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Europa revisa al alza las aportaciones recomendadas de vitamina D

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Europa revisa al alza las aportaciones recomendadas de vitamina D

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha presentado un completo informe, de 150 páginas, en los que se ha establecido los valores y el umbral recomendado de vitamina D, para mejorar la salud muscular ósea, sin tener en cuentra otros beneficios de esta vitamina como las relacionadas con los problemas cardiovasculares.

La agencia recomienda, por lo tanto, un aporte diario de 15 mg. De vitamina D ( 600 UI) para todo el mundo y 10 mg para los bebés, el triple de la aportación que actualmente está estipulada por la Agencia Francesa de la Seguridad Alimentaria (ANSES). Por lo tanto, se pone de manifiesto así la necesidad de garantizar un consumo suficiente de vitamina D.

Pero muchas personas se preguntan entonces ¿de dónde obtengo esta vitamina? ¿Es suficiente la dieta y la luz solar o son necesarias fuentes adicionales?

En primer lugar hay que destacar que la vitamina D es un nutriente único, ya que puede obtenerse tanto a través de la alimentación así como de la acción de la luz solar sobre nuestra piel. Es vital para el aprovechamiento óptimo del calcio por parte del organismo ya que promueve su absorción en el intestino, su deposición en los huesos y regula sus niveles en sangre.

En caso contrario, su carencia puede provocar trastornos óseos como el raquitismo en niños y la osteoporosis en adultos. Además, se ha descubierto, en otros numerosos estudios, que la vitamina D desempeña muchas otras funciones.

“La vitamina D es un nutriente único, ya que puede obtenerse tanto a través de la alimentación así como de la acción de la luz solar sobre nuestra piel”

¿Pero, de qué se forma la Vitamina D?

La vitamina D está formada por dos compuestos, la vitamina D2 y la vitamina D3, que tiene una estructura química ligeramente diferente. La vitamina D2, también denominada ergocalciferol, la produce la levadura y generalmente se añade a los alimentos. Si bien, la vitamina D3 (colecalciferol) es la que se produce en la piel al exponerla al sol y puede obtenerse a través de alimentos de origen animal.

Ambas formas se emplean en alimentos enriquecidos y suplementos alimentarios, aunque hay estudios que demuestran que la vitamina D3 puede ser más potente y estable que la D2, por lo que debería ser la que se utilizara para enriquecer los alimentos1.

La vitamina D de los alimentos

Cabe recordar que la Organización Mundial de la Salud OMS hace una recomiendación actualmente de un consumo diario de 5 µg (= 200 Unidades Internacionales (UI)) de vitamina D para niños y adultos hasta 50 años (incluyendo mujeres embarazadas y lactantes), 10 µg (400 UI) para personas de 51 a 65 años y 15 µg (600 UI) para los mayores de 652. Las recomendaciones nacionales sobre la vitamina D varían en función de los países de Europa, pero suelen ser cifras más elevadas6. Por otro lado, el Institute of Medicine (IOM) de Estados Unidos actualmente recomienda consumir 15 µg de vitamina D al día para personas de 1-70 años y 20 µg al día para los mayores de 70 años7. Estas recomendaciones del IOM publicadas recientemente reflejan un aumento significativo en relación con su edición anterior: el consumo recomendado de vitamina D se multiplica por tres en el caso de los niños y es entre 1,5 y 3 veces superior en el de los adultos hasta 70 años, lo que muestra el notable progreso de la investigación en el campo de la vitamina D.

Las fuentes alimentarias de vitamina D más importantes incluyen: el hígado de pescado, los aceites de hígado de pescado, el pescado azul, la yema de huevo (ver Tabla 1), y los alimentos enriquecidos como cereales, leche, mantequilla y margarina8.

 Tabla: fuentes alimentarías de vitamina D principales

Alimento Vitamina D (µg por 100 g)
Aceite de higado de bacalao 210.0
Caballa cruda 8.2
Salmón crudo 7.1
Salmón a la plancha 5.9
Yema de huevo 4.9

Fuente9

Los niveles superiores seguros de consumo fijados por el Comité Científico sobre la Alimentación son de 25 µg de vitamina D al día para niños de hasta 10 años y de 50 µg al día para el resto de la población8. Asimismo, el IOM ha situado los niveles superiores de consumo seguro diario de vitamina D en 25 µg para bebés de 0-6 meses, 37,5 µg para niños de 6-12 meses, 62,5 µg para niños de 1-3 años, 75 µg para niños de 4-8 años y 100 µg a partir de los 9 años de edad7.

Cuando la vitamina D deriva de la exposición al sol

En los casos en los la luz solar entra en contacto con la piel, el colesterol produce vitamina D. En concreto, es la fracción ultravioleta B (UV-B, 280-315 nm) de la luz solar la que hace que esta se forme a partir de su precursor, el 7-dehidrocolesterol. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda exponer la cara y los brazos al sol durante unos 30 minutos al día, evitando quemarse, para lograr una producción adecuada de vitamina D2.

