¿DE MANILA? NO, DE LORCA por Antonio de Cayetano.
Hoy se cumplen 44 años de un bulo que sacó a casi medio pueblo de sus casas, echándose a la calle apresuradamente para huir de la desbastadora tromba de agua que se avecinaba. Fue en la noche del día 23 de octubre de 1.973, cuatro días después de la terrible inundación que asoló Lorca y Puerto Lumbreras. Recuerdo que yo estaba en la cama, pues era una hora en la que solía oír alguna emisora de onda corta, pero esa noche sintonicé la emisora lorquina de Radio Popular, ya que se estaba emitiendo un programa especial con el fin de recaudar fondos para los damnificados de la riada, un espacio en directo al que llamaban los oyentes ofreciendo sus donativos. Fue durante la emisión de este programa, cuando saltó la alarma, cuando alguien llamó para preguntar si era verdad que había reventado el pantano, una pregunta a la que no se le supo dar una respuesta inmediata, extendiéndose rápidamente el rumor por toda la ciudad y su huerta.
Aunque me inquietó lo que acaba de oír, la verdad es que seguí acostado sin decir nada a la familia, esperando saber algo más de lo ocurrido, pues creo que la emisora puso música entre tanto. Pero no me dio tiempo a más, la calle se convirtió rápidamente en un estruendo, con gente vociferando y corriendo, aporreando las puertas para avisar lo que ocurría. Entonces di un salto y en cuestión de segundos toda la familia estábamos ya en la calle, huyendo despavoridos de la adversidad, sumándonos al éxodo de vecinos que buscaban una zona alta y segura donde guarecerse. Todo eran nervios y prisas, pero hubo quien se volvió para soltar al perro que había quedado en el patio, otros a coger algo de comida y abrigo y los más previsores, a recoger el dinero y todo cuanto de valor había quedado en su casa. Aunque al final nada hizo falta, ya que al llegar al lugar que habíamos elegido para distanciarnos de aquel peligro, supimos que el alcalde José María Campoy estaba hablando por la radio, dirigiéndose a la población con el fin de tranquilizarnos, anunciando que el pantano estaba en perfectas condiciones y que todo había sido una falsa alarma.
Nadie sabe de donde partió ese rumor, ese bulo que hizo que parte de la población se lanzase aterrorizada a la calle en busca de una ubicación segura. Dándose situaciones estresantes y de peligro, así como otras un tanto curiosas o divertidas, como la de alguno que salió en paños menores y luego le daba vergüenza volver así para su casa. O la de vecinos de la huerta, que partieron hacia Purias con los coches cargados de familiares y vecinos, y que una vez enterados de la falsa, no había forma de acomodar de nuevo dentro del vehículo a todos los ocupantes para la vuelta. En casa no teníamos coche, pero se dijo que algunas calles y carreteras parecían un circuito de fórmula uno por la velocidad en que salían algunos vehículos. No se tuvo noticia de que hubiese pasado desgracia alguna como consecuencia de este bulo, quedando todo en una anécdota más para contar, pero sí que podía haber pasado algo grave. Quizá que quien provocó la alarma no calculó sus consecuencias, o tal vez no fue intencionada y todo fue debido a que alguien manifestara que el pantano podría reventar por la gran cantidad de agua que acumulaba, y como siempre estamos predispuestos a crecer y a multiplicar los rumores, pues ya lo dimos por hecho, ayudando la pregunta de la radio para su total difusión.
