LORCA Y LORCA por Antonio de Cayetano
Hace poco más de ocho años, nuestra ciudad fue noticia al producirse en ella un devastador terremoto, un fuerte seísmo que los vecinos de Lorca tardaremos mucho en olvidar. Y si rápido e intenso fue el sacudido, no lo fue menos la celeridad con la que se hicieron eco del suceso los diferentes medios de información nacional. Unos medios que por la premura de dar la noticia o por estar convencidos de que así era, no se molestaron en verificar nuestro gentilicio, utilizando en muchas de sus crónicas, términos erróneos para citar a los lorquinos, llamándonos lorqueños o lorquianos. Un adjetivo este muy divulgado y que se usa para referirse a todo lo relacionado con la obra de Federico García Lorca, el poeta y dramaturgo más insigne de nuestra época.
Un poeta que nació un día como hoy, un 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros (Granada) y que fue fusilado el 18 de agosto de 1936, un mes después de que estallase la guerra civil. Un literato que es conocido mundialmente por su apellido materno, por Lorca, paseándose por ello el nombre de nuestra ciudad por los diversos lugares donde concurre su vida y su obra. Una ciudad que posiblemente, sea el origen de su apellido y de sus antepasados por parte de madre. Un apellido que fue adoptado por muchos de los judíos conversos y de los moriscos que habitaban este territorio, una vez que fueron forzados a cristianizarse, tomando unos el nombre de algún árbol o planta y otros el de la ciudad más importante de donde procedían o de la que eran originarios (Lorca). Pero unos nuevos cristianos, que se vieron obligados a abandonar esta tierra tras la expulsión generalizada que se decretó a finales del siglo XV para los judíos y a principios del XVII para los moriscos, huyendo algunos de ellos hacia el Valle de Ricote y Sierra Espuña, lugares donde se refugiaron y camuflaron. Siendo a los pies de esta sierra, en la localidad de Totana, donde nació dos siglos después el bisabuelo del poeta.
Se trataba de Bernardo Josef de Lorca y Alcón, nacido el día 20 de agosto de 1803 como fruto del matrimonio formado por Isabel Alcón y Pedro de Lorca, hijo a su vez de Ginesa Madrid y Pedro de Lorca. Pero un totanero, que en 1827 y con 24 años de edad, abandonó su ciudad natal para trasladarse a Granada, haciéndolo en calidad de guardia del Cuerpo de Carabineros de la Real Hacienda. Aunque este es un dato, que a pesar de haber sido publicado por algún investigador, puede que no sea del todo cierto, ya que el cuerpo armado de carabineros, cuya misión era el de la vigilancia de costas y fronteras y la represión del contrabando y el fraude fiscal fue creado dos años después, concretamente el 9 de marzo de 1829, siendo en 1833 cuando pasó a denominarse Cuerpo de Carabineros de la Real Hacienda, ya sin fuero militar y de naturaleza civil. Pero lo que sí que parece cierto, es que en 1827 ya estaba Bernardo de Lorca en esta ciudad andaluza, según se desprende de los padrones municipales y otros documentos hallados en ella, en los que se refleja que tras ser carabinero, fue funcionario de Hacienda y cobrador de deudas después.
Una ciudad la de Granada, donde conoció a Antonia González Martín, unos doce años más joven que él y con la que se casó en 1840. Un matrimonio del que sobrevivieron cuatro hijos, Vicente, Antonio, Isabel y Francisca, casándose el mayor de ellos, Vicente, en 1968 con Concepción Romero Lucena, natural del vecino municipio de Santa Fe. Pero una mujer que quedó viuda apenas un año después, ya que Vicente falleció con tan solo 27 años de edad y dejando embarazada a su esposa, la cual dio a luz a una niña el 25 de julio de 1870. Una niña a la que en recuerdo de su padre se le puso por nombre Vicenta, Vicenta Lorca Romero, la que seria 28 años después la madre de Federico. Una niña que junto a su madre viuda, se crió en casa de su abuelo paterno, el cual había cumplido ya los 68 años. Una casa donde también convivían su abuela Antonia y sus tías Isabel y Francisca que estaban solteras, pasando la familia por una situación de pobreza que les hizo cambiar de vivienda en varias ocasiones por no poder pagar el alquiler. Doce años después murió su abuelo y al año siguiente, en 1883, cuando contaba con 13 años de edad, Vicenta entró en un colegio para niños pobres que se había fundado en Granada dos años antes, un colegio a cargo de una comunidad de monjas francesas que marcó a la adolescente por los rígidos métodos empleados para su educación.
Pero una disciplina que le sirvió para cursar entre 1888 y 1891 los estudios de Magisterio, obteniendo en diciembre 1892, plaza de maestra en Fuente Vaqueros, yéndose su madre (viuda) a vivir con ella a esta localidad de la vega granadina, ciudad donde murió a los pocos meses de llegar, quedándose sola la joven maestra. Una maestra de la que se enamoró Federico García Rodríguez, un acomodado y rico viudo once años mayor que ella y con el que terminaría casándose en agosto de 1897 y de cuyo matrimonio nació un día como hoy de hace 121 años, Federico García Lorca, el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del pasado siglo, un poeta cuya vida y obra es de sobra conocida por todos. Pero un poeta, que a pesar de estar vinculado con nuestra ciudad, de la cual procede su apellido materno y por el que es conocido universalmente, no tiene nada aquí que le recuerde. Si que nuestro teatro, entre 1932 y hasta final de la guerra civil llevó por nombre el de Federico García Lorca, pero un nombre que eliminó la dictadura franquista, retomando de nuevo el del actor lorquino, aunque nacido en Murcia, Ceferino Guerra.
Sin embargo, son muchísimos los municipios de la región y del resto de España, que le tienen dedicada una calle o plaza, siendo también varios los teatros de nuestro país que llevan su nombre. Llamando la atención que los municipios vecinos de Águilas, Mazarrón, Alhama, Bullas, Cehegín, Mula, Totana, Puerto Lumbreras o Pulpí por citar los más próximos, si que le tengan dedicada una calle y por el contrario el de Lorca, al que se le supone más vinculación con el poeta, al que le atan más motivos para ello, no tenga ningún espacio público que le recuerde. Creo que si el literato del Siglo de Oro, Pedro Calderón de la Barca, es digno de darle su nombre a una plaza de Lorca, a la del teatro, a la que anteriormente era conocida como plaza de Marín, no debe de merecer menos otro insigne literato que además, tiene como añadidura el difundir por todo el mundo el nombre de nuestra ciudad, la ciudad que con toda probabilidad está en el origen de sus antepasados maternos.
Por lo que desde aquí, pido a los nuevos ediles que hace unas fechas elegimos para que nos representen, tengan a bien de llevar a Pleno esta propuesta. Una propuesta que no es prioritaria ni de importancia, pero que tampoco lleva emparejado ningún gasto extra, solo la decisión de desarrollarla. Siendo el próximo 18 de agosto, en el 83 aniversario de su trágica muerte, una buena ocasión para que Lorca honre, homenajeé y ensalce al poeta más admirado de nuestro tiempo, a Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, a LORCA.