Eso sí, con precaución. Por eso, cualquier excedente de esta vitamina liposoluble producido durante el verano puede almacenarse en el tejido graso para su uso posterior. Es imposible obtener demasiada vitamina D a través de la exposición solar debido a la existencia de un mecanismo autorregulador que provoca en los análogos no activos de la vitamina D la descomposición inducida por el calor.

 En líneas generales, las reservas de vitamina D no duran todo el invierno y en las latitudes europeas la luz solar no es lo suficientemente intensa en esta época del año como para producirla en cantidad suficiente3. Según la OMS, las personas que no salen de casa o las que se visten cubriéndose toda la piel presentan un riesgo especialmente alto de sufrir carencias de esta vitamina. Lo mismo sucede con las personas de piel oscura, ya que la pigmentación reduce la radiación UV-B que llega a las células productoras de vitamina D2. El uso frecuente y riguroso de filtros solares, habitualmente recomendado para protegernos del cáncer de piel, también bloquea la síntesis de la vitamina D4,5. Por ello, la vitamina D de origen alimentario desempeña una función muy importante.

¿Una cantidad insuficiente de vitamina D?

La mayoría de la población europea no cubre las cantidades recomendadas de vitamina D2. Para aquellos que tienen dificultades en obtenerla en los niveles adecuados a través de la luz solar y la dieta, los suplementos vitamínicos o los alimentos enriquecidos pueden ser una opción. Estudios recientes han mostrado que, por ejemplo, el zumo de naranja enriquecido puede representar una forma económica de contribuir a que la gente consuma la suficiente cantidad de vitamina D10.

En algunos países se han implementado con éxito programas de enriquecimiento de alimentos con vitamina D cuyo objetivo es llegar a una parte significativa de la población (como el enriquecimiento de toda la leche líquida en Canadá). Esto se ha comprobado al analizar el estado de vitamina D de la población de estos países. El enriquecimiento de alimentos (el obligatorio, además del voluntario) debe monitorizarse para tener en cuenta su impacto en el consumo total. Los programas obligatorios de enriquecimiento de alimentos con vitamina D tienen ventajas claras en comparación con los programas voluntarios, donde puede haber una gran variación en el enriquecimiento de nutrientes incluso dentro de la misma marca y categoría de alimentos (Ej: los cereales de desayuno).

Por estos motivos, para garantizar un consumo suficiente de vitamina D, la sanidad pública recomienda suplementos que proporcionen dosis diarias bien definidas, especialmente para grupos de riesgo como los ancianos y las mujeres postmenopáusicas, junto al aporte básico procedente de la dieta y los alimentos enriquecidos11.

Sea cual sea el enfoque adoptado, hay que tener en cuenta que el consumo diario total no debería superar el nivel superior de seguridad en relación con la edad de 25 y 50 µg (1000 y 2000 UI) al día que fijó el Comité Científico Europeo sobre la Alimentación8. Las personas con una mayor exposición al sol (lo que contribuye a la producción de vitamina D) deben tener cuidado para mantenerse dentro de esos límites seguros. Los síntomas clínicos del exceso de vitamina D (hipervitaminosis D) incluyen anorexia, pérdida de peso, debilidad, fatiga, desorientación, vómitos y estreñimiento8.

Los efectos beneficiosos de la vitamina D, antes y ahora

La vitamina D es importante para mantener los huesos sanos, además de ser necesaria para el funcionamiento de los músculos y el equilibrio. Su escasez puede derivar en un mayor riesgo de padecer fracturas. Además de fortalecer los huesos, los niveles adecuados de vitamina D reducen alrededor del 20-30% el riesgo de padecer fracturas derivadas de caídas, lo que constituye un problema significativo entre los adultos de más edad12. Otras áreas donde la vitamina D puede resultar beneficiosa son el declive cognitivo en los ancianos, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la diabetes y ciertos tipos de cáncer (de mama, colorrectal y de próstata)13-15. Sin embargo, el informe del IOM advierte que hay que realizar más estudios para confirmar estas relaciones7.

Exposición solar breve, alimentos y ejercicio

Para la población europea con riesgo de insuficiencia de vitamina D, la exposición diaria a la luz solar durante breves periodos de tiempo ayuda a garantizar su suficiencia a finales de primavera, verano y principios de otoño. Sin embargo, los veranos breves combinados con estilos de vida sedentarios en espacios de interior y la preocupación por el cáncer de piel hacen que sean más interesantes las medidas alimentarias como medio de satisfacer las necesidades individuales. Dichas medidas pueden incluir alimentos y suplementos enriquecidos con vitamina D, especialmente para grupos con un riesgo especialmente alto de no tenerla en una cantidad suficiente.

http://www.eufic.org/article/es/artid/Un-futuro-brillante-para-la-vitamina-D/