Lo cierto es que la mentira es algo inherente al ser humano, propagándose a mayor velocidad que lo verídico, no dándonos cuenta de lo destructivo que puede ser cualquier bulo o del daño que puede producir un falso cotilleo hasta que no nos toca de cerca. Y yo desgraciadamente lo sufrí en mis carnes hace unas décadas, pasando entonces los peores días de mi vida, pues no hay arma más dañina ni más poderosa, que un rumor difamatorio. Una situación para la que no estamos preparados, no sabiendo cómo combatirlo, como actuar en ese momento para afianzar mi honestidad, que para mí, es lo más preciado de una persona. Acudí a la policía, pero ante rumores no podían actuar, tampoco mi abogado supo darme la rápida solución que en aquel momento yo necesitaba. Se me dijo que escuchar era una cosa y creer otra, que dejase pasar el tiempo, que el silencio era lo mejor en estos casos. Pero yo no podía esperar, pues como dice el refrán, “el que calla otorga” y el callar me haría culpable. Así que emprendí el otro camino que tenia, el de salir al paso, el de enfrentarme a la difamación de que era objeto, publicando en los medios un desmentido rotundo al rumor que circulaba en contra de mi buen nombre. Eso me alivió, me tranquilizó, pero quizá tuvo también el efecto contrario, ya que a quienes no le había llegado el boca a boca le llegó el comunicado, y como también dice otro refrán, “si el rio suena, agua lleva”.
Al final cada cual se quedaría con lo que más le interesara, pues destruir un bulo es mucho más complicado que lanzarlo, encargándose el tiempo de poner a cada uno en su lugar. Pero si algo saqué de aquella triste experiencia, es que poco hay que creerse de lo que nos cuenten o digan, aunque uno lo afirme y el otro lo asegure, porque la credibilidad de una mentira viene precedida precisamente por eso, por repetirse mil y una vez, disfrazándose entonces de verdad. Nos está pasando hoy con las redes sociales y los mensajes de Whatsapp, que se comparten una y otra vez sin saber su procedencia y si lo que dicen es cierto. Bulos que se van repitiendo con algunas variaciones, como el lanzado recientemente de un conocido refresco de cola, donde se asegura que la policía está investigando a un empleado de la factoría por haber introducido en las botellas sangre contaminada con sida, bulo que anteriormente ya nos había llegado con naranjas o plátanos infectados por el mismo virus. Igual ocurre con el del 088, el nuevo número de teléfono de emergencias para móvil, que aparece también de vez en cuando por las redes, así como el de esos llaveros con GPS que nos regalan y que luego se usan para localizarnos y robarnos. Lo mismo se dice de unos rumanos que van vendiendo perfumes por las casas, y que tras olerlos quedamos dormidos a su voluntad, siendo desbalijadas seguidamente nuestras viviendas.
Pero el que más me ha llamado la atención este verano, ha sido el de que el Cuerpo Nacional de Policía entraba en alerta 5, suspendiendo las vacaciones de sus miembros y marchando varias unidades para Madrid. Cuando ante esa supuesta alerta, no solo quedaría afectada la policía nacional, sino también la guardia civil, los dos cuerpos autonómicos e incluso las fuerzas armadas, siendo por otra parte una noticia que recogerían todos los medios informativos, al ser la alerta máxima de nuestro país y en la que nunca hemos estado. Pero sin embargo, la gente le dio total credibilidad y ha sido uno de los bulos más difundido, pues siempre estaba la cuñada o el amigo de algún policía que lo confirmaba. Y como este, una larga lista de comunicaciones que nos llegan y a las que le damos la máxima credibilidad compartiéndolas seguidamente, haciendo que la mentira se siga extendiendo, cuando solo hay que compartir la información que provenga de fuentes oficiales o medios de comunicación. Aunque a decir verdad, también estas pueden estar manipuladas y no ser tampoco fiables.
