Aunque esta plaza hoy pasa sin pena ni gloria para el resto de lorquinos que no viven por la zona, en el S.XVI y en adelante, fue una zona importante de nuestra ciudad, ya que en ella confluían el Porche de San Antonio y la Iglesia de Santiago.
Los cambios arquitectónicos en el recinto histórico son tangibles en muchos lugares, y en su mayoría con escaso acierto, pero tal vez sea en la pequeña plazuela del Ibreño en donde se ha perdido paulatinamente el ambiente original, sustituido por una serie de fachadas escasamente agraciadas.
Entre las desapariciones de edificios no hay más remedio que resaltar la que fue casa solariega de los Marcilla de Teruel Montezuma, familia asentada en la ciudad desde finales del siglo XVI. Su máximo representante en la actualidad es Juan Marcilla de Teruel Montezuma, duque de Montezuma de Tultengo, marqués de Tenebrón, vizconde de Ilucam y Grande de España, que mantiene su vinculación a Lorca, aunque vive la mayor parte del año fuera.
El inmueble fue derribado y sustituido hace años por un edificio de mayor altura que sólo conserva del original el escudo de la familia Marcilla. Tenía el número tres de la plaza y no resulta extraño que durante años, entre 1947 y 1957, fuera sede de la Casa del Paso Blanco, aunque no creemos que influyera en la elección del local el número de la casa.
SEDE ACADÉMICA
Música y Dibujo
En este mismo edificio fue en el que se instalaron, en el año 1932, la Academia Municipal de Música y la Academia de Dibujo, dos instituciones que tuvieron una gran importancia en la formación musical y artística de muchos lorquinos, y de las que fueron directores Pedro José Jiménez Puertas y Francisco Cayuela, respectivamente.
El primero de ellos nació en 1864, no se sabe bien si en el barrio de San Juan o en el de Santiago. Vivió en la calle Gigante y en la plaza de Ibreño, en la sede de la Academia de Música. Pianista, organista y compositor, estudió y vivió en Madrid donde conoció, entre otros, a Sarasate y Chapí y a Benito Pérez Galdós al que impartió clases de piano.
Cuando en el año 1928 llegó a la dirección de la Banda Municipal de Música tenía cerca de 70 años. Fue también director de la Banda de Música del Paso Azul y compuso varias obras para la Semana Santa lorquina. Falleció en esta casa del Ibreño en noviembre de 1946.
El semanario El Lorquino, en enero de 1957 publicaba una información en la que se decía que «parece ser que por las autoridades municipales se ha tomado en consideración el rápido arreglo de la plazuela del Ibreño, de tan singular belleza natural y tipismo.
A este efecto, y en recuerdo del gran músico local don Pedro Jiménez Puertas, que durante los últimos 25 años de su vida habitó en una de las casas solariegas que tanto abundan por dicho lugar, se piensa colocar, en el lugar donde se halla la actual y demolida fuente, un busto de este lorquino que perpetúe así el recuerdo de su nombre». Tal decisión, si es que la hubo, no llegó a hacerse realidad.
Tampoco se cumplió otro acuerdo de la corporación municipal, a petición de sus alumnos, de dar el nombre de Francisco Cayuela, tras su muerte en 1933, a la calle en la que vivió el pintor, muy cerca de la plaza. Nacido en el año 1874, Francisco Cayuela era profesor de dibujo y fue director de la Academia Municipal. Cayuela es muy conocido, no tanto por sus cuadros y las decoraciones de techos de locales comerciales y domicilios particulares, como por su gran labor de director artístico del Paso Azul en el, que creó bordados tan extraordinarios como el manto de la Virgen de los Dolores y el estandarte del Reflejo, por citar algunos de los más destacados.
QUEDA LA FUENTE
Un mejora de 1861
En el centro de la plazuela todavía se conserva una fuente de mármol blanco cuyo autor fue Joaquín Sánchez Fortún. Fue instalada allí en el año 1861, por el Sindicato de Riegos, dentro de un proyecto para mejora el abastecimiento de la ciudad aprovechando las aguas sobrantes del manantial de Zarzadilla de Totana.
De estilo ecléctico, a pesar de las reformas conserva del original el pilón de mármol, con forma de pináculo de cuatro facetas, con palmetas en sus cuatro aristas, coronado por un piramidilla rematada en una piña. En uno de sus lados hay una pequeña cartela que recuerda la institución que la construyó y la fecha de realización.
Fuente del Libreño
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La plaza en que está la fuente tiene forma de media circunferencia y plano ligeramente inclinado, y se generaría tras el derribo de algunas casas laterales de la calle. Es un ensanche irregular otrora rodeado de casas solariegas de fachadas blasonadas de familias que aquí vivieron tiempo atrás.
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