EL GIGANTE SAN CRISTÓBAL.
San Cristóbal es un santo de aspecto gigantesco y muy venerado al ser considerado el patrón de los viajeros. Aún sigue siendo la referencia para todo aquello que implique el riesgo del tránsito de la vida hacia la muerte. Recuerdo a la tata Olalla cuando llegaba el día 10 de julio, decir “quién le rece a San Cristóbal le avisará cuando vaya a morir”.
Era normal hace unos años que sobre el salpicadero de los coches hubiera una imagen de San Cristóbal. En el coche de mi padre iba pegado a un imán un relieve plateado del Santo y cuando cogíamos un bache se iba resbalando poco a poco, hasta que el copiloto, normalmente mi madre, lo cogía y volvía a poner en su sitio.
Cada vez que siendo niño cruzaba la puerta lateral de la colegiata de San Patricio, me impresionaba la gigantesca imagen de un hombre con un niño sobre sus hombros cruzando un río y apoyándose en una palmera. Más adelante leí que estas representaciones tan grandes de San Cristóbal en el interior de muchas catedrales y situadas cerca de la puerta por donde entran los fieles, está relacionado con la protección de todo el que lo viera. Así lo encontramos en la Catedral de Murcia en el lado del Evangelio, y también en la Colegiata de Lorca, pero aquí situado en el lado de la Epístola.
Estas imágenes según Díaz Cassou (Diario de Murcia, 31 de agosto de 1897) son tan grandes, no porque el Santo lo fuera realmente, sino porque la devoción popular creía que durante las epidemias de peste aquel que lo mirase no moriría en las veinticuatro horas siguientes a su contemplación.
Con motivo de la intervención en la colegiata de San Patricio tras los terremotos de 2011, la imagen de San Cristóbal fue restaurada. Se trata de una pintura mural realizada al temple en torno a 1750, posiblemente por José Rebolloso. El santo de gigantescas proporciones se presenta envuelto en un manto rojo (símbolo del martirio ocurrido en tiempos del emperador Decio), lleva al Niño Jesús sobre el hombro derecho portando una bola azul, que representa al peso del mundo sobre el Hijo de Dios.
En el ángulo izquierdo de la pintura está representado un humilde ermitaño con pobre vestimenta de color marrón que porta un farol, símbolo de la conversión al cristianismo del bueno de San Cristóbal, poniendose al servicio de los hombres con la misión de ayudar a cruzar el río a los peregrinos y a los viajeros. San Cristóbal hunde sus piernas en un amplio río en el momento de cruzarlo, que simboliza el paso de la vida a la muerte. Esta iconografía puede relacionarse con el personaje de la mitología clásica Caronte, barquero de los infiernos, que conduce a las sombras de los muertos de una a otra orilla de la Laguna Estigia.
Una de las esculturas griegas más conocidas y representativas del escultor Praxiteles, puede recordar la iconografía de San Cristóbal, se trata del dios Hermes que por mandato de Zeus transporta al niño Dionisyos, para que sea criado por las Ninfas.
Cuando se vuelva a abrir la Colegiata de San Patricio a los visitantes, cerca de la entrada verán la gigantesca y colorista representación pintada de San Cristóbal, cuya iconografía sigue la herencia de modelos egipcios, griegos, romanos y medievales. Anubis, Hermes y Mercurio condujeron a las almas de los difuntos y San Cristóbal, aún las acompaña para llegar al cielo.
Es muy recomendable leer el artículo de Mª Dolores García Cuadrado, 2000: “San Cristóbal: significado iconológico e iconográfico”. Antigüedad y Cristianismo, 17. Murcia, pp. 343-366.