Ya pasó con el 11 M, en el que se nos mintió al principio con la autoría de aquellos atentados que causaron 192 muertos, poniendo incluso en duda la procedencia de la mochila que fue encontrada sin explotar en la estación del Pozo del Tío Raimundo, una mochila que fue la clave para seguir una pista y dar con los culpables de aquel horror. Pero el calvario vino después para el comisario que estaba a cargo de la comisaría de Vallecas, distrito al que pertenece la estación donde fue hallada, ya que se encargaron de correr un bulo que le destrozó la vida a él y a su familia. Un rumor en el que se decía, que la mochila había sido manipulada por quien dirigía la comisaria y sus colaboradores, todos afines al PSOE y con el solo objeto de culpar a otros de los salvajes atentados y echar al PP del poder. Bulo que afectó gravemente a la mujer e hijos del comisario Ruiz, que se veían señalados por la calle y por algunos medios próximos al gobierno de entonces, como el diario El Mundo y la Cope, entrando la hija y esposa en una profunda depresión. Un desánimo que acabó con la vida de Magdalena, la mujer del comisario y también policía, que no pudiendo aguantar más aquella situación, terminó por suicidarse, ahorcándose con una sábana en el hospital psiquiátrico de Madrid donde estaba ingresada, convirtiéndose en la victima 193 de aquellos atentados, aunque con la diferencia de que sus crueles verdugos jamás fueron juzgados y condenados. Descanse en paz.
Y es que nos manejan a su antojo, fomentando incluso la histeria colectiva, tal como se ha visto en estos días con las imágenes de las cargas policiales en Cataluña, imágenes que han sido manipuladas o corresponden a otros años y otros escenarios. Igual pasó con la imagen del toro que agonizaba colgado de un árbol en una plaza pública de Irún, noticia que se difundió por varios medios europeos hace unos meses, afirmando que era el castigo por la muerte de un torero en nuestro país, añadiendo que fueron ciento de personas los que asistieron al ahorcamiento del animal cuya agonía duró varias horas. Una noticia completamente falsa, aunque sí que es verdad que el torero vasco Iván Fandiño, falleció por una fatal cornada el 17 de junio pasado en una plaza de suroeste de Francia, lo del ahorcamiento del toro es un bulo de muy mal gusto y que deja en mal lugar al pueblo español, correspondiendo las imágenes que se mostraron, a un festejo que tuvo lugar en China, tal como se ve en la fisonomía de las personas presentes en aquella ejecución. También circula otro bulo que aquí difundió un diario regional, en el que se afirma que cuando un toro mata a un torero, toda la familia del toro es sacrificada en la ganadería, cosa que tampoco es cierta, aunque sí que es verídico, que Iscera, la madre del toro que mató a Manolete el 28 de agosto de 1947, fue sacrificada dos años más tarde para que no pariera más hijos “asesinos”. Pero aquellos eran otros tiempos, en que los mitos y las creencias estaban a la orden del día.
Aunque también hoy, siguen estando de actualidad las falsas creencias, asumiendo como verdaderos fenómenos como el “chemtrail”, (estelas químicas que causan daño a la población) creencias de las que la propia TVE se ha hecho eco, llevando un falso experto que aseguraba ser ciertas las afirmaciones de que se está fumigando la atmósfera, dándose los más variopintos motivos para ello, como el de detener y revertir la sobrepoblación humana, propagación de enfermedades o destruir el ecosistema entre otros. Cuando está demostrado que las diferentes estelas de condensación que dejan los aviones son solo debidas a la cantidad de calor que sale del motor a través de los gases de escape. Pero no solo la televisión pública ha recogido esta tontería, una más de las que estamos acostumbrados a oír o recibir cada día, sino que también lo ha hecho algún medio escrito como El Mundo. Pero sin aportar ninguna teoría científica, solo dejándose llevar por el sensacionalismo y por lo que les cuentan los sufridos agricultores, que al mirar al cielo en busca de lluvia, solo ven aviones y estas estelas, estelas que le han dicho que son veneno, al igual que las avionetas rompen las nubes.
Pero este es un tema que he tratado en más de una ocasión y del que hoy no toca hablar, aunque sean unos de los bulos más extendidos y al mismo tiempo más desmentidos por parte de los expertos, que afirman una y otra vez que todo es mentira, demostrando que solo la humedad, el agua que se transforma en hielo, tiene la propiedad de convertirse en estela y no cualquier otra sustancia. Lo que sucede es que hoy los motores de estos aviones de propulsión a chorro, son más eficientes y por ello producen más calor, calor que al convertirse en estelas las hace más numerosas y visibles que antes, ya que algunos de los motores antiguos no las producían. Pero dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, por lo que difícilmente se puede convencer a quienes no quiere saber la verdad y se dejan llevar por las afirmaciones de falsos científicos o de alguna otra asociación creada para difundir estas manipulaciones y engaños.
