¡CUANTA COMIDA! por Antonio de Cayetano.
Aparte de la felicitación navideña, quizá que esta sea la frase que más se repita esta noche, la noche en que se celebra en familia el nacimiento de Jesús. Una celebración que como suele ser habitual, se festeja con una comilona familiar, bien sea en la propia casa o en la de los padres, hijos o hermanos. Una cena muy especial, a base de alimentos que no suelen estar presentes en el menú diario, comenzando con todo lujo de entrantes y entremeses y finalizando con turrones y otros dulces exquisitos. Un día en que los anfitriones tratamos de agasajar de una forma generosa a nuestros invitados, preparando y cocinando en exceso, incluso de una forma exagerada, siendo la noche del año que más comida desperdiciamos.
Si que al día siguiente se suelen comer las sobras que han quedado, pero siempre hay una parte que termina yendo a la basura, cuando si las celebraciones fuesen más razonables, todo sería muy distinto, agradeciéndolo el bolsillo, nuestro estomago e incluso el planeta. Pero somos así, no conformandonos con menos, pues ¡un día es un día! Según un reciente estudio, España es el país europeo donde más se gasta en Navidad, con una media de 633 € por familia, seguido de Reino Unido con 614, Italia 529 y Alemania 484. Siendo más del 30% de este gasto lo que se destina a comida, alimento que según otro informe, acaba en la basura más de una cuarta parte del mismo. Pero no solo en estas fechas, también durante el resto del año el 18% de los alimentos que se compran se tiran a la basura, sobretodo frutas, verduras, hortalizas y pan.
A lo que hay que añadir las sobras de lo cocinado, no solo en nuestros hogares, sino también en los restaurantes que visitamos. Cuando si fuésemos más comedidos y más moderados en cuanto a la exigencia de lo que pretendemos comer, quizá las cantidades fuesen más justas, más proporcionadas. Igual pasa cuando compramos, que lo hacemos como si no hubiese un mañana, conservando el instinto animal de almacenar para después, cuando hoy tenemos al momento todo cuanto podamos necesitar. Pero así nos van manipulando, adelantándose ya el consumo navideño hasta el mes de octubre, mes en que las grandes superficies comienzan a poner en sus estantes los productos de estas fechas, por lo que ya desde entonces empezamos a consumir más de la cuenta, pues al igual que compramos más cuando el estomago va vacio, comemos más cuando la despensa está llena.
Sin embargo, mientras que 1000 millones de personas en el mundo, se van a dormir con hambre, el 40% de la población es sobrecompradora. Siendo ya una enfermedad psicológica que requiere terapia, una enfermedad que ya la sufren un 16% de los adultos, cuando antes de la crisis eran adictos a las compras solo el 10%. Un comportamiento en el que influye el contagio social y la influencia de las personas de nuestro entorno, imitándolas en su día a día, igual que se hace con los juegos de azar o el consumo de bebidas alcohólicas, otro de los excesos que se hacen en estas fiestas, al ser la Navidad un evento social más. Una fecha que se utilizó en su momento para unir los paganos al cristianismo, aprovechando la fiesta del solsticio de invierno. Unas fiestas que por ese motivo no coinciden con el del verdadero nacimiento de Jesús, siendo una fiesta que igual celebran creyentes que ateos, que ricos o pobres.
Una fiesta cuyo último fin, es estar en compañía de nuestros seres queridos, celebrando el estar juntos un año más, aunque también se echa muy en falta a los que no están, a los que se fueron o a los que por cualquier otra circunstancia no pueden compartir mesa con nosotros. Pero no solo estos allegados deben de estar hoy presentes en nuestro pensamiento, también los millones de semejantes que todavía hoy pasan hambre en el mundo, a pesar de ser la alimentación uno de los derechos fundamentales del ser humano.
Feliz Nochebuena amigos! Deseo de todo corazón que esta noche sea compartida con vuestros seres queridos, así como que las personas humildes, desamparadas o carentes de cariño, encuentren en esta noche especial, el calor que los arrope y la luz que los ilumine.