LA PUBLICIDAD Y LA PROMOCIÓN DOS COSAS SON
Vaya por delante que no vi el programa de Évole, y por lo tanto me voy a meter en meticulosos detalles, de eso que a veces nos pasa como con los arboles que no nos dejan ver el bosque.
Asentada esta primera premisa, el enfoque de este articulo no puede ser otro que hablar sobre las reacciones que ha provocado a uno y otro lado, a favor y en contra. Si filtramos las más viscerales que se han producido, en ambos sentidos, que siempre suelen estar un tanto desenfocadas por principio, llegamos, al menos yo, a algunas conclusiones:
En primer lugar, el enfocar el articulo en una sola Región de España sin hacer contraste con otras es de principio ya un tanto sesgado. Si no tenemos referentes con los que comparar posiblemente sean injustas las valoraciones. Es publicidad sin contrastar.
En segundo lugar, es evidente que en lo referente a la cadena alimentaria cuanto más se extremen las precauciones, la higiene y la seguridad en la misma para que los productos, sean de origen animal o vegetal, recuérdese lo que ocurrió con los pepinos de origen en Almería en Alemania hace poco tiempo; y después resultó que no era esa la causa de los problemas que allí se dieron, tanto mejor.
En tercer lugar, es una realidad incontestable que la producción masiva tiene unos costes en cuanto a que su calidad no puede ser la misma que la producción tradicional en la que haya pocas unidades, y que donde haya muchas unidades de producción a veces el control efectivo pueda ser más difícil.
En cuarto lugar, la necesidad de esas producciones masivas dadas las necesidades del mundo actual, necesidades básicas o sociales que se han ido desarrollando en el mal llamado a veces mundo civilizado, determinan que la concentración sea necesaria para mantener la maquina productiva.
Podría seguir, queridos lectores y amigos, pero no quiero aburrir con muchos más argumentos.
Lo que me lleva a una conclusión.
Para que la información no despierte el rechazo que ha producido la del programa citado, no se puede centrar en una sola empresa, y en una sola región, lo que hace que desdibuje, y tome partido el programa y los que lo llevan a cabo por aquellas zonas geográficas que no aparecen, y otras empresas a las que no se somete a tan exhaustivo control.
Esto no dejaría de ser anecdótico sino fuera porque puede afectar a un gran numero de personas y a sus familias que obtienen su sustento de la empresa a la que Évole sitúa en el centro de todas las críticas. Esto no quiere decir, en absoluto, que, si se dan algunas deficiencias en la misma, se han de solucionar inmediatamente.
Seamos capaces de distinguir entre una cosa y otra por el bien de todos. El rigor es inexcusable cuando se trata de temas tan susceptibles y con tantas consecuencias.