Y es que hoy la manipulación está a la orden del día, chantajeándonos emocionalmente para que pensemos de forma distinta de este u otro tema, de esta o aquella persona, haciéndonos creer algo que no es verdad, intoxicándonos con bulos destructivos como el publicado el 30 de agosto de 2015 por SOMATEMPS (una plataforma catalana de extrema derecha) y en el que se preguntaba porque Pedro Sánchez, el actual secretario general del PSOE, oculta la vida de su abuelo. Afirmando a continuación que es nieto de Antonio Castejón Espinosa, un oficial de infantería que llegó a teniente general, y que como comandante de la legión participó en la sublevación militar contra el gobierno de la II República. Un militar sanguinario que fue conocido por el sobrenombre de “el carnicero”, por llevar a cabo parte de los peores episodios de la contienda, destacando los fusilamientos de la población civil en diferentes barriadas obreras de Sevilla y en la provincia de Badajoz. Un militar que había nacido en Manila el 1 de junio de 1896, dos años antes de que Filipinas dejara de ser colonia española y que falleció en Madrid el 2 de julio de 1979, teniendo tres hijos fruto de su matrimonio con Mercedes Paz Genero, Manuel, Antonio y Mercedes Castejón Paz.
Pero no solo esa plataforma para la unidad de España sembró de dudas el origen de Pedro Sánchez, también en AME (Asociación de Militares Españoles), se afirmaba en un artículo de ese mismo año de 2015, el gran parecido del militar golpista con el líder del PSOE, además de extrañarse quien ello escribía, de que Pedro Sánchez no quiera nunca que saliera a relucir su segundo apellido, cosa que si que hacían sus antecesores en el cargo Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero, que eran precisamente conocidos por el apellido de su madre. También comentaba que en esto había gato encerrado y que la verdadera realidad, no era otra que Pedro Sánchez se avergonzaba de sus antepasados, de la figura de su abuelo por parte de madre. De la misma manera se expresaba Francisco Hervás en un artículo publicado en BENEMÉRITA AL DÍA y titulado “Porque será”, preguntándose además la causa de haber juntado el apellido Pérez con Castejón. Pero es que en el NOTICIERO UNIVERSAL del 11 de mayo de 2017, tras afirmar también el parentesco de Pedro Sánchez con el militar, añadiendo que este era más dictador que el propio Franco. Se decía que aunque es un hecho que Pedro procura ocultar entre sus amigos, negándose siempre a hablar de sus antepasados y alegando que hay que mirar al futuro, sus familiares cercanos sí que han confirmado que es nieto del militar franquista.
Así de maquiavélicos y destructivos son los bulos y los que los lanzan, bulos que una vez en el aire son imposible de parar, agrandándose al capricho de cada cual y añadiéndoles los comentarios más negativos e insultantes, al tiempo que se comparten una y otra vez con el fin de hacer el máximo daño a la persona de quien se habla. Que como en este caso, nada tiene que ver con el militar golpista, al que por otra parte se le exageran incluso los hechos en que tomó parte, con el solo objeto de deteriorar más si cabe al supuesto nieto. Nieto cuyo abuelo por parte de madre no procede de Filipinas como se afirma, sino que fue Lorca la tierra que le vio nacer, tal como aseguró Pedro Sánchez en una de sus visitas a nuestro municipio. Tampoco era militar, pues era dependiente de comercio, como tampoco se llamaba Antonio, sino Mateo. Mateo Pérez-Castejón Diez, hijo de Juan Pérez-Castejón Marín y de Isabel Diez Quesada, ambos nacidos también en Lorca. Mateo se casó con Inés Barrios Jiménez, natural del barrio madrileño de Puente de Vallecas, lugar donde tuvieron su residencia y donde nació el 21 de mayo de 1952, Magdalena Pérez -Castejón Barrios, que contrajo matrimonio el día 14 de agosto de 1971 con Pedro Sánchez Hernández, nacido en Anchuras (Ciudad Real) el día 12 de diciembre de 1950.
