro lado era camino de Los Valencianos, que iba con dirección al Esparragal, en la zona en la que hoy hay una discoteca, un criadero de caballos y algunas fincas particulares. El hangar que se construyó como taller, justo en el camino citado (en el lado norte, paraje del Saladar), serviría como taller de reparación, tenía unos cuarenta metros y hoy se conserva en buen estado. Junto a él se construyeron los barracones del escalón rodado, personal de tierra como mecánicos, armeros, servicios generales y tropa. No se instalaron ametralladoras antiaéreas, tampoco se hicieron refugios, y el camuflaje natural para los aviones serían los árboles de la zona. La oficina y el cuerpo de guardia también se ubicarían por la zona del hangar, quedando hoy la obra, aunque algo derruida.
Los coches con el tanque de combustible, los camiones con la puesta en marcha de los aviones, y otros vehículos estaban al aire libre, simplemente.
Lámina 2. Imagen actual en la que se marca la zona del
aeródromo de La Torrecilla de Lorca. Google Maps.

EL AERÓDROMO DE LORCA EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Camuflados con los árboles. Los trajes de los pilotos, los paracaídas y otros accesorios de vuelo se guardaban en el hangar. Todo estaba las 24 horas del día vigilado por una compañía de aviación, y no se le permitía el paso a nadie civil. Pero eso solo fue al principio. Ya al final de la guerra, la compañía de vigilancia fue más necesaria por otros lares y fue remplazada por personal movilizado de la llamada «quinta del saco», a los que los propios profesores y mandos del campo de aviación, tuvieron que entrenar en el manejo de armas para los que se les acompañaba al monte a tirar un poco. El jefe de mecánicos, el capitán García y el jefe de taller, sargento Jover, siempre fueron de los más serviciales.
El aeródromo quedaba a unos once kilómetros del centro de Lorca. Varios edificios, que quedaban en el perímetro, fueron utilizados por el personal de aviación, unos 200 hombres: casa de la finca de La Alcanara, Rasera, de los Abades, algunas de ellas todavía hoy en pie. Todas estas casas de la zona no eran problema de cara a despegues o aterrizajes, pero sí algunos grande eucaliptos por la zona de los Abades. No se hicieron refugios, pero tampoco polvorines, sobre todo al almacenar solo las balas para los aviones armados, ya que todos eran de caza.
LA AVIACIÓN SE INSTALA EN LA CIUDAD
La Escuela de Vuelo y Combate se trasladaba al campo de Lorca, a finales de octubre de 1938, y con ella el Cuadro Eventual de Chatos (pilotos con el curso ya acabado, y con grado de sargento piloto, que se mantenían a la espera de un destino en el frente). Posteriormente también llegaría la Escuela de Transformación de pilotos de caza a sus instalaciones, desde Alcantarilla y también desde El Palmar, dos grupos.
Pilotos de la Escuela de Vuelo y Combate de la República con uniformes de trabajo. #COSASDELORCA
Iglesia de San Juan, Lorca, en diciembre de 1938, con los pilotos Trepat y Cuesta. #COSASDELORCA

Los pilotos llegaron en autocar a Lorca el 7 de noviembre de 1938, desde Alcantarilla casi todos, y con la anécdota de que el conductor enfermó de bronconeumonía y tuvo que ser ingresado al llegar, en el Hospital de Lorca hasta el final de la guerra. Algunos de los pilotos fueron a visitarlo durante su estancia en la ciudad. El campo no estaba terminado ese día pues al llegar los pilotos vieron a una brigada de hombres allanando los bancales con unos tableros tirados por mulos. Igualmente el hangar que se usaría como taller de reparaciones no estaba terminado. Se había precipitado el traslado debido a los bombardeos aéreos. Ya el mismo día 7 volaron algunas avionetas Caudron con los pilotos del Cuadro Eventual, desde Alcantarilla; y el día 12 del mismo mes lo hacían varias Moth y Tiger Moth.

Castillo de Lorca, en diciembre de 1938, con el piloto Cuesta y con los pilotos Fontbona y Trepat. Colección David Gesalí Barrera
Iglesia de San Juan, Lorca, en diciembre de 1938, con el piloto Fontbona y un amigo. Colección David Gesalí Barrera