De este matrimonio nacieron Pedro y David Sánchez Pérez-Castejón, el primero político y economista, siendo el primer secretario general del PSOE elegido por la militancia y el segundo director de orquesta, conocido artísticamente por David Azagra. Y esta es la verdad y no otra, pero lo bochornoso de todo esto, es que quienes han lanzado este bulo han utilizado un apellido (Castejón), que nada tiene que ver con el que lleva el líder del PSOE (Pérez-Castejón), un apellido muy diferente aunque en su composición coincida con el del militar franquista, pero es que la madre de Pedro Sánchez se llama Magdalena y no Mercedes como la hija del militar, por lo que poco se han molestado en que la cosa tenga alguna similitud. Lo mismo podemos decir de la simpleza o lo absurdo del parecido de Pedro Sánchez con el militar, o lo poco convincente de que por eso prescinde de su segundo apellido, culpándolo a él de que en los medios no se mencione, como sin embargo sí que se ha hecho con Zapatero o Rubalcaba. Claro que por esa misma regla de tres, igual podríamos decir de José María Aznar, que casi nadie conoce que de segundo es López, y puestos a imaginar y lanzar falsedades, pues también podríamos decir que es por ocultar su parentesco con Alonso López, el conocido como Monstruo de los Andes, un asesino en serie que tras ser detenido, confesó la muerte de más de 300 niñas y jóvenes.
Igual pasa con Mariano Rajoy, del que tampoco se menciona el otro apellido, Brey. Apellido que en este caso, sí que podría haber motivos para avergonzarse, pues estuvo detrás de un mediático hecho delictivo, un secuestro que desmantelaron los GEO el 18 de junio de 2008 en un chalet de Almonte (Huelva), liberando a un empresario gaditano que llevaba encadenado y amordazado 16 días. Finca que era propiedad de uno de los integrantes de la banda, concretamente de Raúl Antonio Brey Abalo, primo de Rajoy y hermano del otro “famoso” primo del cambio climático, siendo condenado posteriormente Raúl, a la pena de 15 años y seis meses de prisión por esos hechos, según se recoge en la sentencia que hizo pública la Audiencia Provincial de Cádiz el 7 de abril de 2011.
Pero no por ello hay que remeter contra Rajoy, pues nadie estamos libres de tener alguna oveja negra en la familia, siendo cada uno responsable de sus actos sin que el parentesco implique afinidad alguna. Por lo que si Pedro Sánchez hubiese sido en realidad nieto de ese militar sanguinario, tampoco habría que reprocharle nada a él, pues a las personas hay que medirlas por sus acciones, por su valía o por lo que piensan, nunca por el comportamiento que tengan o hayan tenido alguno de sus parientes.
Como tampoco hay que dejarse llevar por las opiniones de los demás, y más si estas están basadas en falsedades o manipulaciones interesadas. Ya lo hemos visto recientemente con la elección del último presidente norteamericano, que se ha servido del engaño para ganarse la confianza de los electores, difundiendo bulos contra su contrincante y noticias falsas, como la que “El papa Francisco sorprende al mundo y apoya a Donald Trump para la presidencia…”, noticia que luego supimos había sido inventada para favorecerle.
Y es que tras la llegada de internet, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería, somos más vulnerables al engaño. Por lo que hay que desconfiar de mucho de los que nos llega, y más si carece de elementos verosímiles y se nos invita a compartirlo rápidamente, ya que así es como consiguen que se propaguen sus mentiras, mentiras que al difundirlas nos convierten en sus cómplices.